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Me Divorcié Del Protagonista Masculino

Me Divorcié Del Protagonista Masculino

Status: En proceso
Genre:Romance / Venganza / Época / Ascenso de clase social / Mundo mágico / Divorcio
Popularitas:21.8k
Nilai: 5
nombre de autor: AMZ

¿ Que ya no me amas?... esa es la manera en que justificas tú cobarde deslealtad... Lavender no podía creerlo, su esposo, su amado esposo le había traicionado de la peor forma. Ahora no solo quedaba divorciarse, sino también vengarse.

NovelToon tiene autorización de AMZ para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capitulo 6

A la mañana siguiente, Lavender se despertó envuelta en los cálidos brazos de Maxon. Sonrió y trató de levantarse con cuidado para no despertarlo, pero apenas se movió, él la atrajo hacia su pecho con fuerza, abrazándola aún más.

—Es temprano aún —murmuró Maxon, con la voz adormilada.

—Lo es —dijo Lavender suavemente—, pero tengo muchos asuntos que atender. Tú puedes seguir durmiendo, cariño, aún debes estar cansado por el viaje.

Maxon, con una sonrisa perezosa, besó su frente.

—Oh, mi esposa es incluso más incansable que yo —comentó con ternura.

Ambos permanecieron así un momento más, disfrutando de la quietud de la mañana. Luego, finalmente se levantaron.

Durante el desayuno, Lavender, con una sonrisa entusiasta, le entregó a Maxon un pequeño paquete.

—Tengo algo para ti —dijo emocionada, mientras colocaba el obsequio en sus manos—. Cuando lo vi, pensé en ti. El color de esta esmeralda es tan parecido al de tus ojos.

Maxon abrió el paquete y encontró un hermoso broche con una esmeralda de un verde vibrante. Levantó la mirada hacia Lavender y le dedicó una suave sonrisa.

—Gracias, mi amor. Es hermoso, pero no tanto como tú.

Lavender se ruborizó ligeramente por el cumplido, pero antes de que pudiera decir algo más, Maxon la miró con picardía y le hizo un gesto para que se acercara.

—Ahora es mi turno. Yo también tengo algo para ti —dijo mientras sacaba una pequeña caja.

Lavender, intrigada, se acercó más a Maxon. Él abrió la caja, revelando un anillo con una piedra que parecía un diamante transparente pero no lo era. Al tomarlo entre sus manos, Lavender observó, asombrada, cómo la piedra transparente se adaptaba al color plateado de sus ojos.

—Es increíble —susurró, impresionada.

—Este es el primer anillo hecho con este mineral —explicó Maxon con una mezcla de orgullo y satisfacción—. Lo encontramos en el territorio de Cerçia. Fue un hallazgo reciente, esto será una gran fuente de ingresos.

— El territorio de Cerçia...— Murmuró Lavender, recordando que hacía un par de años Maxon había disputado la compra de esas tierras codo a codo con el príncipe Silver. Maxon dijo que insistió tanto en comprarlas porque estaban pegados al territorio del Condado de Tarth que pertenecía a Lavender, entonces no podía permitir que nadie más tuviera esas tierras.

Antes de que Lavender pudiera decir algo más, las puertas del comedor se abrieron de golpe. Una voz familiar resonó por la estancia.

—¡Amiga!

Lavender apenas tuvo tiempo de procesar lo que sucedía antes de ver a Violett, su amiga, parada en el umbral de la puerta. Violett se detuvo en seco, sus ojos rápidamente se dirigieron a la cercanía entre Lavender y Maxon, notando la mano de Maxon rodeando la cintura de su esposa. De repente, Maxon retiró su brazo, pero Lavender no lo notó, aún sorprendida por la llegada inesperada.

—Violett, no sabía que vendrías. Por favor, pasa —dijo Lavender, tratando de disimular su sorpresa.

Violett inclinó ligeramente la cabeza en una reverencia formal, su tono mucho más serio de lo habitual.

—Lamento interrumpir, no sabía que el Duque estaba de regreso. No quería incomodar —respondió Violett, con una mirada seca. Luego giró hacia la puerta—. Me iré para no molestarlos.

Por un instante, Lavender percibió una tensión en su amiga, una molestia que no alcanzaba a comprender del todo. No quería que Violett pensara que su presencia no era bien recibida.

—No te vayas —dijo Lavender, apresurándose a alcanzar a Violett—. No estás incomodando en absoluto, solo me sorprendió que vinieras sin avisar, ya que siempre lo haces. Pero no eres ninguna molestia —añadió con una sonrisa amable.

Violett miró por encima del hombro de Lavender, lanzando una rápida mirada hacia Maxon al fondo del comedor. El Duque había desviado la mirada, sin pronunciar palabra.

—¿De verdad? —preguntó Violett, con un leve atisbo de duda en su voz.

—Por supuesto —afirmó Lavender, manteniendo la sonrisa.

Lavender se volvió hacia Maxon.

—Maxon, me retiraré con Violett —anunció.

Él apenas asintió, su expresión indescifrable. Sin decir más, Lavender tomó la mano de Violett y la guió fuera del comedor, dejando atrás la incomodidad latente en el aire.

Mientras caminaban por el jardín, Violett rodeó el brazo de Lavender con una familiaridad propia de amigas cercanas. Lavender le devolvió la sonrisa, pero justo cuando iba a posar su mano sobre la de Violett, algo captó su atención de inmediato, haciendo que se detuviera en seco.

—¿Sucede algo? —preguntó Violett con curiosidad, notando el repentino cambio en su amiga.

—Sí... qué coincidencia —murmuró Lavender, tomando la mano de Violett con suavidad, señalando el anillo que ella llevaba puesto—. Este anillo es tan similar al que me acaba de regalar Maxon... parecen estar hechos del mismo material y por el mismo artesano.

El gesto de Violett cambió de inmediato. Retiró su mano rápidamente, como si el contacto la incomodara.

—¿Cómo podrías comparar esto con el regalo que el Duque te dio? —respondió, con un tono casi defensivo—. Esto es solo una baratija que compré por ahí.

Lavender se quedó en silencio por un instante. La reacción de Violett la había tomado por sorpresa, pero no quería pensar mal. Después de todo, Maxon le había dicho que el anillo que le dio era la primera joya hecha con aquella piedra mágica. No había razón para dudar de sus palabras. Era solo una coincidencia.

Sonrió para disipar la incomodidad y asintió, dejando el tema de lado.

—Claro, una simple coincidencia. Vamos, sigamos caminando.

Ambas continuaron hasta encontrar un rincón tranquilo en el jardín, donde se sentaron a conversar. Tras hablar de temas triviales, Violett pareció recordar algo importante, y con un brillo en los ojos, se inclinó hacia Lavender.

—El motivo por el que vine tan apresuradamente hoy —dijo con entusiasmo— es que quería recordarte que pronto será tu cumpleaños. Esta vez, debes celebrarlo con una gran fiesta.

Lavender frunció el ceño levemente y negó con la cabeza.

—Sabes que ese tipo de celebraciones no son lo mío —respondió con suavidad.

Pero Violett insistió, con la emoción palpitando en cada palabra.

—¡Por favor, Lavender! Eres la gran Duquesa de Lehman, ¡te lo mereces! No puedes dejar pasar una ocasión tan importante sin una fiesta apropiada.

Lavender dudó, pero el entusiasmo de Violett era contagioso. Después de unos momentos, sonrió.

—Está bien... supongo que una gran celebración no estaría mal —cedió finalmente.

Violett aplaudió con alegría, satisfecha de haber convencido a su amiga.

—Te ayudaré con los preparativos —dijo Violett con entusiasmo.

Lavender sonrió ante la oferta. Aunque estaba acostumbrada a manejar ese tipo de asuntos sola, la idea de tener la compañía de su amiga le parecía agradable. Violett, con su energía inagotable y su insistente entusiasmo, lograba hacer que hasta las tareas más tediosas parecieran ligeras y divertidas.

—Claro que acepto —respondió Lavender—. Será más fácil con tu ayuda.

Pasaron algunos minutos charlando sobre posibles decoraciones y detalles para la celebración, y Lavender se sorprendió al descubrir que, después de todo, la idea de una fiesta no le parecía tan abrumadora. Quizás era por la presencia animada de Violett, que sabía cómo convertir todo en una ocasión especial.

Más tarde, cuando Violett se retiró, la mansión volvió a su acostumbrada calma. Lavender, después de despedir a su amiga con una sonrisa, se encontró sola nuevamente. El silencio envolvió los pasillos y habitaciones, y poco a poco, la calidez del encuentro con Violett se desvaneció en la rutina diaria.

Lavender suspiró con suavidad mientras caminaba de regreso hacia su escritorio. Había mucho por hacer, y aunque agradecía el entusiasmo de su amiga, sabía que aún quedaban tareas que no tenían nada que ver con festejos y requerían su atención.

1
Sugheydis Mayora
excelente
Alma Delia Morales
primero ganarse su amistad y su confianza y luego su amor y el se encargará de protegerla
Yobely Gomez Neira
Aun no supero a Teo pero debo reconocer q Silver tiene un nose q
Yobely Gomez Neira
Mi niño Silver solo quiere a la Condesa Lavander nada mas
Yobely Gomez Neira
Queremos q se hundan en su inmundicia.
Topy71 🇦🇷
Wow.... Me encanta Silver, enamorado hasta las patas.... Ojala ella lo corresponda y puedan ser felices
Gaby Cordero
autora me encanta tus novelas tienes un gran talento te deseo mucho éxito 🥰
Alma Delia Morales
El no quiere ser rey porqué se quiere casar co Lavander
Alma Delia Morales
y lo que les espera malditas ratas inmundas
Nidia Hernandez
Excelente
Estef.G 😍😍
si acaso está preñada la pu** esta
Estef.G 😍😍
ahhhhhhhhh menos mal, no hay nada que te ate a ese cerdo
Estef.G 😍😍
quiero leer cuando todos esos malp. . se queden sin nada y que la loca mate al cabron
Estef.G 😍😍
POR FIN!!!!! SERÁ QUE AHORA SI VA A ABRIR LOS OJOS
Estef.G 😍😍
ayyy noooo, se preñó del infeliz
Claudia azucena Vieyra
me encanta esta historia, muy buena.
Estef.G 😍😍
siguió le gusta la ciega... Ojalá no se demore y se le pase lo pendeja
Estef.G 😍😍
Ojalá que Anastasia esté colaborando con alguno de sus hermanos para que se quede con la ciega( asi le voy a decir a la lavandera hasta que se avispe)
Estef.G 😍😍
para ser una guerrera esta mujer se pasa de idiota... las señales estan ahí y no las quiere ver
Estef.G 😍😍
mejor princesa heredera que simple duquesa
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