Lyra, una joven de origen humilde, jamás imaginó que su vida daría un vuelco tan radical. A bordo del lujoso crucero llamado Temple, un mundo de opulencia y glamour se abrió ante ella. Entre camarotes dorados y fiestas deslumbrantes, Lyra se encontró trabajando como camarera, lejos de su sencilla existencia. Allí, cruzó su mirada con la del enigmático capitán, Kael. Un hombre de belleza imponente y carácter indómito, cuya mirada helaba hasta los huesos de los más osados. Sin embargo, Lyra, con su inocencia y espíritu indomable, logró derretir poco a poco el frío hielo que rodeaba a Kael, descubriendo un alma atormentada bajo esa fachada de dureza.
NovelToon tiene autorización de Foxtrot01 para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Encuentros Inesperados
La noche siguiente, mientras Lyra terminaba su turno y se dirigía a su camarote, sintió una extraña sensación de anticipación. Recordó el encuentro con el capitán Kael y una sonrisa involuntaria se dibujó en sus labios.
Al llegar al pasillo, se detuvo en el mismo lugar donde había estado la noche anterior. La luna iluminaba el mar de la misma manera, creando un ambiente mágico. Pero esta vez, no se sorprendió al ver a Kael apoyado en la barandilla, observando el horizonte.
—Buenas noches, Lyra —la saludó el capitán con una pequeña sonrisa.
—Buenas noches, capitán —respondió ella, sintiéndose más relajada que la noche anterior.
Se produjo un silencio cómodo mientras ambos contemplaban el mar. Kael rompió el silencio:
—Me gusta caminar por aquí por las noches. Es muy tranquilo.
Lyra asintió. —A mí también. El mar me relaja.
La brisa marina acariciaba su cabello mientras caminaban por la cubierta superior. Kael señaló una constelación, "Sabías que esa es la Osa Mayor?" Lyra negó con la cabeza, maravillada. Kael le explicó la leyenda detrás de esa constelación, su voz suave y profunda creando una atmósfera íntima. Lyra escuchó atentamente, fascinada por su conocimiento y por la forma en que sus ojos brillaban al hablar de las estrellas.
La conversación fluyó con facilidad, como si se conocieran de toda la vida. Hablaron de libros, de películas, de sus sueños de infancia. Lyra descubrió que Kael era un ávido lector, con una biblioteca personal impresionante. Le mencionó un libro que había leído recientemente y que la había conmovido profundamente. Para su sorpresa, Kael ya lo había leído y compartió su propia interpretación de la historia, revelando una sensibilidad y una profundidad que Lyra no había esperado encontrar en un capitán de barco.
Lyra se dio cuenta de que tenía mucho más en común con el capitán de lo que había imaginado. Ambos compartían una pasión por la aventura, un amor por la naturaleza y un profundo anhelo de conexión humana. Sus conversaciones se volvieron cada vez más personales, y Lyra se sintió atraída por la honestidad y la sinceridad de Kael.
"Sabes, Lyra," comenzó él, mirando hacia el horizonte, "a veces siento que las estrellas son como pequeñas islas en un vasto océano. Cada una con su propia historia, su propia luz." Lyra asintió, entendiendo perfectamente a lo que se refería. "Y nosotros, los humanos, somos como los barcos que navegan entre ellas, buscando nuestro propio camino."
Lyra se quedó pensativa, contemplando las palabras de Kael. Se sentía como si estuviera descubriendo un nuevo mundo, un mundo interior que el capitán había mantenido oculto por tanto tiempo.
La noche avanzaba y la conversación seguía. Lyra se enteró de que Kael había viajado a lugares exóticos, desde las selvas tropicales de Sudamérica hasta las heladas montañas de la Antártida. Le describió las auroras boreales con tal detalle que Lyra pudo casi sentir el frío y la maravilla de aquel espectáculo.
A su vez, Lyra le habló de su pequeño pueblo costero, de su familia y de sus sueños de viajar. Kael la escuchó con atención, haciéndole preguntas inteligentes y mostrando un genuino interés por su vida.
De repente, una ráfaga de viento frío los envolvió, y Lyra se estremeció. Kael se quitó su chaqueta y se la ofreció. "Toma, no quiero que te resfríes." Lyra sonrió y se puso la chaqueta, sintiendo el calor de su cuerpo a través de la tela.
Se quedaron en silencio un momento, disfrutando de la compañía del otro. La luna brillaba intensamente, iluminando sus rostros. Lyra se dio cuenta de que se había quedado dormida en su hombro. Kael la despertó suavemente, sus dedos rozando su mejilla. "Creo que deberíamos volver dentro," dijo con una sonrisa.
Lyra se levantó, sintiendo un nudo en la garganta. Esa noche había sido mágica. Había compartido con Kael momentos de verdadera conexión, y se sentía más cerca de él que nunca.
Conforme pasaban los días, los encuentros entre Lyra y Kael se volvieron más frecuentes. A veces se encontraban en el comedor, otras en la biblioteca o simplemente en los pasillos del crucero. Sus conversaciones se hacían cada vez más profundas, y Lyra se daba cuenta de que detrás de la fachada fría y distante de Kael se escondía un hombre sensible y atormentado.
Una noche, mientras caminaban por la cubierta, Kael le confesó a Lyra que había perdido a su esposa en un accidente marítimo hacía varios años. Desde entonces, se había vuelto una persona solitaria y reservada.
Se encontraban en la popa del barco, el viento marino despeinando sus cabellos. La luna iluminaba el mar, creando un camino plateado que se extendía hasta el horizonte. Kael, con la mirada perdida en la lejanía, comenzó a hablar, su voz suave contrastando con la fuerza de las olas.
"Sabes, Lyra, el mar puede ser un lugar hermoso, pero también muy cruel. Hace muchos años, perdí a alguien muy querido en un accidente marítimo. Mi esposa, Estefanía. Era una mujer increíble, llena de vida y pasión. Navegábamos juntos en este mismo barco cuando una tormenta nos sorprendió. Recuerdo sus ojos, llenos de miedo y de amor, mientras nos aferrábamos el uno al otro. Nunca la olvidaré."
Lyra sintió un nudo en la garganta. No esperaba que Kael se abriera de esa manera. "Lo siento mucho, capitán. No tenía idea."
"No te preocupes, Lyra. Hablar de ella me hace bien. Después de lo que pasó, me volví una persona muy solitaria. Me encerraba en mi trabajo, tratando de olvidar el dolor. Pero ahora, contigo..." Se detuvo, y Lyra sintió su mirada clavada en ella. "Ahora siento que la vida vuelve a tener sentido. Tu risa, tu positividad, me han ayudado a salir de la oscuridad."
Lyra se quedó en silencio, conmovida por su sinceridad. Tomó su mano y la apretó suavemente. "Estoy aquí para ti, capitán, siempre que me necesites."
Kael sonrió débilmente. "Gracias, Lyra. Significa mucho para mí."
—Tú me has ayudado a ver que la vida sigue adelante —le dijo Kael, mirándola a los ojos.
Lyra se sintió conmovida por su sinceridad. Le tomó la mano y le dijo: —Todos necesitamos a alguien con quien hablar, capitán.
En ese momento, una ola de emociones recorrió a Lyra. Se sentía atraída por Kael de una manera que nunca había sentido antes. Pero también sabía que su relación era complicada. Él era el capitán y ella era una simple camarera.