Introducción
En las paradisíacas playas de Bali, nace la aventura y el romance entre dos jóvenes que tienen el mundo a sus pies, donde la pasión y el deseo consumió a Argelia Soria y a Paolo Gabellotti, es así como da inicio su trágico romance. Que como siempre su único final feliz será el fruto de ese amor.
Paolo el jefe de la mafia siciliana descubre años después, que su amor por Argelia había trascendido a la vida eterna, pero a su vida llega una dulce personita a poner su mundo de cabeza.
“No puedo creerlo, Mi papá es, El Jefe de la mafia”. Paola Soria.
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Paolo
Capítulo 2
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Días después del encuentro en la playa, Argelia solicitó que levantaran un muro perimetral para que nadie entrara a la playa sin ser invitado, a ella le gustaba disfrutar de su privacidad.
📲—Hola papá.—
📲—¿Te estás divirtiendo?—
📲—Si papá, mucho.—
📲—Ya quedó el muro perimetral, ¿por qué tomaste esa decisión?—
📲—Lo creí conveniente.—Argelia no quería entrar en detalles.
📲—Si necesitas algo más no dudes en pedirlo, te extraño. Ya quiero que regreses.—
📲—También te extrañó papá, los días se pasan rápido.—
📲—Cuídate mi princesa.—
Argelia pensaba en Paolo, no habían vuelto a coincidir así que se preparó para salir a dar un paseo, subió a su coche mientras conducía observaba todo a su alrededor. Había muchos turistas y gente local, pero ningún rastro de Paolo. Se sentía tan ridícula buscándolo, así que se decidió detenerse para comer algo y regresar a casa.
—Hola de nuevo Argelia.—era Paolo de nuevo.
—Hola, Paolo.—respondió nerviosa
—Discúlpame una vez más por haber entrado sin ser invitado a tu propiedad.—
—No hay problema, fui demasiado grosera lo siento.—
—No hay nada que disculpar, aunque si me gustaría invitarte a comer, ya que estamos aquí.—Paolo estaba hechizado por el azul de sus ojos, tan profundos y su boca que lo invitaba a probar de ellos.
—Está bien, aceptó comer contigo.—
Entre los dos había una atracción invisible pero difícil de evitar, ambos conversaban sobre aspectos de su vida básicos.
—Vaya, así que eres Arquitecta. Pero me imagino que vienes de una familia adinerada ya que tienen una casa y una playa privada aquí en Bali.—argumentaba Paolo.
—La propiedad es de mi papá, me encanta este lugar. Se podría decir que es mi lugar favorito en el mundo. Además yo diseñé la casa, y para ser sincera no creí necesario un muro.—
—A unos metros de ti, mi familia y yo construimos un hotel de esos modernos que te dan experiencias únicas durante todo tu hospedaje. Yo exploraba los alrededores para ver si había terrenos donde edificar algún centro comercial o zona de entretenimiento.—
—Sin duda funcionaría, pero esto es Bali la gente viene buscando conectar con ellos mismos, la espiritualidad y la resilencia en sus vidas, etc. Coincido contigo no está totalmente descartado que necesiten vida nocturna.—
—Así que eres de Madrid.—
—Si, ¿y tú?—
—De Sicilia, vivo con mi papá, mi mamá, mi hermana y abuela. Somos una familia unida. ¿Y tú?—
—Yo vivo con mi papá, mi hermana y mi tía, mi madre murió a los pocos meses de que nació mi hermana, nunca he dejado de extrañarla.—
Paolo observaba detenidamente como la mirada de Argelia cambiaba radicalmente, de pronto se apagaron sus brillantes ojos azules.
—Debe ser difícil crecer sin el amor de una madre.—expresaba Paolo mientras colocaba su mano sobre la de ella.
—Mucho, aunque mi padre siempre nos dio todo, también mi tía Leonora se encargó de nosotras aún así no pudieron llenar ese vacío.—
—Ya no hablemos de cosas tristes, mejor dime que planes tienes para los días siguientes.—
—Tengo libros que leer, meditar, pasear por lo que aún no conozco.—
—También estoy solo, si gustas puedo ser una excelente compañía. Te parece si me acompañas a Nusa Pedina, la isla está muy cerca de aquí.—
—Si, la última vez que estuve aquí iba a ir a conocer pero llegó mi papá y no pude, me encantaría acompañarte.—
Paolo solicitó la cuenta para pagar, era todo un caballero. Después acompañó a su vehículo a Argelia para despedirse de ella, los días siguientes se volvieron inseparables. Reían, nadaban, comían y se divertían juntos, Argelia era instruida, educada y muy divertida, por primera vez Paolo se sentía cómodo con una mujer.
Paolo y Argelia se divertían en la playa privada de los Soria, tenían total privacidad. Mientras jugueteaban no pudieron evitar más la atracción que sentían el uno por el otro, Argelia se acercó para unir sus labios a los de Paolo, ella cerraba los ojos mientras Paolo la devoraba en ese beso, al mismo tiempo la acariciaba, Argelia deslizaba sus manos por su espalda mientras frotaba su cuerpo al de Paolo.
El fuego que emanaban los estaba consumiendo, Paolo la despojó de su traje de baño. Con su boca recorrió el camino que lo llevaba hacia su parte íntima, estando en cuclillas se dispuso a probar de ella. Argelia gemía de placer mientras sentía como estimulaba su centro, Paolo ansiaba hacerla suya. Él quitó su traje de baño dejando su miembro expuesto y erecto ante Argelia, él se acercó para besarla una vez más. La llevó contra la palmera para cargarla y así poder embestirla sin control, Argelia gemía de placer, mientras Paolo la embestía salvajemente, a su vez lamía y mordía los senos de Argelia.
No se detendría hasta que Argelia estallara de placer, la giró para inclinarla hacia el y embestirla nuevamente, así ella podría apoyar sus manos sobre la palmera. No dejaba de embestirla una y otra, y otra vez, Argelia no podía más su excitación era visible. Ambos llegaron al clímax al mismo tiempo, sin separarse de ella Paolo la llenaba de besos y caricias tiernas.
—Me encantas.—expresó Argelia
Paolo la tomó entre sus brazos para cargarla y llevarla hasta el interior de su casa, la llevó hasta el baño para que juntos tomaran una ducha, todo entre ellos había nacido muy rápido. Lo cierto era que estaban locos el uno por el otro.