Una tarde como cualquiera, Andi escuchó el grito de una niña que le decía "papá" a su esposo. En ese momento, ella sintió que el amor era egoísta y cruel. Pero nadie sabia que ese encuentro cambiaría sus destinos.
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Injusto
Andi se sentía miserable frente a su esposo. Su felicidad no le correspondía a nadie; no quería hacer responsable a nadie de las lágrimas que su corazón derramaba por dentro. Su corazón no podía negociar con las falsedades del mundo, no estaba de acuerdo en seguir con un círculo que solo lastimaba.
— ¿Por qué tienes que hacerte cargo vos si ese hombre es el padre de la niña?— gritó Andi.
—¡Porque ese hombre un maldito hijo de puta! Uso a Aylin y luego la voto.
—En estos momentos, mi cabeza no puede pensar muy bien las cosas. Dennis, por favor, toma tus cosas y vete con tu hija. Yo jamás podré darte un hijo; ¡lamentablemente la vida lo quiso así!
—¿Mi amor, si me voy quien cuidará de vos?
—Aprenderé a cuidarme, la enfermedad que tengo no es tan grave.
—No quiero irme, Andi. Sabes que te amo un montón; mi vida no puede ser igual sin vos.
—Piensa en esa niña; dale esa felicidad que le prometiste desde el día que nació. Yo ya descubrí tu mentira; no dejes que ella lo sepa, porque la lastimaras.
—No es justo Andi.
—El mundo ya es injusto con todos, pero puedes hacer que el mundo de esa niña sea mejor.
—¿Me odias?
—No Dennis. Salvaste la vida de un angelito, no todos tienen ese coraje.
—Podemos hacer que las cosas mejoren Andi, por favor mi amor, no hagas que me vaya de tu lado.
—Estoy agrietada, necesito tiempo para recuperarme, Dennis.
—Puedo darte un abrazo antes de irme, por favor.
Andi amaba a su esposo; odiaba la idea de no verlo más. Habían tenido muchas peleas sin sentido, pero esta vez la cosa era muy seria; no podía esquivar la verdad y hacer como si nada hubiese pasado. Afuera, una niña lo aguardaba más que a ella. Le dio el último abrazo a su esposo; ahora tenía que desacostumbrarse a esos abrazos que solían darse todos los días. No quiso pedir más explicaciones para no lastimarse ella misma; estaba consciente que la mamá de la niña también sentía amor por su esposo, sabiendo eso se apartó de él.
—Si en algún momento nos volvemos a cruzar, por favor, no te acerques a mí; esquívame Dennis— dijo Andi a su esposo, secándose las lágrimas.
—Me gustaría volver al inicio de todo, mi amor, y hacer las cosas de diferente manera; no puedo soportar la idea de que no estemos juntos más— dijo Dennis, abrazando una vez más a su esposa en medio de tantas lágrimas derramadas.
Dennis se marchó, dejando a Andi en medio de tanta tristeza y decepción. Minutos después, ella entró a la habitación; Dennis no se había llevado nada. Era obvio que habia llevado una doble vida durante muchos años; no era necesario que se lleve algo.
Ella miró la cama y sintió un gran vacío. Tendría que acostumbrarse a ocupar toda la cama. Las lágrimas no cesaban; se tumbo al suelo y empezó a gritar. Su corazón estaba hecho trizas, esa cita con el dolor le estaba matando.
Dennis llegó a la casa donde vivía con su hija, fue directamente al cuarto de la niña.
—¿Papá, por qué te fuiste sin despedirte de mí?— preguntó la niña a su padre acercándose a él para darle un abrazo.
Dennis levantó a su hija y la llevó a la cama. —Me fui porque Andi se merecía una explicación— respondió después de acostar a la niña en la cama.
—¿Esa mujer era Andi, papá?
—Si mi amor.
—¿Se enojó?
—Si, mi amor, estaba muy enojada conmigo porque no le dije que tenía una hermosa hija.
—Andi es muy buena, seguro te perdonará papá.
Dennis siempre le hablaba a su hija de Andi; le decía que era su mejor amiga, que juntos se cuidaban el uno al otro. La niña siempre quiso conocer a Andi, pero su padre siempre le inventaba una escusa, ya que Andi no sabía de la existencia de la niña.
Dennis abrazo a la niña y se puso a llorar.
—¿Por qué estás triste, papá?— la niña preguntó, secando las lágrimas de su padre con sus pequeñas manos.
—No lloro de tristeza mi amor, lloro de felicidad. Es lindo tener una pequeña hermosa con quien jugar y hablar.
Dennis le hizo cosquillas a la niña y juntos jugaron por un momento, hasta que se quedó dormida. Por un instante observaba; esa niña era su adoración. No era su verdadera hija, pero sacrifico todo para cuidarla y darle todo el amor posible.
Dennis salió de la habitación y se cruzó con Aylin cuando cerraba la puerta.
—¿Cómo estás, Dennis? Creí que no vendrías a casa después de lo que pasó — comentó ella.
—No tengo ganas de hablar, Aylin. Supongo que estás contenta; al final lograste que me quede a la fuerza a tu lado, pero escúchame bien: jamás te amaré como amo a Andi. Buscaré una salida, ya lo verás.
—¿Dennis, por qué me tratas así?
—Porque eres una egoísta Aylin. No te importa la felicidad de los demás, solo piensas en vos.
—Si tanto te cuesta estar a mi lado... ¡Vete!... ¡Fuera de aquí! Vete con esa mujer que no puede darte hijos— Aylin empezó a gritar.
—Baja la voz Aylin. Despertarás a la niña.
Aylin, muy molesta, se alejó de la habitación de la niña y se fue a su cuarto, tirando la puerta. Tiró todo lo que había a su alrededor; no le importó todo el desastre que estaba ocasionando. Solo quería llamar la atención de Dennis, quería verlo entrar por la puerta para calmar su enojó. Él nunca entró. Esto le puso peor a ella. Tomó un cuchillo y lo clavó entre la puerta. "Te mataré Andi", lo juró "Te mataré para que por fin pueda formar una familia con Dennis", gritó en toda la habitación.
Dennis tomó su teléfono y marco a su esposa. Quería escuchar su voz para calmar la herida que él mismo se había provocado por culpa de sus malas decisiones, pero Andi nunca contestó. Ella estaba sumergida en un nuevo territorio, caída en medio de una historia mal escrita por ideas malinterpretadas.