Solo Ella

  Cuando pasaban unos minutos de la una de la mañana, el fuego se extinguió, y todos concordaron en que era hora de abandonar la playa. En manada y haciendo más ruido del conveniente, pasearon por las calles de un Costa Ocelotes que dormía para al día siguiente ir a trabajar. Su desconsideración les hizo ganarse algunos insultos de vecinos que salían encolerizados a pedir silencio. Pero poco caso hacían los jóvenes, pues la mayoría ya estaban, aunque sea un poco, bajo los efectos del alcohol.

  El anfitrión de esa segunda parte de la fiesta era Lucio, que había sido seleccionado para poner casa por una sola razón: sus padres no estaban. Sin presencias adultas merodeando, tenían total libertad para hacer todo el ruido que quisieran hasta altas horas de la madrugada. Una vez ya instalados, pusieron música en el patio del fondo de la casa, y su timidez para bailar y rozarse entre todos fue disminuyendo conforme la bebida se fue fundiendo con la sangre. Arlo se dejó llevar, y poco a poco notó ese mareo sutil propio del estado de embriaguez. Hacía mucho no lo sentía, y recordó cuánto le gustaba.

  En un principio, al ser un grupo de tan solo quince personas, estaban todos juntos, en ronda, pero poco a poco empezaron a dispersarse. Los cuatro amigos siguieron su propio rumbo. David comenzó a hablar con dos chicos de la Mixta. Giovanni desde el comienzo se pegó como una garrapata a Lisa, pues evidentemente había sentido por ella la misma atracción que Arlo. Mateo, como era de esperarse, tardó en perder la timidez, y en un principio se mantuvo al lado de Arlo, que bailaba pegado a Kim, pero no apartaba la vista de Lisa. Así estuvieron todos un rato, tanteando el terreno, y preparándose para el momento en que todo se descontrolara.  

  A las tres y media de la mañana, Arlo supo que era el momento de actuar. Ya había estado besando a Kim por un rato largo, pero había cruzado miradas con Lisa, que le sonreía de forma pícara. Ella se encontraba en un rincón bailando con una chica rubia y, por supuesto, con Giovanni, que hasta el momento a duras penas le había sacado un beso. Miró a su alrededor. Kim bailaba muy pegada a Lucio y a su otro amigo. Ambos la rodeaban tomándola de la cintura. Era el momento. Volvió a intercambiar miradas con Lisa. Tenía que encontrar la manera de quedar a solas con ella. Comenzó a caminar buscando algún lugar.

_ ¿A donde vas?_ Le preguntó Mateo mientras comenzaba a seguirlo.

_ En un rato vuelvo._ Había olvidado el pequeño detalle de que aún estaba con su amigo introvertido.

_ Voy con vos._

_ No, vos quedate, yo después vuelvo._

_ No me dejes solo, Arlo._ Hablaba lento, por que si bien aún se reprimía, había accedido a tomar un poco. Le faltaban sólo unos tragos más para desprenderse de su vergüenza. Eso, y una charla con un amigo.

  Consciente de que necesitaba quedarse solo para poder estar con Lisa, pero con un ataque de empatía con su amigo, quien inicialmente había mostrado desgano por asistir a la fiesta, tuvo una idea que terminaría siendo beneficiosa para los dos.

_ Vení conmigo. Vamos a la cocina que quiero un vaso de agua. Antes de cruzar el patio para luego meterse dentro de la casa, Arlo volvió a mirar fijo a Lisa, asegurándose que ella viera que estaba dejando el lugar común de festejo. Ya bajo la blanca luz de la cocina, Arlo se dispuso a ayudar a su amigo.

_ ¿Qué pasa Mate? _ Ya llevamos un rato acá, pero te sigo viendo muy tímido.

_ ¿En serio me preguntas qué me pasa? Creo que salta a la vista que no soy alguien muy sociable. Mucho menos en las fiestas._

_ Eso solo porque vos te lo crees. O porque los otros te lo hacen creer . _

_ Bueno, ¡pero soy así! Yo soy más de los planes tranquilos. ¡Por eso no quería venir! Para mí era mucho mejor el plan de quedarnos viendo películas._

_ Si nunca salís a bailar y disfrutar, nunca vas a cambiar. ¿Por qué ser fan solo de los planes tranquilos, cuando perfectamente podes hacer ambas salidas? Solo te falta soltarte un poco más._

_ Ya lo intenté. Pero parece que soy inmune al alcohol._

Arlo rió._ Si, claro, tomate dos vasos más y después me contas que tan inmune sos._

  En ese momento, se escuchó el ruido de la cadena proveniente del baño, y salió una chica pelirroja con varias pecas. Al verlos en la cocina, detuvo sus pasos, que iban al patio, para dirigirse a ellos de forma simpática.

_ Eh, ¿qué hacen acá muchachos? La fiesta es allá afuera.

En la chica, Arlo vio una luz de esperanza. _ Yo vine a buscar un vaso de agua, para cortar con tanto escabio. Y mi amigo andaba buscando lo contrario. Anda con sed, pero de Vodka.

_ Ah, pero acá no hay de eso. En el quincho podemos encontrar algo. Vení conmigo._ Y sin esperar respuestas, tomó a Mateo del brazo y comenzó a direccionarlo hacia el patio, para luego ir al quincho. El chico miró nervioso a Arlo, que le guiñó el ojo antes de ver como desaparecía por la puerta.

Quedó solo en la cocina. Y como su necesidad de agua era real, tomó un vaso y empezó a llenarlo. No había terminado de cargarlo, cuando escuchó el sonido que ratificaba el éxito de su plan._ ¿Había sed?_ Preguntó Lisa, que estaba apoyada sobre la pared y jugando con su pelo.

_ Tanto escabio necesita un descanso. ¿Queres?

Lisa no respondió, pero abandonó su posición para acercarse hasta Arlo, y luego le quitó el vaso de las manos.

_ ¿Sos muy flojito con el alcohol? ¿Te ponés en pedo fácil?

_ Yo no diría eso. Pero me gusta tener el control. Si veo que se me está yendo de las manos, dejo de tomar un rato y después retomo.

_ ¿Te gusta tener el control, o te da miedo perderlo?

_ Es lo mismo.

_ No es lo mismo. Yo puedo aguantar mucho tomando. Y sigo teniendo el control. ¿Sabes por qué? Porque tengo la seguridad de que no importa cuanto tome, nunca voy a perderlo.

_ Y si es cierto que aguantas tanto, ¿Por qué viniste y tomaste agua de mi vaso?

_ Por la misma razón que vos viniste a la cocina. _ Dijo acercándose hacia el. Era de baja estatura, así que tenía que levantar bastante la cabeza para sostenerle la mirada a Arlo.

Estuvieron unos segundos mirándose fijo. Estaban pensando lo mismo. Se miraban las bocas con deseo. Sin embargo, parecía que aún no había llegado el momento, porque Lisa se apartó y comenzó a caminar por la cocina, para virar el sentido de la conversación.

_ Alta casa tiene este hijo de puta._ Dijo refiriéndose a Lucio mientras pasaba su mano por la mesada.

_ Si._ Dijo Arlo, dando una mirada más analítica del ambiente._ Deben ser narcos los padres. Ya me gustaría tener una cocina así de grande._

_ ¿Cocinas?

_ A veces. Me gusta ayudar a mis viejos con las preparaciones. Pero no podemos estar los tres al mismo tiempo porque es bastante chica la cocina. Acá entra mi familia completa.

_ Y eso que no viste el resto de la casa. En el cuarto de la tele tienen unos sillones que te caés de culo.

_ Me imagino...

_ No imagines, ¿querés que te lo muestre?

_ Dale, Lucio estaba tan en pedo cuando llegamos que se olvidó de hacernos un tour. _

  Con paciencia y conversación, todo empezaba a tomar el camino correcto. En poco tiempo, ambos habían encontrado la manera de alejarse aún más de la multitud. Sabían a lo que estaban jugando, y se estaban testeando mutuamente. Todo era cuestión de ver quien caía en los encantos del otro. Cuando salieron de la cocina, todo se volvió oscuro. El lugar que dejaban atrás era el único ambiente iluminado en toda la casa. Casi a ciegas, Arlo siguió los pasos y la voz de Lisa, que se movía con mucha confianza.

_ ¿Venís seguido acá?

_ Bastante. Como Kim es mi mejor amiga, y Lucio y ella se llevan bastante bien, cuando pone casa para este tipo de cosas siempre vengo.

_ Decime la verdad, Lucio y Kim cogen, ¿no?

_ ¿No me estarás usando para sacarme información? Por lo que me contó, vos le propusiste ser un chongo nada más. Así que no empieces con los celos.

_ ¿Celos? No, ni en pedo. Es solo curiosidad.

_ Es acá._ Lisa entró a una pieza donde la única luz salía de la televisión, la cual, por alguna razón, estaba encendida, pero sin volumen. A pesar de que con tan poca iluminación no se veía casi nada, ninguno de los dos optó por encender el interruptor. _ Así que es solo curiosidad. Claro, como sos Mr. control, queres saber todo lo que hace Kim.

Antes de responder. Arlo hizo un parate para observar la pieza. Echó un vistazo a los enormes sillones, que estaban forrados con una funda llena de bordados estrafalarios._ Tenías razón._ dijo señalando los mullidos almohadones.

_ Te dije. Y no sabes lo cómodos que son. _ Dijo mientras de un brinco se sentaba en uno de ellos.

 Arlo le siguió el juego. Se acomodó a su lado, sentándose suavemente, y dando un suspiro de placer al sentir la esponjosidad del sillón. Luego de eso, pasó unos segundos inmovil, mientras Lisa lo miraba fijo.

_ ¿Y? No me respondiste la pregunta._ retrucó Arlo.

_ ¿Vas a seguir con eso? Si tanto queres saber, la respuesta es sí, cogen de vez en cuando. Básicamente, ese es el vínculo que tiene Kim con todos los pibes. Si querías tener control de lo que hacía ella con otros, ya es tarde. Antes de irme del patio, la vi a los besos con Lucio y Pipe.

_ Como te dije, preguntaba solo por curiosidad. Sigo teniendo el control.

_ ¿Ah sí? ¿Entonces cómo es que logré que te alejaras tanto del resto de la fiesta?

_ Estoy exactamente donde quiero estar.

_ Que bueno. ¿Y estas exactamente con quién quisieras?_ Lisa se desplazó por el sillón hasta quedar pegada a Arlo, y le puso la mano en la pierna.

_ Eso depende.

_ ¿De que?

_ Tengo la boca seca de tanto hablar. Pero el silencio solo me gusta si me hacen callar de la manera apropiada.

_ Que bueno, ya me estaba quedando sin tema de conversación._ 

 Sin decir más, tomó con su mano libre a Arlo por el cuello y comenzaron a besarse. Arlo agarró con firmeza su cintura y puso a Lisa encima de él. Conforme pasaba el tiempo, iban agitándose más, y Lisa empezó a frotarse sobre la entrepierna de Arlo.

_ Voy a cerrar la puerta._ Dijo la chica decidida. Y una vez que estuvieron completamente aislados del resto del mundo, comenzaron a desnudarse. Comparado a las duchas del Campo municipal, ese lugar era el paraíso.

  Luego de un rato, y ligeramente despeinados, Arlo y Lisa se presentaron en el patio  luego de su larga ausencia. Para entonces, la situación estaba totalmente cambiada. Giovanni besaba a la chica rubia, y, para el agrado de Arlo, Mateo hacía lo mismo con la pelirroja. David, si bien solo bailaba con los mismos chicos que había estado charlando cuando Arlo se había ido, parecía pasarla en grande. De Kim, Lucio, y el tal Pipe, no había rastros. Giovanni y Mateo, ocupados en sus asuntos, ni siquiera notaron la llegada de Arlo, pero su mejor amigo lo recibió alegremente, y lo llevó hasta donde estaba para seguir bailando. Así estuvieron, moviéndose al ritmo de la música, hasta que el sol aclaró el color del pasto del patio, y todos empezaron a caer rendidos.

  Arlo durmió hasta las dos de la tarde, y despertó con un dolor de espalda tremendo. Tal era el cansancio que tenía luego de la fiesta, que por cuestiones de cercanía había dormido en casa de David. Y ante el desgano de buscar un colchón, había simplemente tirado una manta en el piso duro y frío.

  Con el tiempo justo, ambos alcanzaron a prepararse para ir al colegio. Y mientras se aseaba en el baño, Arlo notó unos chupones en su cuello, producto de los besos de Lisa. Con poco tiempo para improvisar una solución, le pidió a David un abrigo con cuello alto para cubrir las marcas. Con todo listo, caminaron hacia el colegio. Al llegar a la cuadra de entrada, no encontraron a nadie, pus a pesar de sus esfuerzos, habían llegado tarde. Al darse cuenta, los dos amigos amagaron a correr, pero solo uno pudo hacerlo. Mientras David salió disparado, Arlo fue retenido por Kim, que con expresión seria lo agarraba de la mano. Sin mirar si su amigo frenaba o seguía rumbo a la puerta de entrada, la atendió intrigado.

_ Tenemos que hablar Arlo.

_ ¿Hablar de que?

_ De lo que pasó anoche. De las marcas que tienes en tu cuello. De lo que hiciste con mi mejor amiga.