¿Qué es lo primero que haces cuando encuentras a alguien herido frente tu puerta? Ver si sigue vivo?, llamar una ambulancia?.
No. Lo primero que Michael hizo fue pensar que era lindo.
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CAP 11
Michael se sentía incómodo por las miradas y susurros curiosos, sospechosos y despectivos, mientras caminaba hacia donde lo guiaba Elysian, quien ahora cargaba a una Lesia ya rendida en sus brazos. Sin embargo, eso no impidió que se maravillara de las diferencias que presentaba esta aldea en comparación con las humanas. Aparte de la extraña barrera en la entrada, la aldea contenía casas de piedra con techos de tejas, rodeadas de enredaderas que florecían con flores blancas. Cada casa estaba iluminada por lámparas de colores que emitían una luz cálida y acogedora.
Los habitantes también eran diferentes; sus pasos eran casi imperceptibles mientras se trasladaban con agilidad y, a veces, rapidez de un lugar a otro. Todos portaban un accesorio de plata con extraños símbolos que parecían similares, pero a la vez diferentes, recordándole a la cruz que llevaba Elysian.
Todo es tan extraño y familiar a la vez, pensó Michael.
—¿Hacia dónde vamos? —preguntó el pelinegro a Elysian al verlo caminar en silencio.
—A la plaza... el viejo probablemente esté allí —respondió el peliplateado.
¿Viejo? se preguntó desconcertado Michael casi de inmediato; Elysian no lo había mencionado antes. Estaba por preguntar quién era cuando Lesia respondió sus dudas.
—¿La plaza? ¡Genial! Pero el maestro no está allí; se fue a cazar al monstruo de la montaña del lado... quise seguirlo pero me dijo que no lo hiciera porque era peligroso afuera... Me contó que tiene unos dientes grandes sedientos de sangre, alas negras detrás de las orejas, unas negras uñas largas y afiladas que pueden hacerce su comida, así como unos horribles ojos rojos que te congelan... ¡Calia dice que come humanos! —intervino la niñita, repitiendo los rumores que había escuchado.
Tal descripción hizo que la imaginación de Michael volara y le diera escalofríos por la imagen mental, ahora ya sabía donde había aprendido Elysian la habilidad de cosas escalofriantes con lujo y detalle. La niña pronto se dio cuenta de lo que había dicho y miró al humano, continuando:
—Ah, pero humano, no te preocupes, dice que solo ataca a los niños bonitos —dijo, completamente inocente.
Michael quedó atónito por haber sido insultado de esa manera por una niña. La apariencia indiferente de Elysian flaqueó y sus labios se curvaron ligeramente. Michael podía asegurar que se burlaba de él.
—Además... el maestro me prometió que regresaría con su cabeza antes del festival anual... ¡Será divertido, te lo juro! Por fin tengo edad para participar en la competencia anual por la reliquia "Luz de Sangre" —finalizó la niña, con ojos brillantes.
Michael solo pudo quedarse sin palabras ante las extrañas costumbres de los cazadores... Pero aquí, rodeado de cazadores, quizás él era el raro en comparación con esos dos, pensó, mirando a Elysian y a Lesia actuar como si fuera algo común.
El peliplateado no tardó mucho en darse cuenta.
—Tranquila... no asustes a Michael—le dijo a Lesia el peliplateado no quería lidiar con un humano asustado.
Michael, inconsciente de los pensamientos egoístas de Elysian, estuvo agradecido de que la detuviera. Aunque las tradiciones únicas y especiales atrajeron su atención, y deseaba saber más, escucharlo de la boca de una niña inocente le provocaba sentimientos encontrados.
Lesia no entendió por qué se asustaría por eso; ¿no era eso lo más común?