La Chica Insolente del Casanova

El ambiente en la sala de estar seguía siendo muy tenso. Si Lisa, Ferdinan y Arga solo permanecían en silencio, no era así con Rasya y Pandu, quienes aún se lanzaban miradas penetrantes. Cuando la mirada de Pandu se agudizó, Rasya no se inmutó y mantuvo una expresión burlona.

"Entonces, ¿tu nombre es Kumala?", preguntó Lisa, desviando su atención.

"Sí, señora". Rasya inclinó la cabeza respetuosamente, la actitud de la chica era muy diferente cuando se enfrentaba a Pandu.

"Si se puede saber, ¿dónde está tu casa?", preguntó Lisa de nuevo. La mujer de mediana edad volvió a morder un trozo de guayaba que todavía era bastante grande.

"Soy originaria del pueblo, señora. Ahora vivo con tres amigas en una casa de alquiler, no muy lejos de aquí". Rasya respondió cortésmente, con la cabeza medio inclinada.

"Chica independiente. ¿Tus padres todavía están vivos?" Como una periodista, Lisa siguió haciendo preguntas. Estaba realmente curiosa por la chica.

"Sí, señora."

"¿Cuál es el trabajo de tus padres?" Esta vez, se escuchó la voz barítona de Ferdinan.

"Mi padre es obrero de fábrica, si mi madre solo lava ropa, señor".

"¡Hija de obrero presumida!", insultó Pandu. En lugar de enojarse, los labios de Rasya simplemente sonrieron de lado.

"¿Y eso qué, tío? ¡Qué envidia!", Rasya levantó la vista, mirando desafiante a Pandu.

"¡Pandu! ¡Cuida tus palabras! ¡Papá nunca te enseñó a insultar a los demás!", reprendió Ferdinan. Para él, las palabras de Pandu habían sido demasiado lejos.

"¡Ajá, escucha eso, tío! ¡No hagas que la imagen de tus padres se vea mal ante los ojos de los demás por tus palabras que son... ya sabes... así!", Rasya giró los ojos con pereza.

La paciencia de Pandu parecía haberse agotado, pero trató de contenerse porque no quería que sus padres se enojaran con él de nuevo.

"Antes de ser la asistente del hogar de mi hijo, ¿dónde trabajabas?", Lisa volvió a preguntar. Realmente le interesaba Rasya, que podía comportarse ajustándose a la situación y a quién estaba hablando.

"Solo era camarera en el Restaurante Gama del señor Gatra, señora".

"¿Y tus amigas del alquiler? ¿También trabajan allí?" A Lisa no parecía importarle seguir haciendo preguntas, aunque Rasya ya se sentía incómoda. Honestamente, lo que menos le gustaba era que alguien quisiera saber demasiado sobre su vida.

"No, señora. Suketi y Zaenab trabajan en una tienda de ropa, si Markonah en una zapatería", respondió Rasya con una amplia sonrisa.

Se quedaron atónitos al escuchar la respuesta de Rasya y creyeron que los nombres mencionados eran nombres reales. Lisa incluso levantó la mano para cubrir su risa.

"Oh, sí, Kumala..."

"Señora, llámeme Rasya solamente. Si me llama Kumala, me temo que me confundirán con una calamidad", interrumpió Rasya. La risa de Lisa, que acababa de detenerse, finalmente volvió a estallar, mientras que Pandu chasqueaba cada vez más molesto.

"Está bien, Rasya. Un nombre hermoso, tan hermoso como la persona", elogió Lisa. El rostro de Rasya se puso rojo, los labios de la chica se burlaron de Pandu, quien seguía mirándola.

"Gracias por el elogio, señora". Rasya inclinó la cabeza respetuosamente con las manos juntas frente a su pecho.

"¿Te gustaría vivir aquí?" La pregunta de Lisa hizo que Rasya volviera a levantar la vista, mientras que Pandu miraba con incredulidad a su mamá.

"¡No puede ser! Ella va a ser la sirvienta en mi casa privada, mamá". La voz de Pandu sonó más alta.

"Mamá no quiere que la conviertas en sirvienta. ¡Mamá quiere que sea la nuera de mamá y papá!"

"¡¿Qué?!"

"¡Qué!"

Rasya y Pandu exclamaron al mismo tiempo. Luego, se miraron el uno al otro, sintiéndose incrédulos por lo que acababan de escuchar.

"Son muy compatibles. ¡Quién sabe, tal vez realmente son almas gemelas!" Arga, que había estado callado desde el principio, finalmente no pudo resistirse a abrir la boca. No olvidó agregar una risita al final de su declaración, lo que hizo que Pandu gruñera aún más.

"Lo siento, señora. No puedo ser su nuera". Rasya no atenuó su sonrisa en lo más mínimo. La mirada de Pandu hacia ella se agudizó aún más.

"¿Por qué te niegas?", preguntó Ferdinan inquisitivamente.

"Porque no amo a su hijo, señor. Quiero casarme con un hombre que realmente me ame con sinceridad. Además, nuestro estatus social es muy diferente, no quiero avergonzar a su familia", dijo Rasya.

"¡Qué bueno que seas consciente!", exclamó Pandu con una sonrisa burlona.

"¡Cuidado, tío! No seas tan duro conmigo. Luego, como en las novelas, de tan duro que eres, eh, con el tiempo te vuelves loco por mí. ¡Espero tu locura, tío!", Rasya se echó a reír a carcajadas. No había ni una pizca de tristeza debido a las palabras mordaces de la boca de Pandu.

"¡No sueñes!", dijo Pandu medio gritando.

"La vida comienza con un sueño, tío. ¿Qué tiene de malo si soñamos cosas hermosas? Además, escucha esto, sí. Quiero casarme con un hombre que aún sea virgen, no con un hombre que ya ha probado todo tipo de agujeros", insinuó Rasya. La mano de Pandu se apretó con fuerza con la mandíbula tensa.

"¡Puedes callarte!", gritó Pandu, el hombre ya no podía contener su ira. Estar frente a Rasya realmente ponía a prueba su paciencia. Rasya no respondió, solo se tapó la boca reflexivamente.

"¿Es cierto lo que dijo Rasya?", preguntó Ferdinan con énfasis. Pandu miró a su papá con súplica.

"Papá..."

"¡No necesitas explicar nada! Papá ya sabe la respuesta. ¡Ahora prepárate para recibir el castigo, Pandu Nugraha Andaksa!" Pandu tragó saliva con dificultad al escuchar la voz de Ferdinan tan firme.