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Un Amor Prohibido Para La Institutriz

Un Amor Prohibido Para La Institutriz

Status: Terminada
Genre:Romance entre patrón y sirvienta / Amor-odio / Atracción entre enemigos / Ascenso de clase social / Enemistad nacional y odio familiar / Secretos de la alta sociedad / Completas
Popularitas:11.3k
Nilai: 5
nombre de autor: Chero write

​tres años han pasado desde que el Marqués Rafael y Elaiza sellaron un pacto de amor secreto. Cuatro años en los que su relación ha florecido en los rincones ocultos de la mansión, transformándose en una verdad inquebrantable que sostiene su hogar.
​Pero con los hijos del marqués haciéndose mayores y la implacable sociedad aristocrática que ha comenzando a susurrar, el peligro de que su amor salga a la luz es más grande que nunca.
​¿Podrá estás dos almas unidas en la intimidad sobrevivir al escrutinio del mundo? ¿osera el fin de su amor?

NovelToon tiene autorización de Chero write para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

un día atareado

​El primer resplandor del sol se filtraba por las ventanas, y la mansión, todavía en silencio, comenzaba a despertar con el suave murmullo de los sirvientes que iniciaban su rutina. Hombres y mujeres iban y venían, acomodando todo para un nuevo día.

Elaiza se detuvo en el pasillo, un poco aturdida. Apenas había llegado a la puerta de la habitación de Emanuel cuando fue evitada justo a tiempo de ser derribada por un torbellino de ojos azules. El niño corrió frente a ella, murmurando "¡Se me ha hecho tarde, se me ha hecho tarde!". Elaiza sonrió, viendo cómo su trabajo de despertarlo había sido minimizado por la energía del pequeño quien Evadia a los empleados que se cruzaban en su camino.

en la cocina El aire se llenaba con el crepitar de la leña en el fogón y el reconfortante aroma a masa apunto de hornearse. La señora Salazar, bajita y regordeta, tenía el delantal salpicado de harina, pero sus ojos oscuros, que la señora Jenkins temía, brillaban con una mezcla de disciplina y afecto al ver a Emanuel.

​"¡Cinco minutos tarde, joven amo! El desayuno no se va a preparar solo lo sabe verdad?", le regañó con una voz que era más una costumbre que un verdadero enojo.

​Emanuel, sin aliento, se excusó mientras se ajustaba su pequeño delantal con manos ágiles. Se acercó a la mesa, donde un grueso libro de recetas, encuadernado en cuero, lo esperaba. "Lo siento, señora Salazar, me quedé dormido anoche me dormí hasta tarde preparando la lección de historia para hoy", dijo con una sonrisa. Su rostro, aún inocente, irradiaba una sencillez y un cariño que la cocinera no podía resistir.

​"El menú de hoy es el favorito de su padre", anunció ella, señalando la olla. "Crema de calabaza, panecillos dulces y tocino. Es temporada de mermelada de moras que tanto le gusta a la señorita Rosalba".

​Emanuel abrió el libro y sus manos, familiarizadas con el peso de los años, pasaron las páginas a toda prisa, deteniéndose en la receta exacta. Conocia cada rincón y cada mancha del libro, por los incontables años que había pasado aprendiendo a leer con aquellos libros, a la sombra de la cocinera y con ayuda de elaiza. "Y... para usted y para mí, señora Salazar, ¿qué le parece si hacemos unas galletas de avena con jengibre, son sus favoritas?".

​Una risa suave y melódica llenó el espacio. La cocinera miró a un rincón, donde una joven callada y alta llamada Cecilia, su ayudante, amasaba la harina con esmero.

"Cecilia, ¿qué te parece la propuesta del joven amo? la masa de jengibre no espera".

La joven, con una sonrisa tímida, asintió y continuó saco unos ingredientes de un estante y continuo su trabajo en silencio, observando con admiración la relación entre la cocinera y el niño.

​"Eres un amo consentidor", le dijo la señora Salazar, dándole un suave golpe en la cabeza. "Ve por los huevos y las especias. Cecilia, tú encárgate del tocino y el pan, que no se quemen. Cuando el joven regrese, lo quiero a los lados del fogón y cuidadito se queman como la última vez".

​Emanuel salió de la cocina al patio, a unos pocos metros, donde el terreno que antes era un montón de hierbas secas ahora era su pequeño cultivo. Con cuidado, recogió algunas ramas de romero y unas hojas de tomillo,algunas moras frescas y genjibre. Se dirigió al pequeño corral de gallinas, donde entró con un paso suave y sacó unos huevos frescos. Sin pensarlo dos veces, desenterró unas matas de papas y otras verduras. Regresó a la cocina con la cesta repleta de ingredientes e inmediatamente se puso a trabajar, sus ojos brillaban con la pasión de un verdadero cocinero al ver chisporrotear los sartenes y sentir los aromas de sus creaciones.

mientras tanto para Elaiza su siguiente tarea era Rosalba, y la dinámica era completamente distinta. Con pasos suaves, Elaiza se dirigió a la habitación de la joven y abrió la puerta con delicadeza. El tenue resplandor del sol se colaba por las cortinas que corrió un poco, iluminando el lugar. Después de ella, una mucama entró en silencio, llevando sábanas limpias sobre su brazo que dejó en un silloncito adornado con un par de muñecas que la niña hacía tiempo ya no usaba. Ambas mujeres se movían con una coreografía aprendida de años, preparando la ropa que la joven se pondría ese día, así como los accesorios que adornarían su cabello y cuerpo.

Rosalba, aún dormida, se veía desaliñada, su modo de dormir contrastaba con los finos modales que mantenía durante el día. Esto hizo sonreír a Elaiza, quien se inclinó suavemente para despertarla. "Rosalba, es hora de levantarse, mi niña".

Con poca elegancia, la joven se incorporó a regañadientes, aún así permitió que la mucama la ayudara a vestirse.

Mientras la mucama abotonaba el vestido, Elaiza repasó el itinerario del día. "Tienes una jornada bastante ocupada. Después del desayuno, tu tutor te espera para la lección de latín. Luego, tu clase de piano con la señora Dubois al medio día y, por la tarde, tu clase de francés".

Rosalba asintió, su rostro aburrido y algo molesto. "Y la clase para el baile de presentación en la corte", añadió con un tono irritado y un suspiro apenas audible. La ceremonia para su entrada en sociedad era el tema central de sus días, y aunque la emocionaba, también sentía la presión.

"Sí, querida se que es tedioso pero debes continuar si deseas ser presentada en sociedad. La clase de señora de Laroque la cambiaron hoy a las tres y Debes lucir impecable ya sabes cómo se pone por cualquier detalle". Dijo elaiza cerrado la libreta con sus anotaciones, mientras Rosalba giraba los ojos.

Justo en ese momento, otras dos sirvientas entraron y anunciaron que el desayuno estaba listo. Mientras Elaiza y Rosalba salían de la habitación, las mucamas se dispusieron a limpiar y a airear el lugar.

​Una vez que todos estuvieron sentados, el marqués entró al comedor. La luz de la mañana lo iluminaba, revelando un cambio notable en su rostro. Un silencio inusual, un silencio de sorpresa, cayó sobre la mesa. Su rostro, que hasta la noche anterior había estado enmarcado por una barba cuidada y madura, ahora estaba liso, mostrando sus facciones bien definidas.

​La primera en reaccionar fue Rosalba, que soltó una risita ahogada que intentó disimular cubriéndose la boca con la mano. Emanuel, con la inocencia de un niño, lo miró con los ojos muy abiertos.

"Papá, ¿qué te pasó? Te ves como en las fotografías de antes, con mama", preguntó sin ningún reparo.

​Rafael se sentó a la cabecera de la mesa, su sonrisa ladeada. "Un poco de cambio no le hace daño a nadie. Quería recordar mis días de juventud". Y aunque su respuesta fue a los niños, sus ojos buscaron a Elaiza, sentada al otro lado de la mesa. La miró, sus ojos llenos de una chispa de travesura, como si compartieran un chiste privado, el cual había tenido lugar la noche anterior. La mirada de ella reflejó una mezcla de sorpresa y algo de nostalgia. El silencio se llenó de un subtexto que solo ellos podían entender, una intimidad que contrastaba con la formalidad del lugar.

​Rompiendo la tensión con la voz, Rafael provo la crema de calabaza que le había preparado Emanuel. "Esta crema es excelente. Emanuel, ¿estás ayudando a la señora Salazar con la cocina?"

​"¡Sí, padre!", respondió Emanuel con entusiasmo, sus ojos brillando. "Hoy me tocó el tocino y los huevos. Y para la tarde, la señora Salazar y yo vamos a preparar unas galletas de jengibre. Van a quedar deliciosas".

​Rafael asintió con orgullo. "Estoy seguro de que así será. Y tú, Rosalba, ¿qué harás el día de hoy?"

​"Tengo una jornada bastante ocupada, padre. Primero, mis lecciones de latín y luego, mi clase de piano. El tutor dice que mis manos son demasiado delicadas para la Sonata en do mayor, pero estoy decidida a probarle que está equivocado." dijo la joven observando sus suaves manos y con una mirada desafiante.

​Rafael sonrió, su mirada llena de orgullo. "No lo dudo. Tus manos son las de tu madre, ella podría hacer que el piano hablara." Se volvió hacia la señora Jenkins. "Señora Jenkins, ¿hay algún pendiente con el personal o la casa que deba saber?"

​"Todo en orden, mi señor", respondió ella, su voz tranquila y serena. " las provisiones para la semana ya están listas, solo deberé ir al pueblo a hacer unos pagos ."

"señorita medina ¿sería mucho pedir que de camino a las lecciones de la señora Larroque pasará al notario y le pida que venga?" pregunto el marqués con calma

​"por supuesto mi señor, puedo ir después de dejar a Rosalba y Emanuel en sus clases.", respondio Elaiza, su voz suave y tranquila, mirando directamente al marqués.

​Rafael asintió, su mirada se detuvo en ella un momento más. "Excelente. Parece que todos tenemos un día lleno de actividades. Yo me reuniré con los asesores y el Rey más tarde, no se a que hora regrese. Pero por la noche, me gustaría probar esas galletas de jengibre con un te, así que espero me separes una porción hijo." emanuel si rio con una mirada emocionada.

​La conversación continuó por un rato, llena de risas y amor. Cuando el desayuno terminó, todos se levantaron de la mesa. Rafael se quedó un instante para hablar con la señora Jenkins, mientras los demás se dirigían a sus actividades.

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Gladys Muñoz
encantada con esta novela gracias escritora estoy emocionada de haberla léido espero la otra sea tan buena como las otras💯🥰❤️ mil puntos
Melisuga
👏🏼❤️✍🏼❤️👏🏼
Es una historia... ¡PRECIOSA!
👏🏼💖✍🏼💖👏🏼
Te hace sufrir, reír, llorar, irritarte, enfurecer y, sobre todo, amar y perdonar con la misma pasión y emoción que cada uno de sus personajes.
💘💖❤️‍🔥💞❣️💔❤️‍🩹
Las descripciones de los escenarios, los gestos y los sentimientos, los diálogos e interacciones de los personajes, sus luchas internas entre los que debe ser, lo que quieren que sea y la cruda y dura realidad; te atrapan y mantienen en vilo de principio a fin.
👏🏼💖✍🏼💖👏🏼
¡Felicitaciones, estimada Chero Chan, por tan hermosa novela!
👏🏼💖💐✍🏼💐💖👏🏼
Melisuga
😍😍😍
Gracias por el detalle, estimada Chero Write. Honor que me haces. Ha sido realmente un placer leer estás historias. Ahora ya me quedo a la espera de saber cuál, o cuáles, de los hijos del marqués tendrá un amor prohibido. Apostaría por Tomás y la princesa Margarita. Pero bien pudiera ser Emanuel con algún personaje que aún no nos ha sido revelado. Ya empiezo con la ansiedad. 🫣
Melisuga
Ciertamente, no es el clásico "y vivieron felices por siempre". Pero sí es totalmente coherente con la personalidad de ambos, sobre todo de Elaiza.
👏🏼😍👏🏼😍👏🏼
Melisuga
Me imagino a Rey Arturo con un cartel en las patas que dice: Amarren a la 👩🏻‍🦰, que el 🦊 le tiene miedo.
Melisuga
👏🏼👏🏼👏🏼
¡Bien por ti, Rafael!
Te permitiste dejar a un lado al marqués de Robledo y ser, simplemente, el papá que tus hijos quieren y necesitan.
😍😍😍
Melisuga
La intensidad de los sentimientos de ambos se desborda con cada palabra que dicen. La partera tiene mucha razón: las heridas del alma y el 💔 necesitan tiempo, paciencia y , sobre todo, muuuucho amor para ❤️‍🩹.
Maredys Marquez
uuhhhmmm no me gusta este final 😒
Sonia
? Este es el final o habrá mas capítulos
Maredys Marquez
la tiene difícil Rafael..🙄
Melisuga
Un paso a la vez, Rafael. El amor que se tienen puede ser sanador, pero necesita de tiempo para que todo vuelva a su lugar y sea mucho mejor que antes.
Melisuga
*horizonte
Melisuga
Sabiduría ancestral la de la partera.
👵🏻👵🏻👵🏻
Melisuga
Es un sentimiento TAN SUBLIME el que nos embarga cuando AMAMANTAMOS POR PRIMERA VEZ a NUESTROS HIJOS que lo considero ¡INDESCRIPTIBLE!
😍😍😍😍😍
Melisuga
¡Qué alivio!
🥹🥹🥹
Apenas si pude dormir por la ansiedad de saber qué había pasado con ella.
❣️❣️❣️❣️
Melisuga
Por más que sea la realidad de esa época y en esas condiciones, me resisto a creer que la vida de Elaiza termine así. Al igual que Rafael, quiero que ella viva y disfrute a su hija y a toda la familia de Robledo. Espero que solo sea un desmayo por el agotamiento y que la partera regrese pronto con todo lo necesario para salvarla. 🥹🥹🥹
Melisuga
*aseveró
Maredys Marquez
Dios miooo...😢😢😢. autora no seas cruel...🙏🙏
Maredys Marquez
ay Dios....🥰🥰
Melisuga
😍😍😍😍😍
¡Una niña!
Estoy emocionada hasta las lágrimas imaginando la escena, detalle a detalle.
😍😍😍
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