Desde un balcón teñido de rojo, una mujer observa el mundo con la certeza de quien ya lo domina.
No necesita tronos ni coronas. Su reino se construye con secretos, lealtades quebradas y pactos sin retorno.
Quien cruza su camino no sale ileso. Porque esta no es una historia de amor, sino de tentación, herencia y cicatrices que arden en silencio.
En un imperio tejido de sombras, el amor es una debilidad.
La venganza, un motor.
Y el poder… siempre cobra su precio.
NovelToon tiene autorización de Alicia Cardinali para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
CAPITULO 9: "Demostración de carácter"
Después del encuentro en la terraza con la joven.
Ya en su habitación.
Se pone a analizar todo lo que la mujer le propuso.
Lo que podría ser suyo si decide quedarse de su lado, pero sin dárselo del todo. Aun sabiendo que todo solo fue un vistazo. Una tentación.
Horas antes de la terraza.
Cuando estaba en la habitación, mientras estaba acomodando, mí ropa. Alguien golpeó la puerta donde, me avisaban, que la mujer. Ordenaba que volviera a la biblioteca.
Después de haberlo aceptado, empezar a vivir en la mansión. Me mostró todo lo que podría obtener.
Dejándome intrigado y no entendiendo como ella me envolvió.
Con solo recordarlo, me dan escalofríos.
Tras un panel que se abre con un botón debajo de un busto de mármol blanco. Apareció una puerta de madera tallada que se abre suavemente a mis espaldas.
Ella entra sin dar explicaciones. Y la sigue, recelosamente; entre.
El lugar parece una escena fuera del tiempo: paredes enteladas—(significado:*cubrir o reforzar con tela), en rojo oscuro, arañas de cristal filtrando la luz en destellos dorados, vitrinas con piezas antiguas de arte, sillones de terciopelo profundo y una chimenea encendida que rompe el silencio con su crepitar suave.
De pie, junto a una mesa baja, hay unas copas que ella llena con whisky de fina calidad escocés.
Extiende su mano y me entrega uno.
Lleva un vestido negro con bordes de encaje pálido, sobrio pero magnético.
Todo en ella parece cuidadosamente pensado para impresionar sin rogar. Solo ofrece.
Elyrah, (calmada, sin mirarlo aún)
—¿Alguna vez alguien te mostró lo que puedes tener sin pedirte que te arrodilles?
Él frunce el ceño. Sus pasos son cautelosos. Toma un trago para darse valor. Se acerca.
Con duda:—¿Esto es una prueba?
Ella se gira lentamente. Su mirada lo atraviesa.
No hay ternura, pero sí una promesa.
—No. Es una advertencia disfrazada de oportunidad.
(Toma un control remoto del mármol).
— Mira.
Pulsa un botón. Las cortinas de terciopelo se abren, revelando una habitación llena de cámaras donde muestra un lugar.
Afuera de la ciudad, en la oscuridad, un jardín oculto se ilumina. Al fondo, una casa señorial resplandeciente.
La gente entra y sale, sirviente en uniforme, vehículos de lujo. Risas y copas.
En una pantalla lateral, se activan imágenes: cifras en cuentas bancarias, acciones subiendo, licitaciones ganadas.
Todo con un solo nombre: M.B.R.
Doy un paso atrás.
Mirándo en la pantalla, sin demostrar un gesto.
—Podrías tenerlo todo.(recoge una carpeta de la mesa y la abre). Aquí están tus credenciales, contratos listos. Una propiedad. Un rango. Solo tendrías que quedarte.
—¿Y el precio?
Ella lo observa con una leve sonrisa.
— No es un precio. Es una lealtad. Y tú ya la has entregado antes, solo que no sabías a quién.
Lo tienta con un solo dedo, pasándole la carpeta.
Él la toma. Sus manos tiemblan apenas.
Asegurando:— No estoy pidiéndote nada esta noche. Solo quería que lo vieras. Que supieras lo cerca que estás. (Se acerca, rozando su hombro al pasar).
La próxima vez, podrías no tener opción. Solo deseo que elijas antes de que otros elijan por ti.
Ella se aleja, su perfume queda suspendido en el aire.
Él queda solo, mirando la carpeta abierta.
Y por un segundo, desea todo lo que ella le mostró.
Pero sabe que si aceptaba sería entregarse.
Y después lo de la joven, que aún no sé su nombre.
Me cita en la terraza.
Pase toda la noche, dando vueltas a todo lo que descubrí.
Eso apenas me dejó descansar.
A la mañana siguiente.
Narrador:
Elyrah, después de observar por las cámaras que los dos se habían confesado sus secretos a medias.
Necesitaba saber si él podría llevar a tomar decisiones sin titubear.
Le impondrá una prueba, no solo para medir su obediencia, sino para quebrarlo, para ver hasta dónde está dispuesto a llegar por mantenerse dentro del juego...
En la terraza principal, justo al amanecer.
Él es despertado antes de que salga el sol.
Lo lleva un empleado mudo, vestido de gris, hasta donde ella ya lo espera.
Está sentada, con una capa de color negro, que cubre una camisa color rojo de seda con bordados plateados. Una pollera acampanada color negro y unas botas de cuero, el cabello cubierto con un pañuelo para proteger su peinado.
Entre sus manos, una taza de café negro.
Ella no lo mira cuando él llega. Solo señala una silla vacía.
—Te costó dormir, ¿no?
—Un poco.
—Ojalá la falta de sueño sea por conciencia, y no por cobardía. Lo observa en silencio. Después deja caer una carpeta sobre la mesa.
—Tu prueba de hoy es simple.
—¿Tengo opción?
—Siempre. Puedes irte… y ser como los demás.
—¿Y si me quedo?
—Entonces vas a tener que demostrar tu valía.
Él abre la carpeta. Dentro, una hoja con la foto de un hombre mayor, elegante, aparentemente inofensivo.
Que el conocía.
Un nombre escrito en mayúsculas: RAUL, CASTELLANO.
Y una orden abajo, en tinta roja:
“Desenmascararlo. Humillarlo. O que no vuelva a hablar jamás.”
Con voz pausada y tranquila: —Este hombre es un aliado tuyo. Fue quien te puso aquí. Cree que te maneja. Pero yo quiero saber, hasta dónde estás dispuesto a arrancarte el pasado de la piel.
—¿Y qué hizo él?
—Nada que no hayas justificado alguna vez.
Solo que yo no necesito pruebas, necesito decisiones.
Él guarda silencio.
La mujer se levanta, se acerca y lo mira directo a los ojos.
—Si dudas, es porque todavía te importa algo.
Y a los que les importa algo, se les puede destruir.
Quiero verte hoy a las seis de la tarde. Con el resultado o tu renuncia.
Y se va. Deja atrás el perfume amargo de una advertencia. Y al hombre mudo, acompañándolo.
Iker, mientras analiza todo lo que sucedió, no solo en la biblioteca, también en la terraza con la joven. Y con la carpeta en la mano.
Tomo la decisión y el jardín guarda su secreto.
Sin saber que sería el quien debería descubrir el secreto que esconde el jardín. Y que el peso de lo descubierto, no imaginaba que pronto le pesaría.
Continuará...
Gracias 😊 querida escritora @Λlι Cαя∂ιηαlι✨ ♥️ por actualizar 😌 sigamos apoyando con me gusta publicidad comentarios y regalos ☺️🌻
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