Endeudada y sin dinero, engañada y traicionada, manipulada y desechada...yo solo quería que todo acabara, y si de verdad existía un infierno, pedirle a Dios el poder ver de nuevo, al único hombre que he amado realmente. Sin embargo, jamás pensé que mi alma sería arrebatada por una maquiavélica IA, quien con ayuda de un sistema, me obligará a entrar a la historia de terror, que yo misma escribí, con un único objetivo: convertirme en la esposa principal del villano y ayudarlo a traer el fin del mundo. ¿Será posible sobrevivir a mi propia creación?
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CAPÍTULO 11
Mientras esperaban que lo enlazaran con Valeria, procedió a prepararse un poco de café negro y sin azúcar. Le gustaba sentir lo agrio del café, junto con lo caliente, para así sentir una dosis de energía pura en su cuerpo.
Si bien había sido el quién provocó la situación actual de Serah, aquello no significaba que había dado la autorización de escalarlo a tal punto de que Serah estuviera por morir.
De tan solo recordar incluso cómo la habían dejado en el baño, cubierta de papeles sucios y agua de cañerías, sintió que la ira quería desbordarse en su interior, pero su mejor castigo sería hacerlos pasar por algo peor a la tortura que le hicieron a Serah.
—Señor—indicó el científico—ya se ha establecido un canal de comunicación con el sujeto de prueba.
—comuníquenme con ella, entonces—ordenó un poco impaciente.
El sonido del timbre de un teléfono se escuchó a lo largo de todo su despacho, mientras establecían las cámaras de seguridad que le habrían paso a observar en dónde estaba Valeria.
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Valeria, quién ignoraba el hecho de que estaba vigilada por cámaras ocultas, seguía caminando a ciegas por el lugar en el que la habían traído. No sabía exactamente en qué lugar se encontraba, tampoco la hora que era.
Solo recordaba haber sido traída de la fuerza, luego de escuchar un fuerte golpe tras bañarse, y ser noqueada por un extraño hombre vestido de negro. Al momento de despertar, en vez de ver su habitación o alguno de sus dos padres, estaba acostada en una extraña y podrida cama, dentro de una habitación que olía a humedad.
Estaba asustada, más asustada que el hecho de intentar esconder su participación en lo que había pasado con Serah y que la familia de Rebeca, pudiera hacerla en parte responsable de lo que le había ocurrido a ella, ya que de ser así, mi siendo la hija de un político importante, podría liberarse del poder y la influencia que tenía el clan Valentine.
Por eso, se escapó el día de ayer de la escuela y fingiendo tener un fuerte malestar estomacal, se encerró en su habitación e intentó eliminar todas las pruebas que traía encima, incluyendo el video que había grabado para mostrárselo al día siguiente a Rebeca.
—¡¿Hay alguien aquí?!—preguntó esta vez afónica.
Ya había perdido la cuenta de cuántas veces había gritado por ayuda, inclusive le pareció escuchar la voz de su novio Anthony, pero no veía nada o alguien en cada Rincón que ella exploraba de ese extraño lugar.
Lo único que podía hacer, era guiarse por las luces fluorescentes de emergencia que había en los rincones de las paredes y los techos, como si de un sótano subterráneo se tratara.
Algo extraño, ya que había despertado acostada en una cama, y que le daba la impresión de que se trataba de una cama de hospital. No obstante, una vez logró salir de aquella habitación, se encontró en un enorme lugar, desprovisto de presencia alguna más que la de ella.
—¡Anthony!—intentó gritar una vez más, pero le dolía demasiado la garganta.
Cuando se disponía a descansar un poco, sentándose en el piso y dándole la espalda a una columna, el sonido de una puerta metálica abriéndose detuvo sus planes. Volteándose, notó a lo lejos una extraña luz que parecía provenir detrás de una puerta oxidada.
Esperanzada, debido a la luz que emanaba, de qué se tratara de alguna salida, tomó fuerza de donde no las tenía, como si hubiera caminado una maratón, y se dirigió hasta dicha puerta.
Aunque estaba pesada, haciendo de palanca con su propio cuerpo, logró abrirla lo suficiente como para poder pasar entre la puerta y el marco de la misma. Sin embargo, gruñendo un poco debido al dolor, noto que se había cortado un poco con esta a nivel del brazo.
—¡Duele!—susurró intentando hacer presión en su brazo herido.
Pero el sonido de un teléfono fijo, hizo que se distrayera un poco del dolor. Y pensando tal vez que podría encontrar una forma de comunicarse con alguien que le ayudara o con sus propios padres para que enviara a alguien por ella, corrió por el lúgubre pasillo enfrente de ella hasta llegar a una segunda puerta pero esta vez de madera.
—¿Qué?—cuestionó confundida.
No sabía si era de noche o de día, ya que el lugar donde ella se había despertado estaba aparentemente bajo tierra, pero ahora había llegado a lo que parecía ser el vestíbulo de su escuela. No obstante, su escuela tenía una apariencia más deteriorada y vieja.
Lo único que podía ver, era la luz de la luna filtrándose por medio de las ventanas y el techo derruido, incluso podía observar como las raíces de los árboles de los patios interiores se habían colado dentro de la estructura.
Cuando intentó voltearse, para observar la puerta del lugar donde había partido, notó que esta había desaparecido. Dejando ver solamente, una pared de ladrillos donde se suponía, según sus recuerdos, debía estar una de las salidas principales de la escuela.
—¿Dónde estoy?—preguntó en un susurro, estaba asustada, su corazón aceleraba, y no dejaba de sudar.
Intentando analizar un poco más la situación, Valeria volvió a escuchar el mismo teléfono, por lo que pensando que tal vez pudiera hacer una llamada por el mismo, decidió buscar el lugar donde provenía y al parecer, se encontraba en el primer piso.
Viendo que el teléfono la guiaba a la oficina de la secretaria del director, sintió un poco de alivio y esperanza, ya que tal vez allí pudiera, si Dios estaba de su lado, encontrar a uno de los dos.
Su miedo aumentó, cuando al ingresar con su pijama mohosa y sucia, a la oficina de la secretaria, no observó a nadie, todo estaba en un estado deplorable. Lo único que había, era la mesa de la secretaria casi a punto de caerse y el teléfono fijo que seguía sonando sin parar, como si quisiera que ella contestara la llamada.
—¿Aló?—dijo tomando el teléfono con las manos temblorosas—¿hay alguien allí? ¡Por favor, ayuda!
—¡Señorita Valeria!—la voz de Solomon resonó al otro lado—¡Ya era hora de que contestará!
Ignorando, por la desesperación que tenía, aquellas palabras tan extrañas, sonrió mientras lloraba al escuchar la voz de su director. Tenía la esperanza de que este acudiera a su rescate.
—Profesor Solomon—con la voz temblorosa—¡ayúdeme, se lo suplico! Fui secuestrada y no sé...
—Si, ya lo sé—dijo Solomon, interrumpiendola de golpe—¿Pero por qué debería ayudarte? Piensa, señorita Valeria, ¿Por qué crees que estás allí?
Valeria quedó en shock, entiendo como su sangre se helaba, ante el tono de voz escalofriante de Solomon. Podía reconocer muy bien la voz del director de su escuela, pero el tono era distinto, había pasado de ser uno dulce y sereno, hacer uno profundo e intrigante.
—No...no entiendo—respondió asustada.
Cuando quería decir algo más, un gruñido como si de un lobo herido se tratara, resonó lejos de ella para un claro, como si el extraño animal que lo emitiera si estuviera acercando hacia donde ella estaba.
—Casi matas a mi prometida—dijo el director—así que quiero un pago por eso, ya que necesito recopilar unos últimos datos que me hacen falta antes de que comience la "purificación", tú me serás de mucha ayuda.
—¿Usted me trajo aquí?—preguntó comenzando a llorar—¡usted es un monstruo! ¡saldré de aquí y lo denunciaré!
—¡Oh, querida! ¿Acaso no has pensado en dónde estás?—preguntó divertido—digamos que, para hacerlo más sencillo, no estás en la escuela que crees conocer.
—¿Qué?—preguntó pálida.
—En fin, no tienes escapatoria—respondió Solomon—debes pagar por lo que hiciste ayer...
—¡Fue Rebeca! ¡Ella nos pidió hacerlo!—dijo ya desesperada.
—Me importa quién fue el autor intelectual, tú y tu novio fueron quienes la orquestaron—la interrumpió molesto—si Serah no hubiera estado a punto de morir, hubiera tenido un poco más de paciencia e incluso hubiera permitido que siguieran con su acoso, pero casi matan a la futura reina del nuevo mundo, deben de pagar por las consecuencias de sus actos.
—¿Reina? ¿Nuevo mundo?—preguntó nuevamente sin entender nada de lo que estaba diciendo el director.
—No es necesario que lo entiendas, aunque si quieres escuchar una última cosa de mí—dijo tras un breve silencio—te recomiendo que corras todo lo que puedas, ya que Anthony olió tu sangre y el pobre tiene mucha hambre.
Y con eso último dicho, cortó la llamada, observando todo lo que estaba ocurriendo con su estudiante a través de la pantalla de su escritorio.
Los psicólogos que estaban asesorando las pruebas habían recomendado que los sujetos de prueba estuvieran en completa ignorancia, pero el decirles un poco de lo que estaba pasando en ese momento, recordando lo que le había ocurrido a Serah, era innegablemente satisfactorio.
Que todo ese dolor, traumas, sufrimiento, arrepentimiento y remordimiento que tiene lo vuelva en coraje, valentía y poder de hacer lo que tenga que hacer para estar bien