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EL DRAGÓN OLVIDADO QUE VUELVE A NACER

EL DRAGÓN OLVIDADO QUE VUELVE A NACER

Status: En proceso
Genre:Yaoi / Viaje En El Tiempo / ABO / Traiciones y engaños / Reencarnación / Fantasía LGBT
Popularitas:2.5k
Nilai: 5
nombre de autor: Gabitha

El fallecimiento de su padre desencadena que la verdad detrás de su rechazo salga a la luz y con el poder del dragón dentro de él termina con una era, pero siendo traicionado obtiene una nueva oportunidad.
— Los omegas no pueden entrar— dijo el guardia que custodia la puerta.
—No soy cualquier omega, mi nombre es Drayce Nytherion, príncipe de este reino— fueron esas últimas palabras cuando ellos se arrodillaron ante el.

NovelToon tiene autorización de Gabitha para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

UNA VIDA TORMENTOSA.

Todos se encontraban reunidos: la madre emperatriz, las concubinas y los hijos del emperador Vladimir Nytherion “El Conquistador”, quien había unificado reinos y destruido a cuantos se negaban a aceptar que una alianza era la única solución para la guerra.

El aire frío y fúnebre impregnaba los pasillos del palacio mientras todos esperaban ser llamados a presencia del emperador.

—Príncipe Drayce, su padre le llama —dijo una sirvienta al salir de la recámara imperial.

Drayce asintió en silencio y caminó hacia la puerta. Era la primera vez que su padre lo convocaba. Desde pequeño sabía que jamás lo reconocería, pues había nacido con la marca de la maldición.

Su cuerpo delgado, resultado de los malos tratos y la falta de alimento, apenas podía sostener el traje demasiado grande y los zapatos que le habían dado las criadas para presentarse. Aunque tenía veinte años, parecía un jovencito frágil. Con solo el llamado de su padre había visto como era ser atendido por las criadas que deberían servirle y no los sirvientes que lo veían como una bestia salvaje.

Entró con cautela, inclinándose ante la cama imperial. El emperador, enfermo y debilitado, lo miró por primera vez con ternura.

—Drayce… acércate, hijo —dijo con voz quebrada.

El joven obedeció y tomó entre sus manos las delgadas y temblorosas de su padre, era la primera vez que escuchaba que su padre le llamaba hijo.

—Padre, aquí estoy— dijo arrodillandose en el lecho de su padre, veía como el antes hombre que regia un imperio ahora era más delgado casi llegado a los huesos.

—Perdóname —susurró Vladimir, con lágrimas en los ojos. — Lamento no haberte protegido. Le prometí a tu madre que te cuidaría y fallé.

Drayce sintió que sus ojos se llenaban de lágrimas. Besó la mano del emperador.

—No hay nada que perdonar padre.

El emperador apretó su mano con dolor y rabia contenida.

—Creí que Freya y tu abuela te protegerían… jamás imaginé que ellas mismas ordenarían tu maltrato. Me duele saber que sufriste golpes, hambre y desprecio bajo este techo bajo el cual se juro proteger a nuestra sangre.

El corazón del emperador se quebraba, pero ya no podía hacer nada contra las sombras que dominaban el palacio y su enfermedad que le aproximaba a la muerte.

—Drayce, debes huir. Desde este momento quedas libre del palacio. Huye y no vuelvas jamás.

El rostro de Drayce mostraba cuan confundido estaba, era posible que él saliera fuera cuando desde pequeño se e había prohibido siquiera pensar ena idea.

—¿Huir? Padre… no tengo a dónde ir. No tengo dinero ni sirvientes que me ayuden.

—No estarás solo. Christian te ayudará.

Un hombre de aproximadamente la edad de su padre, de mirada firme y rostro cansado, apareció en silencio, supo por su aroma que era un omega, Vladimir los miró a ambos con amor, como si solo a ellos considerara su familia.

—Prométeme que no volverás, hijo.

Dudo por un momento sin embargo asintió porque sabía que su padre siempre tenía un plan ya hecho para cualquier problema que se le presentaba y co**n un abrazo lleno de amor y despedida, padre e hijo sellaron aquella promesa**.

Christian condujo a Drayce hacia la puerta.

— Príncipe le pido que vaya a sus aposentos, recoja lo poco que sea suyo y cuando haya terminado diríjase a la cocina, hallará un aparador de vinos. A su lado, se encuentra una antorcha, girela a la derecha y un pasadizo se abrirá, camine sin detenerse.

Mientras tanto, afuera aguardaban tres figuras: Freya, la concubina principal; Agatha, la madre emperatriz; y Drarius, su hermano y el heredero al trono. Esperaban con impaciencia, sabiendo que el emperador estaba a punto de morir.

Cuando Drayce salió, bajó la cabeza. Nadie le habló, nadie le detuvo. El silencio fue su único compañero hasta llegar a su habitación. Tomó sus pocas pertenencias y, conteniendo el miedo, corrió hacia la cocina. Abrió el pasadizo y descendió por las escaleras oscuras. El aire húmedo y helado lo envolvía.

Avanzó sin detenerse hasta que, finalmente, sintió el viento fresco en el rostro. Ante sus ojos apareció el mar. Era la primera vez que lo veía, el horizonte pintado por un sol que se ocultaba, lo llenó de una emoción desconocida.

Pero la calma se quebró con el repique de las campanas: el emperador había muerto, estuvo a punto de llorar, hasta que escucho pasos que se dirigían a él, temió lo peor.

Christian apareció poco después, perseguido por guardias. Con esfuerzo derrotó a dos de ellos y explicó entre jadeos:

—No es que lo haya traicionado príncipe… Drarius descubrió que yo lo había visto todo. Fue él, junto a Freya, quienes envenenaron al emperador. Vi cómo degollaron a la madre emperatriz… como con sus manos asfixiaron en su lecho al emperador. ¡Ellos lo asesinaron!

Drayce apenas tuvo tiempo de asimilarlo cuando Drarius llegó con espada en mano. Sin piedad, atravesó el pecho de Christian. Freya lo acompañaba, sonriendo con crueldad.

Drayce cayó de rodillas, suplicando:

—¡Por favor! No quiero el trono. Me iré lejos, se los juro.

Freya lo sujetó del cabello y lo obligó a mirarla.

—¿Irte? —rió con desdén—. Tu sangre maldita es la razón por la que sigo aquí. No escaparás, Drayce. Nunca.

Menciono con odio, lo golpeaba sin piedad, hasta que escucho la voz de Drarius, quien malherido por el contraataque de Christian quien se había levantado con las pocas fuerzas que le quedaban y le había apuñalado con una daga que le había regalado el emperador

—¡Maten a esa basura! Y con el otro… hagan lo que quieran, pero que viva.

Fueron las palabras de Freya al ver a su hijo herido, algunos de los soldados cargaban el cuerpo de Drarius, pero no tardo en ver cómo los demas g**uardias apuñalaron una y otra vez el cuerpo de Christian.**

Drayce temblando y temiendo a lo que podrían hacerle, tomó la daga ensangrentada con la que habían herido a Drarius y la hundió en su propio pecho.

La oscuridad lo envolvió y aún con lágrimas en los ojos vio llegar su fin, deseo con todas sus fuerzas poder volver al pasado para destruir a Freya, salvar a su padre y tal vez solo tal vez ser más fuerte.

Pensó que era el final de lo que había sido su corta vida.

Hasta que una voz femenina, profunda y cálida, susurró en su interior:

—Mi pequeño dragón… despierta.

Drayce abrió los ojos, y lo que vio lo dejo helado, sus manos delgadas, sus dedos pequeños y con la voluntad de vivir corrió a los jardines del Palacio, para saber si se encontraba en un sueño.

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Priscy Agudelo
me encanta tu novela, cada capítulo me llena de intriga y no puedo parar de leer. 👏👏👏felicitaciones.
Gaby Rodriguez: Gracias por tus palabras y me alegra que te esté gustando 🤭☺️
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Limaesfra🍾🥂🌟
🐲🐉
Gaby Rodriguez: Me alegra que te esté gustando🥰
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Adeilis
Más capítulo por favor
Adeilis
La historia es muy interesante, me gusta mucho
Gaby Rodriguez: Me alegra que te guste y gracias por darle una oportunidad 🤗😘
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