Desde antes de nacer mi cruel destino estaba escrito, soy Lucía Rivas única hija de María de Rivas, desde que mi mamá supo que vendría al mundo me odio, yo le recordaba su tragedia, yo era el fruto de una violación, debido a eso mi vida siempre ha sido un infierno, pero algún día vengare todo mi sufrimiento y ni siquiera mi madre se salvará del infierno que desatare en la tierra...
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Capitulo XI Amigos!
Lucía estaba estresada de nuevo, ella no quería compartir nada con Mauricio y mucho menos quería trabajar con él, iba a subirse en el auto para volver a su apartamento cuando Mauricio la alcanzó y la llevo a la fuerza a su auto, Lucia se resistió, pero al ser el Mauricio Lombardi nadie se interpuso en su camino.
— Súbete al auto!. — Ordeno Mauricio.
— Vete a la mierda!, yo no subiré a tu auto nunca más, ahora déjame en paz. — Grito Lucia.
— No me hagas hacer que te subas a la fuerza. — Amenazó Mauricio.
— Ni que fuera la primera vez que me fuerzas a algo. — Respondió Lucía cruzándose de brazos.
Mauricio perdió la paciencia y la obligó a subirse al auto, luego arranco y la llevo de nuevo al mismo lugar de la última vez. La discusión continua en el auto, Lucia estaba realmente molesta y quería matar a Mauricio.
— Eres tan testaruda, pero eso te hace ver más hermosa. — Dijo Mauricio coqueteando con ella.
— Eres tan ridículo, si piensas que tus palabras podrán conmoverme estás muy equivocado. — Respondió Lucía mirando por la ventana.
No siguieron hablando hasta que llegaron a la montaña, Mauricio bajo del auto y encendió un cigarrillo, empezó a fumar, está vez no obligó a Lucia a bajar del coche, más bien se quedó pensando en la situación. Un tiempo después Lucia bajo del auto y se acercó a él.
— Qué quieres de mí?. — Pregunto ella resignada.
— No creas que quiero una relación amorosa contigo, yo solo quiero que nos llevemos bien por la seguridad de nuestro hijo. — Dijo Mauricio resignado a perder a Lucía.
— Está bien, podemos llevarnos bien, pero tienes que dejar de secuestrarme cada vez que quieras. — Respondió Lucia con su voz apagada.
Mauricio extendió su mano en son de paz, cuando sus manos se tocaron una corriente recorrió todo su cuerpo, haciéndolos sentir que ese amor que sentían el uno por el otro era real, pero eran tan testarudos que ninguno de los dos lo reconoció.
Volvieron a subir al auto, Mauricio llevo a Lucia a su apartamento y le pidió lo dejará ver a su hijo, ella aceptó y así subieron los dos, cuando Diego vio a sus padres llegar juntos se emocionó mucho y es que el pequeño se dio cuenta de que Mauricio es su papá desde hace mucho tiempo.
— Mamá!, papá! llegaron. — Dijo el niño corriendo hasta ellos.
Mauricio y Lucia se miraron extrañados, pero debían aceptar que era lo mejor y que el niño necesitaba saber la verdad, ese día los dos hablaron con él y le explicaron la situación, Diego se puso triste cuando Lucia le dijo que ellos no vivirían con Mauricio.
Lucia dejo solo a Diego y a Mauricio, ella fue con Ana, necesitaba descargar el dolor que sintió cuando Mauricio le dijo que no quería tener nada con ella.
—Ay! Ana! me duele tanto!, sabes que siempre he amado a Mauricio, pero definitivamente él no siente lo mismo que yo, hoy volví a mi realidad, él solo viene por su hijo y ahora me toca trabajar a su lado y eso será una tortura para mí.
Ana intentó consolarla y aunque Lucia no derramó ni una sola lágrima, su corazón estaba triste.
Tiempo después salieron de la habitación y Lucia fingió una sonrisa para no demostrarle a Mauricio la tristeza de su alma, estuvieron al menos una hora hablando, parecían amigos, viejos amigos y por fin hubo un ambiente de paz entre ellos, llegó la hora de que Mauricio se marchara, así que se despidió de su hijo y de Ana, Lucia lo acompañó a la puerta y se despidieron con un beso en la mejilla como los amigos que eran.
Una vez Mauricio se marchó Lucia fue a cambiarse de ropa, se puso una pijama supergrande y fue con su hijo a ver películas, estuvieron en la sala hasta que Diego se quedó dormido, su mamá lo llevo a la habitación le dio un beso y lo dejo solo.
Por otro lado, Mauricio estaba en su apartamento añorando tener a Lucia y a su hijo cerca y aunque le dijo a ella que no quería tener una relación amorosa con ella, la verdad era que anhelaba tenerla cerca y hacerle el amor, pero tenía en mente un plan y este era ganarse su confianza y luego su corazón.
Mientras en la mansión Lombardi Carolina estaba abrazada a su esposo, ella estaba molesta con él, pero aun así lo amaba y estaba agradecida de que él estuviera vivo.
— Qué pretendes al poner a trabajar juntos a esos dos?. — Le pregunto, ella acariciando su pecho.
— Acaso no es obvio, yo quiero que ellos estén juntos, te imaginas, Mauricio y Lucia casado y llenándonos de nietos, ese es mi sueño. — Dijo el hombre emocionado.
— A mí no me parece, yo quiero otra mujer para Mauricio y ya la tengo en la mira. Respondió Carolina pensando en Sara García.
— Tu hijo está enamorado de mi hija y, por tanto, ellos quedarán juntos y ya no molestes a mi princesa pues nadie es mejor que ella.
Carolina no quiso seguir discutiendo, ella simplemente se dio la vuelta y se quedó dormida, mientras Laureano pensaba en lo injusta que era su esposa, ella simplemente no acepta a Lucia solo por ser mi hija, la hija de un desliz que además paso hace más de veinticinco años.
Laureano no pensó más y se quedó dormido, al día siguiente sería el primer día de trabajo de Lucia y el iría a la empresa a presentarla como la nueva diseñadora y además como su hija.