El terror llega a la escuela, un jóven es asesinado y su mejor amigo, un estudiante de secundaria, tendrá que resolver el misterio antes de perder él mismo su vida... ¿Lo logrará?
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Capítulo 18
La noche había llegado y comenzó el momento de hacer una nueva sesión espiritista. Había entendido en qué se gastaba mi hermana todo el dinero que les pedía a mis padres. Ellos nunca le negaban nada, era la mayor, la consentida y aparte le daban dinero por hacerse cargo de nosotros. Algo que se les hizo más fácil a ellos.
Mis padres pocas veces mostraban interés en nosotros. Me daba la impresión de sus solo nos tuvieron por el simple hecho de procrear. Nunca mostraron un interés por mi o mis hermanos...al menos los menores. Hacia mi hermana pude distinguir algo diferente, quizá sea casualidad pero cada vez que escuchaba que ella les pedía algo, la complacían sin preguntar. No los juzgo, ella era muy inteligente y veía un gran potencial en ella, seguro mis padres estaban orgullosos.
En cuando a mí, reconocía que no tenía grandes habilidades como ella, de hecho, no sabía para que era bueno o que estaba haciendo con mi vida. Solo estaba viviendo por vivir. Afortunadamente para mí, aquellas experiencias estaban por cambiar mi mentalidad. Ahora deseaba disfrutar la vida, quería vivir y tomar esa oportunidad, misma que mis compañeros ya no tenían. Me cuestionaba sobre si Edwin deseaba seguir viviendo, o si esos niños quisieran decirle algo a sus padres mientras vivían ese tormento. Sin duda era algo muy triste pero digno de reflexionar.
Mi hermana me había sabido impresionar nuevamente. Está vez no para bien, sabes que tenía esas habilidades y que hacía ese tipo de ceremonias lo hacía difícil de creer.
Aquella noche preparó todo como era debido. Lo diseñó con tanto orden que me sentí impresionado solo con verlo. Al entrar a su habitación nuevamente sentí esos escalofríos únicos que un ambiente así te puede originar. Sin embargo había algo que contrarrestaba todo eso y era mi hermana. Por alguna razón era la luz entre aquella oscuridad.
Ella se veía muy fresca, el semblante de pasión en su rostro no había cambiado al del ritual anterior. Se veía bastante calmada y muy seria en lo que hacía, podría considerarle muy profesional. Y tal vez lo era. Me preguntaba si ella quería dedicarse a eso de una manera profesional. Tal vez no era una profesión muy glamorosa pero tenía lo suficiente para hacerla sentir bien.
En esta ocasión decidió amarrar su cabello, dudo que se haya dado cuenta de la cara tan tétrica que se le generó la última vez cuando su cabello se alocó en su cara. Quizá lo recogió solo por comodidad. No creo que en esos momentos haya pensado en la imagen que generaba. Simplemente dejó fluir el momento.
El ritual que hizo fue muy similar al anterior, solo que esta vez procuró colocar más símbolos y cosas que daban miedo. Agregó unos pequeños sacos de color café amarrados con listones rojos. No supe que había en el interior de estos sacos pero estaba seguro de que no era algo placentero. Preferí no enterarme.
También agregó un altar, en él había cosas básicas como incienso, un vaso con agua, tierra, sal, cuarzos y algunos aromatizantes. Estos últimos estaban en unas pequeñas botellas color ámbar y solo las abría para untar lo que adentro había para así generar un olor agradable.
El altar estaba dedicado a una deidad, lo supe porque colocó su foto en el centro. Nunca había visto algo así. No era tan terrible como las que había visto en películas, pero tenía un semanal que te hacía retroceder. Sin duda era muy imponente.
Por último, agregó varios amuletos que colgaban del techo. Todos parecían tener una simetría perfecta. Era evidente que los colocó de ese modo por alguna cuestión matemática y no por azar. El techo estaba muy alto pero eso no impidió que ella trepara para colocarlos ahí. Les había dejado una cantidad de hilo justa para que quedarán a la altura de nuestras cabezas. Con solo estirar mi mano podría tocarlas pero no quise hacerlo.
—¿Para qué pusiste esos adornos?—Pregunté caminando lentamente por su habitación.
—No son adornos.—Me dijo con un tono molesto como si fuera un crímen el no estar informado acerca de eso. —Son cabezas "Noctol".—No hubo necesidad de preguntar qué eran, a mi hermana le encantaba hablar de eso y podía pasar horas explicando cada detalle y dando información.—Sirven para alejar a los malos espíritus. No tuve esa precaución la sesión pasada y por eso se metieron varios. Así evitaremos que jalen nuevamente a tu amigo o que haya invitados inesperados.
Quedé muy satisfecho con la información, si esos espíritus tenían los mismo gustos que yo, saldrían corriendo. Yo mismo quería irme de ahí solo con verlas.
Eran como máscaras con rostros extraños. Había unos con narices rojas muy largas. Ojos grandes y deformes que daban la impresión de estar molestos. En algunas otras, las orejas destacaban por ser de gran tamaño y puntiagudas, como elfos en las películas de Hollywood. Había mínimo unas diez de estás piezas.
Colocó también varias "Trampas contra espíritus" Son como unas redes con plumas de distintas aves las cuales se cree tienen el poder de atrapar espíritus que se infiltran en tus sueños.
Para mí todo eso había sido hasta ese día meras supersticiones y cosas sin sentido. Pero después de ver lo ocurrido la noche anterior no deseaba otra cosa que eso funcionara y no tener la vista de esos seres nuevamente
El ambiente se sentía muy tenso, no me podía imaginar cómo mi hermana podía dormir tranquilamente después de hacer esas cosas. La energía era muy pesada como para provocar un buen descanso o buenos sueños.
—¿Recuerdas bien los pasos de la noche anterior verdad?—Me dijo avisándome que estaba por comenzar todo.
—Si, solo tengo que ponerme ahí y observar las torturas que salen hasta que mi amigo se presente y poder hablar con él.
—Básicamente es eso, tranquilo hermano este día no va haber torturas.—Comenzó a reír de una forma que me hizo ver qué sentía ternura por mi o tal vez lástima.—Muy bien entonces toma tu lugar que vamos a empezar.