Astillas De Alma

La tarde de ese día continuo, Kael se encontró en la cocina intentando preparar algo de comer. Realmente en ese lugar no era bueno, pero hizo el esfuerzo para mínimo preparar un guiso usando el tutorial que le salió en un vídeo.

Laebe estaba en su habitación, ya cambiada con un atuendo cómodo y haciendo algunas actividades en su escritorio. Estaba relativamente tranquila, y feliz. Podía escuchar de repente el ruido de Kael hurgando en la cocina.

Estaba mirando unas cosas en la computadora, cuando noto que una notificación llegó a su correo. Al abrirla, noto que era un mensaje del asistente de su padre:

"El señor Daimon, ha estado ocupado en reuniones y no pudo responder las llamadas. Pidió que dejaras de llamar a su teléfono personal y cualquier cosa que necesites se lo hagas llegar por este medio. Se te ha enviado lo necesario está semana, además la mensualidad ha quedado pagada. Cualquier otra cosa, infórmame aquí."

Por un momento, pensó que quizá su padre se había enterado de lo que pasó. Estaba esperanzada en que quizá, solo quizá, estaría preocupado por ella. Claramente esto la desánimo, ella decidió apagar el monitor y acostar su cabeza sobre el escritorio...

Cuando llegó la hora de comer, Kael ayudo a Laebe a caminar hasta el comedor. La sentó con cuidado y después sirvió el plato con el guiso que había hecho.

— Perdón si no es lo mejor, no me gusta cocinar. — Dijo Kael sentándose a su lado.

— Gracias.— Dijo ella con una sonrisa, tomando la cuchara para dar el primer bocado.

Era un guiso sencillo, compuesto de algunos vegetales y trozos de carne cocida. Ella probó un primer trozo de carne y de inmediato se quedó quieta. Estaba muy dura. Aún así, lo mordió y mastico; aunque con algo de dificultad.

Ambos comieron relativamente tranquilos, Kael hablo un poco con ella, buscando distraerla. Hacia preguntas simples para conocerla más, cosas como: su comida favorita, algún animal que le guste, sus pasatiempos.

Todo transcurrió tranquilo, hasta que el sonido del timbre en la puerta resonó en el aire. Laebe se giro hacia la puerta, pero fue Kael quien se levantó para poder abrirla.

— Sigue comiendo.— Le indicó.

Al llegar a la puerta, abrió solo un poco para asomarse, y al ver de quien se trataba rodó los ojos. Kael abrió la puerta y salió, sin dejar posibilidad a que Laebe viera quien estaba afuera.

— ¿Que quieres? Ya no te necesita.— Dijo Kael cruzado de brazos.

— Entiendo, solo... Vine a traer esto.— Dijo Luciel teniendo en el suelo junto a él varias bolsas con compras, y en manos unas más junto a una carpeta.

— ¿Es tu momento de caridad?— Pregunto Kael con sarcasmo. Luciel no dijo nada, solo le entrego la carpeta.

— Es la guia de los cuidados, también la receta médica. ¿Sabes inyectar? Necesitara de inyecciones por al menos dos semanas... Y también debe ir al médico en 10 días para revisar su avance. — Explicó dándole la bolsa de las medicinas. — También adjunte lo que debe comer, por favor encárgate de que coma lo suficiente... — Entrego también las bolsas de comida que estaban a su alrededor. Kael, solamente lo miro con un claro desprecio y después se inclino hacia el.

— Esto. . . Todo esto. . . No te hará sentir mejor, eres igual que esos hipócritas, escondido tras un escritorio. . . ¿Crees que ayudándola ahora será suficiente? Después del daño que le hicieron. . . Ustedes ya no tienen nada más que hacer aqui. . . Lárgate.— Dijo Kael, claramente molesto. Abrió la puerta para meter las cosas y después saco su billetera. Unos cuantos billetes saco, lo que supuso sería suficiente para pagar todo lo que trajo.

Lo tomo de la mano por la fuerza y lo obligó a tomar los billetes.

— Vete ya.— Dijo Kael antes de entrar en el departamento y cerrar la puerta tras él. Luciel se quedó de pie afuera, solamente, pensando...

Al interior del departamento, Laebe seguía comiendo mientras veía todas las cosas con la que Kael había entrado.

— ¿Y eso. . ?— Pregunto ella.

— Las pedí por aplicación — Respondió él con tranquilidad, llevando las cosas hasta la mesa.

— Por cierto, ¿dónde quieres que te pique?— Preguntó con un tono pícaro al sacar de una bolsa unas inyecciones. Laebe se congelo y negó con la cabeza.

— Ningún lado. . .—...

...

Solo dos días pasaron, Laebe seguía sin asistir a la escuela. La tutora enviado un correo diciendo que podía ausentarse sin miedo hasta que se recupere por completo, por lo que tenía una presión menos.

Se la pasaba todo el día en casa. Durante la mañana y la tarde, Kael se quedaba con ella. Le daba su medicina, la cuidaba, le hacía el desayuno y la comida. Le hacía compañía y veían televisión juntos o demás.

Pero, al llegar una hora de la tarde, él se iba. Ella no decía nada, solo lo esperaba con paciencia frente al televisor...

Sin si quiera estar enterada, el mundo allá afuera estaba entrando en caos. Sobre todo alrededor de aquella escuela. Antes vista como un lugar al que todos aspiraban entrar, por el privilegio y la demanda, ahora comenzaba a ser fuente de odio y repudio.

En el interior, los alumnos no dejaban de hablar sobre el video que circulaba en redes sociales. Todos hablaban sobre "una alumna que fue violada y destrozada" por alumnos de esa escuela. Claramente, ya todos sabían de quienes se trataban. Pero el miedo los obligaba a quedar en silencio.

En las oficinas, no paraba de recibir llamadas; quejas. Al parecer, el caso de Laebe era el más grave conocido en esa escuela. Pero, había muchos otros casos de alumnos que jamás tuvieron justicia.

Al final de la semana, incluso hubo una manifestación. Padres de familia, alumnos, y más personas, estaban reunidos. Exigían justicia para todos los que habían sufrido algún abuso en ese lugar.

A su vez, Kael tenía a su gente trabajando y casi habían logrado obtener la información correspondiente. Sus compañeros habían logrado chantajear a algunos de los conserjes, además de alumnos.

Todos señalaban a lo mismo de aquel día "una chica ordenando la salida de todas en el baño" "una mancha de sangre sobre el mármol del lavamanos", "un charco de sangre en el azulejo del suelo", una sola culpable.

Cuando finalmente alguien dijo el nombre, todo llegó a oídos de Kael...

Esa noche, Kael estaba en un lugar que solía usar para sus reuniones. Un edificio abandonado y acondicionado para todo lo que él necesitaba.

Sentado en una silla mientras fumaba un cigarrillo, Logan llegó junto a Seth con la buena noticia.

— Ya tenemos lo que querías. — Dijo Logan con unas hojas en manos.

— ¿Y? ¿Por qué no trajeron a los culpables? Dije que quería sus cabezas rodando.— Dijo Kael tomando la hoja.

— Bueno, una de ellas es al parecer hija de un... Jefe militar. — Dijo Logan. — Traerla es difícil. Algunos de los nuestros intentaron llevarla a una zona alejada, pero es lista y sabe evitarnos. — Añadió.

— Ya veremos qué tan intocable es...— ...