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LAS DOS CARAS DE LA MONEDA.

LAS DOS CARAS DE LA MONEDA.

Status: Terminada
Genre:Venganza de la Esposa / Reencarnación(época moderna) / Completas
Popularitas:293.5k
Nilai: 4.9
nombre de autor: CINTHIA VANESSA BARROS

Antonella Bernal creyó en las fábulas románticas cuando contrajo matrimonio con Dreiner Ballesteros, su pareja de la universidad. Provenía de una familia humilde de clase media, mientras que él, aunque de antecedentes similares, tenía un ansia desmedida por el éxito. Esta ansia lo impulsó a trabajar sin cesar, lo que permitió que su pequeño negocio floreciera hasta transformarse en una empresa de renombre.

Todo empeoró el día que Paloma Valencia llegó a sus vidas. Heredera de un consorcio hotelero, Paloma era joven, hermosa y llena de confianza. Durante una reunión para firmar un contrato millonario, Dreiner dedicó la velada a elogiarla, dejando a Antonella en un plano secundario. La humillación la atravesó como un cuchillo.

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CAPITULO 10

CAPITULO 10.

La brisa marina era cálida y tenía un aroma salado cuando Dreiner y Paloma arribaron al elegante resort en la costa. El hotel, una obra maestra de diseño moderno rodeada de exuberantes jardines, era el lugar ideal para aquellos que deseaban huir de la realidad. . . o simplemente ocultarse de ella

Salieron del automóvil deportivo alquilado, riendo como si fueran jóvenes en una escapada. Paloma, vistiendo un ligero vestido de verano que apenas cubría sus muslos, se aferró al brazo de Dreiner, mirándolo con esos ojos llenos de anhelo que tanto le agradaban.

—Aquí no nos encontrará nadie, amor —murmuró en su oído mientras le daba un beso juguetón en el cuello.

Dreiner sonreía, rebosante de confianza y prepotencia. Su vida era perfecta. Había logrado todo lo que deseaba: una esposa que cuidaba su reputación ante los demás y una amante que alimentaba su ego.

Sin embargo, lo que no sabía, lo que no podía imaginarse, era que cada risa, cada caricia secreta y cada beso apresurado estaban siendo documentados desde la distancia.

Unos pasos más allá, camuflado entre los turistas, Gael, el detective, ajustaba con destreza el lente de su cámara profesional. Era un cazador paciente, frío y casi invisible en medio de la multitud. Cada imagen era una bala en el cargador de Antonella.

Gael se movía con agilidad, tomando fotos de la playa, del hotel, de las personas de vacaciones. . . y en medio de esas instantáneas, fijaba cuidadosamente su atención en Dreiner y Paloma. El clic del obturador casi no se escuchaba, registrando sonrisas cómplices, miradas llenas de deseo y gestos cercanos que no dejaban dudas.

Los amantes no se daban cuenta. Estaban completamente sumergidos en su propia burbuja.

Mientras disfrutaban del almuerzo en la terraza con vista al océano, Paloma se reía mientras le daba a Dreiner un trozo de fruta, ignorando las miradas curiosas de otros comensales. Él, rebosante de felicidad, acariciaba su muslo bajo la mesa.

—¿Sabías? —dijo ella con un tono juguetón—. Podríamos vivir aquí para siempre.  ¿Te imaginas? Sin leyes, sin mentiras. . . solo nosotros dos.

Dreiner soltó una risa despreocupada.

—Primero tengo que deshacerme de Antonella —respondió en tono humorístico, sin pensar en la malicia detrás de sus propias palabras.

Desde una sombrilla cercana, Gael captó el momento exacto en que Dreiner dijo eso, leyendo sus labios con claridad a través del teleobjetivo. Sonrió de lado. Cada palabra, cada acción, era una pieza más del rompecabezas que lo llevaría a su perdición.

Con la llegada de la tarde, cuando el cielo se tiñó de naranjas y violetas, Dreiner y Paloma se movieron entre las palmeras hacia su bungalow privado. Se besaban entre risas, tropezando entre sí, como si el mundo entero les perteneciera.

Gael los observó desde una distancia segura. Esa noche no necesitaba más pruebas; ya había reunido suficiente material. Guardó la cámara con delicadeza y se alejó sin ser percibido, su misión estaba completada.

Mientras tanto, en su propio mundo, Dreiner y Paloma disfrutaban de una noche llena de pasión, pensando que el peligro estaba lejos, sin darse cuenta de que la amenaza se acercaba rápidamente.

Los días que siguieron pasaron velozmente para Antonella. No había espacio para errores: cada decisión y cada paso era parte de un complicado juego de ajedrez contra el hombre que había robado más de una década de su vida. La vieja casa en las afueras, que alguna vez había adquirido con la esperanza de sorprender a Dreiner, se estaba convirtiendo en su escondite. Bajo su supervisión, los trabajadores quitaban los rastros del pasado: muebles viejos, paredes dañadas, suelos llenos de polvo. Ella renacía, al igual que el lugar. La luz iluminaba las habitaciones, simbolizando la libertad que empezaba a tocarla suavemente.

Al mismo tiempo, Antonella realizaba entrevistas con los postulantes para dirigir su nueva empresa, y Clara Morales fue quien logró destacarse.

Veintiséis años, una mirada determinada y un currículum que muchos desearían tener. Sin embargo, no fueron sus títulos ni sus logros lo que la convencieron: fue su sinceridad al expresarse y su leal compromiso, que prometía no traicionarla. Sin vacilar, la eligió.

—Esta empresa será mi todo. . . y puede ser lo mismo para ti —le comentó, mientras le entregaba los documentos del nombramiento.

Clara asintió, llena de emoción, y su sonrisa genuina devolvió a Antonella un destello de esperanza

En un gesto que significaba mucho más que las palabras, Antonella pasó las copias de los documentos confidenciales a Camilo, su abogado. La confianza ya no era parte de su esencia. Sin embargo, aquí estaba, confiando sus pruebas de vida a un hombre que apenas conocía, pero cuya personalidad y mirada le ofrecían una seguridad que no había tenido en años.

Camilo tomó la carpeta con una gravedad casi ceremonial.

—No estás sola en esto, Antonella —le dijo, con su voz profunda y reconfortante.

Ella mantuvo su mirada por unos segundos más, sintiendo como la presión en su pecho comenzaba a aligerarse. Por primera vez. . . ya no estaba batallando en sola.

Cuando Dreiner regresó a la mansión, Antonella se comportó con perfección. Con una sonrisa meticulosamente elaborada en su rostro, la cena dispuesta en la mesa y el aroma de su fragancia favorita en el ambiente. . . todo formaba una escena diseñada para resguardar su engaño. Cuando la puerta principal se abrió, un ligero escalofrío atravesó su espalda. Allí estaba, esperando en la entrada con una alegría fingida.

Dreiner, con un tono de bronceado y la disposición de alguien que ha pasado días llenos de disfrute y olvido. Sus pasos se escuchaban fuerte en el mármol mientras arrastraba su maleta, mostrando un cansancio como si su espíritu transportara una carga más pesada que su cuerpo.

Antonella se levantó con una sonrisa tierna, casi como de una niña.

—Te doy la bienvenida a casa, amor —dijo suavemente, acercándose a él con los brazos un poco abiertos.

Él le dio un beso frío en la mejilla y murmuró sin mirarla:

—Estoy muy cansado. . . hablemos mañana.

La hipocresía era tan abrumadora que Antonella casi vomita, sin embargo, se mantuvo serena, porque ya no era la misma mujer que él podía dominar, vio cómo subía las escaleras, su figura alejándose con desdén, el brillo de su piel dorada, sus pasos ligeros. . . el olor a un perfume barato que no le pertenecía, todo en él exclamaba traición, pero eso ya no le afectaba, al contrario, la hacía feliz pues el mismo estaba cavando su tumba.

Antonella se sentó nuevamente a la mesa, sin compañía, pero con tranquilidad. Cortó un pedazo de carne de su plato, lo llevó a su boca y lo masticó lentamente, como si comer fuera un acto de desafío. Sonrió. Una sonrisa fría y calculadora. Cada desprecio, cada falsedad, cada lágrima que había derramado en su vida anterior... todo sería castigado. Y cuando Dreiner se diera cuenta, no tendría nada. Ni su dinero. Ni su libertad. Ni su vida tal como la conocía.

Antonella, la mujer sumisa que él había despreciado durante tantos años, se había convertido en su mayor peligro. Y su error más grave era pensar que ella lo amaría hasta la muerte.

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Iraida Guzman
No entiendo la atacan y después aparece renovada y cobrando venganza quien me puede explicar
Andy C.S
renació en el día que inicio todo!!!
Flor De Liz
hermosa novela
Fran Sánchez
No creo que una mujer, se deje humillar de esta manera. Pero está por no tener amor propio y dejar a ese pelafustan, perro maldito, ahí las consecuencias ahora es acusada de asesinato de la cola floja.
Fran Sánchez
cómo acepta así como si nada. Que lo mandé al carajo junto con la casquivana 🤬
Erika
me gusto mucho,te felicito
Erika
me gusto mucho,te felicito
Maritza Rangel Sanchez
No se vale pobre señora esos HDP merecen sufrir pero no con la muerte si no encerrados
Maritza Rangel Sanchez
Esa vieja está loca como le va hacer eso a su madre😡
Guillermina Ortiz Perez
cuáles propiedades de paloma , no se supone que el papá no le dejo nada ?
Estrella Nicole Estrella
me intriga la llegada del misterio del bebé
Guillermina Ortiz Perez
pues seria muy bueno para ella se lo merece por todo el sufrimiento que le hizo el marido
OA Queen
súper bonita
OA Queen
me gustó mucho la novela
Maritza Rangel Sanchez
Vaya el tipo es un avariento tiene todo y quiere mas
geissell camejo
Excelente
Yamofe
Si
Beatriz Chuc
Estupenda historia!!
Beatriz Chuc
seguro es la mamá de la niña que regreso
Beatriz Chuc
Y en este caso que bienes? si su padre no le dejó nada y por eso ella en parte actuó asi
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