En un imperio dividido por intrigas y traiciones, Euridice, la tercera princesa de Caelum, se ve obligada a huir cuando su medio hermano, Jacob, asesina al emperador y a sus hermanos. Con la ayuda de Arjona, su protector, Euridice emprende una peligrosa búsqueda de los legendarios 5 Ases para detener a Jacob y evitar que desate el caos en el imperio. Mientras lucha por recuperar la paz, Euridice descubre su propia fuerza y determinación en un mundo donde la lealtad y el poder se entrelazan en una danza mortal.
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Capítulo 11
Pasaron algunas horas, la noche ya había caido por completo sobre el Imperio de Caelum. Justo a media noche, los soldados que habian salido para buscar a Euridice bajo el mando de Blad; volvieron.
Jacob estaba en la puerta del palacio cuando se entero de su llegada, esperaba ya ver a su hermana.
Los caballos se detuvieron frente a el, Blad bajo del suyo y camino hasta Jacob con la cabeza agachada. Jacob le miro y después miro hacia el resto de corceles y jinetes esperando ver a Euridice.
— ¿Donde esta?...— Preguntó Jacob notándose preocupado. Blad trago saliva y después se puso de rodillas con las manos contra el suelo.
— La princesa... Cayó en el risco de Tucksem al norte de las tierras de Outro... — Dijo Blad notándose realmente afectado.
— Donde... ¿Donde esta...?— Preguntó Jacob nuevamente, notándose agirado.
— Señor... Lo lamento...— Dijo Blad mientras se cubria de lagrimas.
— Váyanse...— Dijo Jacob tirándose de rodillas sobre el suelo.
— Pero señor..— Dijo Blad levantando la cabeza.
— ¡DIJE QUE SE LARGUEN! — Grito Jacob nuevamente.
Nadie dijo nada de nuevo, Blad se levanto y volviendo a su caballo todos se fueron de allí. Apenas se quedo solo, en medio del jardín principal... Las lágrimas lo invadieron y un grito desgarrador repleto de dolor resonó hasta los confines del palacio...
...
Bajo aquel risco, con la noche total sobre el bosque. Un hombre de túnica negra caminaba por los senderos del bosque hasta llegar a un lugar.
— Aquí estan.— Dijo el hombre mirando frente a él, a Arjona y Euridice.
Ambos tendiedos sobre el suelo, pero Euridice envuelta en brazos de Arjona casi ilesa; mientras esté último estaba cubierto de heridas, moretones y cortes...
...
Pasaron alrededor de dos días, en el palacio Imperial. Nuevamente los cinco reyes habian sido reunidos en la gran sala. Allí, todos se mantenían en silencio mientras esperaban las noticias o el por qué habian sido convocados a reunión.
No tardo en aparecer Jacob, quien vestía de luto y se notaba cansado y deprimido. Venía acompañado de una penumbra notoria, que les dejo ver a todos que algo malo había pasado.
— Príncipe... ¿Que fue lo que pasó?.— Preguntó la reina Rachel.
— Sucedió una tragedia...— Dijo Jacob caminando hasta su lugar, en donde no tomo asiento y solo mantuvo la cabeza agachada.
— ¿De que habla Príncipe?.— Preguntó Sendai.
— La princesa Euridice... Perdió la vida. — Dijo Jacob. Con sus palabras todos se notaron más que sorprendidos, impactados por tal noticia.
— ¿Pero como fue que paso?.— Preguntó Sendai.
— La Princesa... Y... su raptor, cayeron por un risco al norte de Outro... — Dijo Jacob. Sendai miro a Degel, quien mantenía la mirada sombría como si quisiera creer que todo era una mentira.
— Sus cuerpos...?.— Preguntó Degel. Jacob no levanto la cabeza, pero todos miraron a Degel; unos preguntándose por que hacia una pregunta como esa, pero por su parte Sendai entendiendo el por qué.
— Ese risco no tiene acceso de ninguna manera... es una caída de más de 15 metros...— Dijo Blad estando detrás de Jacob, también notándose afectado.
— Sabe Príncipe...— Dijo Degel poniéndose de pie para asi caminar hasta Jacob, todos se pusieron de pie temiendo que Degel cometa una atrocidad. — Siempre supe que quería a la princesa como a nadie en este palacio. — Le dijo el al llegar a estar justo a su lado. Blad se interpuso, manteniéndose a la defensiva. — Así que... espero que todo lo que ha echo, haya valido la pena.—. Jacob sintió una punzada en su corazón, sentía tanto dolor y tristeza que fue inevitable que una lagrima se deslice por su mejilla.
— Rey Degel... Vuelva a su asiento por favor.— Le dijo Blad. Sendai se alejó de su asiento y fue hasta Degel para asi poner una mano sobre su hombro.
— Degel... Calma.— Dijo Sendai apretando suavemente. Degel levanto la cabeza y mirando con despreció a Jacob, volvió a su asiento.
La atmósfera fue muy tensa. Hasta que Vlakyr abrio la boca.
— Es lamentable lo que paso con la princesa... Pero ahora debemos de pensar en el Imperio. Dado que la princesa era la siguiente en la línea de sucesión, ahora el único sucesor es usted príncipe. — Dijo Vlakyr.
— Tiene razón, deberíamos de nombrarlo emperador cuanto antes. De lo contrario el imperio podría caer en riesgo de la división de bandos. — Dijo Rachel.
— Yo digo que hoy mañana mismo sea nombrado Emperador, es lo mejor. — Dijo Vlakyr.
— No. — Dijo Jacob levantando la cabeza.
— El día de hoy se llevará a cabo el funeral de mi padre y mis dos hermanos... Y mañana el de mi hermana. — Dijo Jacob para después darse vuelta y caminar hacia su puerta. — Después de mañana... Será el coronamiento.— Dijo Jacob antes de salir de la sala...
...
Ese mismo día; una tarde soleada, en el palacio todos se vistieron de luto. Como era tradición, los cuerpos de la familia imperial debian de ser incinerados.
Y así fue. Frente a invitados, sirvientes, soldados, guerreros y gente común; los cuerpos de los tres fueron incinerados de manera ordenada.
Al ver sus cuerpos Jacob no mostró ni una pizca de dolor...
Esa misma noche hubo mucho ruido en una parte de la ciudad. Allí, un grupo enorme de trabajadores, se encontraban haciendo algo bajo órdenes de Jacob.
Era una bella estatua echa de marmol, con detalles perfectos, de un tamaño de al menos 10 metros, debajo una superficie que tuviese tallado el nombre de Euridice; con su fecha de nacimiento, y una pequeña reseña de lo que fue.
En el palacio tampoco hubo descanso, en el jardin más grande del palacio, mismo que se encontraba detrás del edificio principal. Los sirvientes del palacio se encontraban decorando todo, todo con flores blancas y doradas.
Jacob miraba esta decoración desde la ventana de lo que ahora era su habitación. La habitación del Emperador, mirando las flores pudo reconocer las que eran las favoritas de Euridice; unos girasoles.
Las lágrimas se le desbordaron y con el ceño fruncido se maldijo a sí mismo...
...
A la mañana siguiente, el cielo se encontraba nublado pronto seguramente lloverá. La estatua de Euridice fue puesta en el centro del jardín como un si fuese su altar; pero también, como un homenaje hacia ella.
Alrededor muchos se reunieron. Jacob al frente de todos, mirando la estatua de Euridice como si fuese lo más hermoso del mundo.
Todos podían notar su dolor, su rostro humedo y sus ojos rojos de tanto llorar. Era observado por Degel, quién leía una parte de la superficie en la que estaba la estatua. En está se explicaba como murió y decia que Euridice murió en el risco, pero también que fue su hermano Arjona quien lo causo.
Un sacerdote daba una oracion a órdenes de Jacob, cuando la lluvia se solto. Todos intentaron cubrirse, algunos sacaron sus sombrillas mientras solamente Jacob se quedaba entre la lluvia aún mirando la estatua de su hermana.
— Euridice... (Bien recuerdo... que amabas la lluvia...)— Susurro.
...
AÑOS ANTES...
...
Era una tarde lluviosa, el cielo estaba gris, el patio y jardín completamente mojado con enormes charcos de agua.
Con ese clima a nadie le gustaba salir del palacio, o bueno, a casi nadie.
Corriendo por los pasillos del palacio, Euridice llevaba de la mano a su hermano Jacob.
— ¡Vamos vamos vamos!— Decía ella emocionada mientras corrían hasta una de las puertas que daba hacia el exterior del palacio.
— ¿Que quieres hacer?. — Preguntó Jacob notándose poco emocionado por seguirla. Sin respuesta se quedó, únicamente llegaron a la puerta y alli Euridice se quito las zapatillas para asi abrir la puerta y de inmediato salir empapandose con la lluvia.
— ¡ahh~! Esta helada!— Dijo ella feliz. Jacob le miro y suspiro, Arjona llegó hasta estar tras de Jacob; mirando a Euridice. Jacob le miro con algo de desprecio y después miro de nuevo a Euridice. — ¡Vamos vamos! ¡Vengan los dos!.— Dijo Euridice.
Arjona obedecio y salió del palacio hasta llegar junto a ella, siendo también empapado por la lluvia. Tras pensarlo un par de segundos finalmente se quito los zapatos y salió del palacio dejándose mojar por la lluvia.
Apenas salió se iba a quejar, pero antes de poder hacerlo Euridice le jalo del brazo y se lo llevo hacia el jardin. Allí habian enormes charcos de lodo, mismos en los cuales Euridice comenzo a brincar y jugar.
— Eso es asqueroso.— Dijo Jacob con desagrado a todo el lodo.
— Andaa! Diviértete un poco!.— Dijo Euridice mientras se agachaba hasta tomar algo de lodo y formar una bolita. Misma que después le lanzó a Arjona, recibiendo el impacto Arjona se metio al lodo, y comenzo a salpicarle lodo a Euridice; quien también se defendió con más lodo.
Jacob les miro con disgusto, no entendía como para ellos era algo tan divertido. Miro a otro lado pero de repente un bola de lodo lo impacto manchando su ropa.
— ¡Aah! ¡¿Que les pasa?!— Dijo Jacob enfadado.
— aaaajajajaja!.— Solto Euridice una carcajada.
— ¿¡Quién fue!?— Preguntó, a lo que Euridice señaló a Arjona a la vez que Arjona la apunto a ella. Jacob estaba echo una furia, pero antes de poder seguir enojandose, ambos le atacaron con bolas de lodo.
Esta vez les miro a ambos y después se agacho hasta recoger en sus manos algo de lodo.
— esta vez me las pagaran!.— Dijo Jacob comenzando a lanzarles lodo.
Pronto ese pequeño pedazo de jardín se lleno de una guerra de lodo, tres niños peleando entre si con esa tierra mojada hasta que finalmente quedaron sin energías tendidos en el suelo.
— Ahh... que agusticida~ — Dijo Euridice acostada sobre el suelo, con su cabeza sobre el abdomen de Arjona, mientras la cabeza de Jacob reposaba sobre su pierna.
— Fue... divertido.— Dijo Jacob en un susurro.
— ¡Que se repita!.— Dijo Euridice emocionada.
— NO.— Dijo Jacob...
...
MOMENTO ACTUAL...
...
Recordando eso, Jacob miro al suelo, notando un charco de lodo que se había formado. Sin pensarlo dos veces se puso de cuclillas y tomo con su mano una pequeña cantidad de lodo para después mancharse el rostro.
Todos le miraron con confusión, nadie entendía que es lo que estaba haciendo. Pero él, estaba feliz de recordar cada pequeño detalle de ella...
...