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Tuve Un Hijo Con Un Villano

Tuve Un Hijo Con Un Villano

Status: En proceso
Genre:Romance / Posesivo / Arrogante / Época / Embarazo no planeado / Villana
Popularitas:194.4k
Nilai: 5
nombre de autor: AMZ

Tras una noche en la que Elisabeth se dejó llevar por la pasión de un momento, rindiendose ante la calidez que ahogaba su soledad, nunca imaginó las consecuencia de ello. Tiempo después de que aquel despiadado hombre la hubiera abrazado con tanta pasión para luego irse, Elisabeth se enteró que estaba embarazada.
Pero Elisabeth no se puso mal por ello, al contrario sintió que al fin no estaría completamente sola, y aunque fuera difícil haría lo mejor para criar a su hijo de la mejor manera.
¡No intentes negar que no es mi hijo porque ese niño luce exactamente igual a mi! Ustedes vendrán conmigo, quieras o no Elisabeth.
Elisabeth estaba perpleja, no tenía idea que él hombre con el que se había involucrado era aquel que llamaban "el loco villano de Prusia y Babaria".

NovelToon tiene autorización de AMZ para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capitulo 11

El vapor se arremolinaba sobre la bañera de mármol, envolviendo el cuerpo de Dietrich en un calor que no lograba penetrar su piel helada. Los músculos tensos se relajaban por fin bajo el agua perfumada con aceites de pino y bergamota, pero su mente seguía en guerra.

Fue entonces cuando la vio.

Entre el vapor, como un espectro surgido de su propia locura, apareció Elisabeth. Su cabello dorado desordenado, sus labios curvados en una sonrisa alegre, sus ojos verdes tan brillantes y vivaces mirándolo entonces con una dulzura que le detuvo el corazón.

Dietrich abrió la boca de golpe.

—Elisabeth...

Su mano salió del agua antes de que pudiera detenerla, los dedos extendidos hacia esa ilusión que ya comenzaba a desvanecerse. Solo cuando sus yemas rozaron el aire vacío entendió, no estaba allí.

Dietrich no entendía lo que le ocurría.

El agua ya se enfriaba en la bañera, pero él permanecía inmóvil, los músculos tensos bajo la superficie como si estuviera preparándose para una batalla. Contra qué, no lo sabía.

—Era solo deseo—, se repetía.

Sí, eso tenía sentido. Elisabeth había despertado algo en él, una bestia hambrienta que ahora gruñía en su interior, exigiendo volver a saborearla. Nunca antes había querido repetir. Las mujeres eran intercambiables, presas fáciles que usaba para fastidiar a Amelia o para saciar un impulso pasajero. Pero con Elisabeth...

Cerró los ojos con fuerza, como si pudiera ahogar el recuerdo.

No había sido así.

No había sido solo tomar. Había sido explorar. Cada temblor de sus labios, cada gemido que le arrancaba, cada curva que aprendió a tocar como si fuera un mapa secreto... Todo eso lo había consumido de una manera que no podía explicar.

Y entonces, le quemaba la piel pensar que ella podía estar en algún lugar, recordándolo con desprecio. O peor, sin recordarlo en absoluto.

—¿Por qué mierda me importa? —masculló, hundiéndose más en el agua.

Pero sí le importaba.

La idea de que lo odiara le encendía la sangre. La posibilidad de que fuera indiferente lo llenaba de una rabia fría. Y el simple hecho de no poder volver de inmediato, de no tenerla bajo sus manos, le provocaba una impaciencia que lo corroía por dentro.

—Es absurdo.

Él no se preocupaba por nadie. No buscaba aprobación. No le importaba el qué dirán.

Pero recordaba demasiado bien cómo se había estremecido bajo su tacto la noche anterior. Cómo había susurrado su nombre entre jadeos, cómo Elisabeth lo había mirado y hablado, y esa mañana, dormida e inocente entre sus brazos, se sintió tan culpable dejándola sin ninguna explicación.

Y quería —necesitaba— que lo mirara así otra vez.

Dietrich salió de la bañera de un movimiento brusco, el agua salpicando el mármol. No podía quedarse ahí, revolcándose en pensamientos que no llevaban a ninguna parte. Tenía asuntos que resolver.

Pero en algún lugar de su mente, un plan comenzaba a tomar forma.

—Primero,cumplir con mi deber con él Kaiser... Amelia... Esa espina en mis ojos... ¿Cuánto más tengo que hacer para deshacerme de ella? Después...

Después iría por ella.

Y esta vez, no la dejaría ir.

Varios días habían pasado desde la partida de Dietrich, y aunque Elisabeth intentaba desesperadamente volver a su rutina, cada momento se le hacía insoportablemente largo. Sus pensamientos giraban en círculos viciosos, recordando el tiempo compartido con él. Luego, avergonzada, se reprendía a sí misma.

—¡Qué tonta eres! —murmuraba mientras machacaba hierbas con más fuerza de la necesaria—. Eso no debe significar nada para mí así como yo no significo nada para él... Por eso todo está bien... Todo lo está.

Esa mañana, decidida a distraerse, preparó su canasta con las hierbas medicinales recolectadas y emprendió el camino al pueblo. El aire más cálido ya le golpeaba en las mejillas, y Falko trotaba a su lado, alerta ante cualquier peligro.

—Por favor, que hoy no esté Graham —rogó en voz baja, apretando el mango de la canasta.

Parecía que sus súplicas fueron escuchadas, pues el comerciante brilló por su ausencia en el mercado. Vendió su manzanilla y tomillo con rapidez, intercambiando sonrisas corteses con las mujeres del pueblo. Fue mientras compraba hilo en el puesto de la tejedora que los rumores llegaron a sus oídos.

—¿Oyó lo del Markgraf de Adlerstein? —cuchicheaba una campesina a su compañera—. Dicen que ejecutó a dos de sus caballeros en Falkenrath. ¡Los decapitó como animales!

Elisabeth contuvo el aliento sin querer.

—Ni siquiera les dio juicio —añadió otra voz masculina—. El Graf Falkenrath intentó detenerlo, pero ese loco no escucha razones.

—Es un villano sin escrúpulos —sentenció una anciana, cruzándose—. La sangre le importa menos que el vino.

—El Markgraf de Adlerstein...— pensó, Elisabeth recordó oír a su padre hablar sobre esa poderosa familia. Luego chasqueo la lengua. —A quién le importa, no hay manera de que personas como nosotros terminemos sí quiera cruzándonos con alguien así...

Elisabeth regresó a la cabaña luego de hacer algunas compras, de nada servía escuchar esas historias que no repercutían en su vida en absoluto, o eso creía.

El frío cortaba como cuchillas en los jardines nocturnos del palacio bávaro, pero Dietrich no sentía el helor. Su mente ardía con una furia contenida que llevaba años alimentando. Cada paso que daba hacia el pabellón privado del Kaiser resonaba con el peso de su frustración.

Había sido una marioneta durante demasiado tiempo.

Todo había comenzado años atrás, cuando su padre, el anterior Markgraf de Adlerstein, había sucumbido ante las presiones del Kaiser Ludwig de Baviera. En un tratado secreto, firmado bajo amenaza de invasión, su padre había sellado su destino: un compromiso matrimonial con Amelia von Bruben, la sobrina del Kaiser. Un símbolo de unidad entre el sur prusiano y el norte bávaro. Una forma elegante de encadenar a Dietrich al trono.

Pero Dietrich no era su padre.

Desde el principio, había sabido que el Kaiser nunca cumpliría su promesa de disolver el compromiso, incluso si aplastaba a la resistencia separatista. Era una mentira conveniente, un anzuelo para mantenerlo obediente. Así que Dietrich había decidido jugar su propio juego.

Si no podía romper las cadenas con la espada, lo haría con el escándalo.

Se había convertido en todo lo que odiaba: un libertino despreciable, un noble sin honor que se acostaba con cuanta mujer se cruzara en su camino, que despreciaba abiertamente a su prometida, que arruinaba banquetes con su comportamiento brutal. Todo con un solo objetivo: herir el orgullo de Amelia hasta que ella misma, incapaz de soportar la humillación, rompiera el compromiso.

Pero Amelia, parecía inmune.

Esa noche, sin embargo, no se trataba de ella.

El Kaiser lo esperaba en el pabellón, rodeado de guardias que se apartaron al ver la mirada de Dietrich.

—Markgraf—saludó el Kaiser, con esa sonrisa de serpiente que Dietrich detestaba—. Me alegra que hayas sobrevivido a Falkenrath.

Dietrich no se molestó en inclinarse.

—Falkenrath está acabado. Sus aliados también.

—Casi todos —corrigió el Kaiser, sirviendo dos copas de vino—. Aún quedan células rebeldes.

Dietrich no aceptó la copa.

—Hiciste una promesa.

El Kaiser suspiró, como si hablara con un niño testarudo.

—Prusia y Baviera deben ser una. Hasta entonces, el compromiso se mantiene.

La ira de Dietrich fue un vendaval helado.

—No soy tu perro.

—No —admitió el Kaiser—. Eres mi lobo. Y los lobos, cuando no obedecen, se les pone correa. O se les sacrifica.

El mensaje era claro: si Dietrich se rebelaba abiertamente, el Kaiser lo declararía traidor. Adlerstein ardería.

Pero esa noche, mientras regresaba a sus aposentos, Dietrich supo que había llegado el momento de cambiar las reglas.

Si el Kaiser quería un lobo, tendría una jauría entera a sus puertas.

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Laura Aguado
❤️❤️❤️❤️❤️❤️❤️❤️❤️❤️❤️❤️❤️
Edna Miranda
yo quiero que falko tenga una novia
Nena
Siiiiii 😍😍😍 Oficialmente marido y mujer, Frank le tocó parir , pero todo quedó lindo, sobre todo la parte de Dietrich y Falko....autora amo a esta pareja sobre todo a mi bello villano 🥰🥰🥰
Ginebra
Waoo todo salió bien hasta el momento en la boda de Dietrich y Elizabeth.. Gracias autora.
Teresa Perez
ya me imagino cuando la princesa se de cuenta k ya no puede hacer nada
Mitsuki G
jiji en verdad este Falko es mi favorito jeje como este Dietrich de un momento a otro le dice a Frank de su boda relámpago que sea íntima para ellos nada más ahí pensando en Falko por Elizabeth hasta me dió ternura como lo arreglaron para que participe en la boda pero como en el altar tiene su pequeña pelea jaja aún cuando lo incluyo Falko no da su pata a torcer jaja por lo menos los cuatro después de esa boda tan linda está divirtiendose juntos en verdad es digna de ellos y lo mejor que la bruja de Amelia no molestó en ese dia aunque sigo preguntándome que le pasó a la familia de Elizabeth eran nobles pero algo paso se enfermaron tal vez en alguna plaga o algo así ya que ella no tuvo lo suficiente así que cayeron a la quiebra y esa enfermedad se los llevo a ver si en un futuro sabemos quién es en realidad y veamos la cara de Amelia al saber que se casaron
Natalit
no se pero esa Martha para que llegue ahí si no me la creo, aunque me alegro que eli se pudo reconciliar con el, me asusto fue cuando lo del espía y resultó ser ella
Elisa Patico
muy bonito
Elisa Patico
Me causa mucha curiosidad saber que fue de su familia... por el momento sé o infiero que eran de una familia noble que cayó en desgracia cuando Elisabeth era joven. Su madre enfermó y murió... y al parecer su hermano y padre también
Elisa Patico
casi le avisa el día anterior jajaja
Yoba OG
ya se casaron wiii!!! que lindos
Yoba OG
si fiel compañeros, el lo sabe, lo respeta y lo agradece
Elilu 🇲🇽
yesss ahora sí arde de envidia princesa Amelia , casarte con el hombre que tanto deseaste está aún más lejos de cumplirse es más es imposible que acontesca esa palomita ya voló
Yoba OG
pobre hombre, en cualquier momento le va a dar una yeya 🤯😅🤭
Ale Rojero
no pies cual sequía, como alguien comentó pronto otro bebé llegara
Ale Rojero
Dietrich un gran personaje, criticado y me cuento en ello, al principio pero ahora ufff me encanta
Ale Rojero
si empezaba a tenerle confianza este suceso la mello creo que la seguía volverá, su pasado fuera una estrategia o no. debió decirle contarle toda su vida a Elizabeth
Ale Rojero
a ese desierto ya le llego la lluvia 😝
Ale Rojero
corre lo más rápido que te permitan esas piernas, y no aparezcas en un buen rato, di que tienes que ir a un mandado, que no viste nada es más que no eras tu quien entró en tal momento jaja intenta salvarte
Ale Rojero
esta viendo y no ve......Dietrich le dijo claramente que esta hambriento y ella le da probaditas jaja
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