HISTORIA PRECUELA DE LA COLECCIÓN HURMAYA (Primera historia corta):
Krasa, hija del conde de Sharaf del reino de Urtesi, ha terminado su compromiso con el príncipe Carpio de Susumira, ante el "irresponsable" comportamiento es enviada por su padre a una escuela de señoritas al reino de Fontana; sin embargo, por un error de la correspondencia termina en la escuela equivocada y se reencontrará con el príncipe Georgeus, que alguna vez le salvó la vida. ¿Descubrirá con él lo que es el verdadero amor?
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11. Lágrimas derramadas
Krasa está terminando de arreglar sus cosas, felizmente su hermano había logrado convencer a su padre de recogerla, con lo que logró evitar que su padre se enterara dónde realmente estuvo la joven, todos esos meses.
- "Voy a llevar todas tus cosas al carruaje, ve y despídete de tus amigas", comentó el hermano de Krasa.
- "Gracias, de ahí te alcanzo hermanito", dijo Krasa y salió corriendo.
Mientras corría por los pasillos de la escuela se topó con el príncipe Georgeus, dándose un abrazo prolongado, sintiendo tristeza en su corazón; una lágrima cayó por la mejilla de Krasa.
- "En una semana, estaré con mi padre en Urtesi para pedir tu mano, te amo Krasa y voy a hacer todo lo necesario para que estemos juntos", dijo Georgeus limpiando la lágrima de la jovencita.
- "Voy a estar esperando, te amo, en verdad no creí que se podía amar tanto", expresó Krasa con ternura.
Ambos se dan un beso tierno, que los vuelve en ese sentimiento que les hace acelerar el pulso, para luego tomarse las manos y hacerse promesas de amor, Georgeus le aseguró que no iba a perderla por nada del mundo, y ella garantizó que esperaría por él. Aunque Georgeus le pidió acompañarla para hablar con su hermano, Krasa le pidió que por favor primero hablara con su padre, ya no quería poner en más aprietos a su hermano.
Cuando estaba por llegar al portón, vio a Karoly que la esperaba con una sonrisa y un pequeño cofre.
- "Son piedras para desplazamientos instantáneos, sé que los hijos de los condes no tienen acceso a ellas, pero pensé que si por alguna razón necesitaras venir de imprevisto, serían de mucha ayuda", dijo Karoly con una sonrisa contagiosa.
Karoly recibió el obsequió y se abrazó a la intrépida muchacha que se convirtió en poco tiempo en su mejor amiga.
- "Te escribiré cartas en clave, debes responderme ¿de acuerdo?", preguntó Krasa.
- "Sabes que tengo dificultad con ello, los polvos mágicos no son lo mío, pero voy a aprender y haré cartas hermosas para ti", respondió emocionada Karoly; "en dos meses cumplo dieciséis así que te voy a invitar, espero que hasta entonces sea más fácil que vengas", continuó diciendo Karoly guiñando el ojo.
Ambas amigas se abrazan, Karoly sube al carruaje con ayuda de su hermano, pronto los caballos empiezan a caminar, ella mira fijamente por la pequeña ventana, como Karoly agita su mano despidiéndose, mientras más atrás nota a Georgeus que dibuja una sonrisa; su corazón siente una angustia y ruega que pronto se vuelvan a ver.
Después de un largo tiempo, completamente agotada, llegó Krasa con su hermano a su residencia en el condado de Sharaf, dónde fue recibida por su madre y hermanas menores. Cuando ingresó a la sala se topó con la mirada seria de su padre.
- "Descansa hoy, mañana hablaremos sobre tu futuro, espero que la estancia en la escuela de señoritas, te haya servido para reflexionar", expresó el conde de Sharaf.
- "Gracias, padre", manifestó Krasa con una solemne reverencia.
Krasa en su habitación, estaba arreglando sus cosas cuando las criadas ingresaron para hacer ese trabajo, se sorprendieron que ella había terminado con todo, y ocultó de ellas la cajita musical que le había dado de regalo Georgeus. Esa noche la jovencita de Urtesi, recordó hermosos momentos con el amor de su vida, y empezó a escribir la carta para Karoly, la misma que no pudo terminar porque realmente estaba muy agotada.
Al día siguiente, después del desayuno Krasa fue al despacho de su padre, luego de saludarlo tomó asiento donde le indicó, ella pensó que probablemente le iba a comunicar que estaría aún recluida por un tiempo más, y luego empezarían a ver propuestas de prometidos, solo que ella confiaba que hasta ese entonces, Georgeus ya habría venido y todo estaría solucionado.
- "Krasa, espero que este tiempo te haya servido para reflexionar como te dije ayer, y sepas cual es tu papel en un matrimonio, el príncipe Carpio pese a tu terrible accionar, ha vuelto a mandar el pergamino de compromiso de matrimonio; y creo que para evitar mayores incidentes deben casarse este mismo mes, por eso tienes cinco días para arreglar solo lo básico, luego partirás a Susumira, donde vivirás hasta que se lleve a cabo la boda", dijo el conde de Sharaf.
Krasa ha quedado estática, como si las palabras de su padre hubiesen sido dichas en un idioma completamente desconocido, porque le cuesta procesar lo que está escuchando; era todo lo que tenía que decirte, puedes ir a preparar todo.
Krasa dijo un "No" casi susurrando, para luego ponerse de pie y gritar con todas sus fuerzas "¡No!", su padre que ya estaba por abrir la puerta se sorprendió.
- "No voy a casarme con el príncipe Carpio, prefiero morir antes que eso", expresó Krasa con los ojos llorosos, hubiese querido tener esa capacidad de Karoly de decir lo que quería sin alterarse, pero no iba a dejar que decidieran con quien compartir su vida, cuando ella ya había decidió a quien entregar el corazón.
- "La decisión está tomada", dijo el conde de Sharaf sin inmutarse.
- "A rastras, me tendrán que llevar a rastras, y cuando esté en la iglesia gritaré a todo pulmón que no quiero, lo gritaré una y otra vez, yo no me voy a casar con él", expresó Krasa con un valor que desconocía, jamás se hubiese imaginado desafiar tan abiertamente a su padre.
El conde de Sharaf se acercó a su hija, ya había tenido bastante paciencia con ella, pensó, la jaloneó y la hizo ponerse de rodillas. Mientras iba por unas tijeras.
- "Te casas con él o te interno en un monasterio; en Urtesi nosotros como padres escogemos sus destinos, y no me vas a desafiar; sabes muy bien que si te interno en el monasterio deberé cortar tus hermosos cabellos rubios, deja de una vez esa majadería, parece que no aprendiste nada", expresó el conde, tomando un mechón de cabello de Krasa para contárselo.
Los gritos habían alertado a la madre de Krasa y su hermano, que ingresaron al Despacho, y se sorprendieron con la escena; la madre de Krasa se arrodilló al costado de su hija.
- "Por favor, es nuestra hija, dale tiempo", rogó la condesa.
- "Fueron meses en esa escuela y sigue con su misma posición insolente; es mejor que la convenzas de una vez, en cinco días parte a Susumira para casarse con el príncipe Carpio o en cinco días le corto todo su cabello y se interna en el monasterio, donde le pondrán el sello que impedirá que se case con cualquiera", expresó el conde de Sharaf.
Krasa se abrazó a su madre, llorando desconsoladamente, necesitaba hablar con Georgeus, necesitaba detener todo lo que había planificado su padre, seguía sin entender porque estaba tan aferrado a que se casara con Carpio, y odiaba que el príncipe de Susumira no terminara de entender su negativa.