"El Misterio del Bosque Encantado" es una emocionante novela de aventuras que sigue a Lucas, un joven aventurero que, desafiando las advertencias de su pueblo, explora un bosque misterioso lleno de secretos. Tras encontrar una puerta oculta y enfrentarse a una criatura mítica, Lucas descubre que su destino está ligado a una espada ancestral y a un portal que lo transporta a un mundo desconocido. Allí, es recibido por un grupo de guerreros que lo guiarán en una nueva misión, mucho más peligrosa de lo que jamás imaginó. Esta es la historia de un viaje lleno de valor, misterio y descubrimientos.
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La Sombra que Persiste
Lucas abrió los ojos lentamente. Se encontraba acostado sobre la hierba suave, sintiendo el calor del sol en su rostro. El sonido del viento rozando las hojas llenaba el aire, un contraste drástico con la oscura tensión que había vivido momentos antes. A su alrededor, el Valle de las Sombras parecía haber cambiado. Las nubes espesas y oscuras que lo cubrían se habían desvanecido, revelando un cielo azul brillante. La tierra, que antes estaba consumida por una penumbra eterna, comenzaba a mostrar signos de vida: pequeñas flores brotaban entre las rocas, y el río cercano que había estado seco durante su viaje fluía de nuevo con aguas cristalinas.
—¿Estás bien? —preguntó Mara, agachándose junto a él.
Lucas parpadeó, tratando de recordar cómo había llegado allí. El último recuerdo que tenía era el de la llave en el corazón del portal y la figura oscura que intentaba detenerlo. Había forzado la llave hasta el fondo, sintiendo la resistencia de la oscuridad, pero luego… nada. Solo una luz cegadora, seguida de un vacío abrumador.
—¿Qué pasó? —murmuró mientras se sentaba lentamente, notando que sus músculos estaban doloridos.
Torak, que había estado observando desde una distancia prudente, se acercó con los brazos cruzados, su mirada seria como siempre.
—El portal se cerró —dijo en su tono grave—. La oscuridad fue sellada. Pero después de que eso ocurriera, te desmayaste.
Lucas asintió mientras el eco de la energía del portal seguía vibrando en su cuerpo. Sabía que había algo más. No era solo el agotamiento físico lo que lo había hecho caer. Algo dentro de él había cambiado. Sentía una conexión con el valle, con la tierra misma, de una manera que no había sentido antes.
—¿Cuánto tiempo he estado inconsciente? —preguntó Lucas, mirando a Mara.
—Unas horas —respondió ella—. Pensamos que algo podría haberte pasado, pero decidimos esperar. Parecías estar... en paz.
Lucas se levantó, tambaleándose al principio, pero pronto recuperó el equilibrio. A pesar de la calma que los rodeaba, una sensación de inquietud lo invadía.
—Esto no ha terminado —dijo en voz baja, sus ojos recorriendo el valle—. Siento que algo más persiste.
Torak frunció el ceño.
—¿Qué quieres decir? El portal está cerrado, ¿no?
Lucas asintió, pero no podía deshacerse de la sensación de que, aunque el portal estaba sellado, la amenaza de la oscuridad no había desaparecido por completo. Había algo, una sombra persistente, algo que no podía ver ni comprender del todo.
—La oscuridad ha sido contenida —respondió lentamente—, pero no destruida. Todavía está ahí, esperando una oportunidad.
Mara intercambió una mirada preocupada con Torak antes de hablar.
—¿Crees que el portal podría abrirse de nuevo?
Lucas no estaba seguro. Había sentido la energía de la puerta disiparse, pero algo había quedado atrás, una marca, una presencia invisible que seguía rondando en el aire.
—No lo sé —admitió—. Pero tengo la sensación de que la oscuridad no fue completamente erradicada. Aunque el portal esté sellado, su influencia podría seguir afectando este mundo.
Torak resopló.
—Si la oscuridad regresa, la enfrentaremos de nuevo —dijo con su habitual determinación—. No es la primera vez que luchamos, y no será la última.
Lucas sonrió ante la inquebrantable actitud de su amigo. Pero sabía que la lucha que se avecinaba podría no ser tan simple. La oscuridad que había conocido no era solo una fuerza externa; tenía raíces profundas, conectadas con el equilibrio entre los mundos.
—No será tan fácil esta vez —dijo—. Algo ha cambiado en mí. Lo siento. La llave… no solo cerró el portal. Hizo algo más.
Mara lo miró fijamente, tratando de entender lo que estaba diciendo.
—¿A qué te refieres?
Lucas se llevó la mano al bolsillo donde había guardado la llave, pero ya no estaba. La llave había desaparecido cuando el portal se cerró, como si su propósito se hubiera cumplido. Pero Lucas podía sentirla, como si una parte de ella aún estuviera dentro de él.
—La llave está conmigo —explicó—. No físicamente, pero… puedo sentir su poder. Está en mí. Y esa conexión con la llave significa que también estoy conectado con la oscuridad que intenté sellar.
El silencio cayó entre ellos. Mara y Torak lo miraron con preocupación. No entendían del todo lo que Lucas estaba describiendo, pero sabían que no era algo bueno.
—Entonces, ¿qué hacemos ahora? —preguntó Torak finalmente—. ¿Cómo detenemos algo que sigue acechando desde las sombras?
Lucas cerró los ojos y respiró profundamente, tratando de centrarse. Podía sentir el peso de la llave dentro de él, y con ella, la sombra de la oscuridad que aún buscaba una forma de manifestarse. Sabía que la lucha no había terminado, que lo que había sellado en el portal no estaba completamente contenido.
—Necesitamos respuestas —dijo Lucas, abriendo los ojos con determinación—. Los Antiguos deben saber algo más sobre esto. Si la llave está conectada conmigo, puede haber algo que podamos hacer para purificarla, para eliminar cualquier rastro de la oscuridad.
Mara asintió.
—En el Santuario de los Antiguos, mencionaron un precio. Tal vez eso también tenga que ver con lo que estás sintiendo.
—Es posible —admitió Lucas—. Pero no sabremos más hasta que encontremos la manera de comunicarnos con ellos.
—Y si no podemos? —preguntó Torak—. ¿Qué hacemos si los Antiguos no nos dan respuestas?
Lucas miró a su amigo, apreciando su dureza, pero sabiendo que esta era una batalla diferente. No era algo que pudiera resolverse solo con fuerza. Era una lucha interna, una que solo él podría comprender por completo.
—Si no podemos encontrar respuestas, entonces seguiremos luchando —dijo Lucas con firmeza—. No dejaré que la oscuridad consuma este mundo. No mientras tenga el poder para detenerla.
Torak sonrió de medio lado.
—Eso suena más a ti.
Lucas respiró profundamente, dejando que la energía del valle fluyera a través de él. Había cambiado. Lo sentía. Pero también sabía que tenía una responsabilidad más grande ahora. El destino de los dos mundos seguía en juego, y aunque la primera batalla había terminado, la guerra contra la oscuridad apenas comenzaba.
—Vamos —dijo finalmente, volviéndose hacia sus compañeros—. Tenemos un largo camino por delante. Y esta vez, no nos detendremos hasta obtener todas las respuestas.
Con el sol brillando a lo lejos y el viento empujando suavemente en sus espaldas, Lucas, Mara y Torak comenzaron su marcha. Sabían que el futuro era incierto, pero estaban listos para enfrentarlo juntos, como siempre lo habían hecho.
El eco de la oscuridad aún los seguía, pero esta vez, Lucas estaba preparado para enfrentarlo.