ESTA NOVELA ERA ANTES AMARANTA, LA TENGO COMPLETA. QUIEN ME CONOCE SABE DONDE ENCONTRARME.
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UNA CHICA QUE NO PUEDO TOCAR
El director Daniel Exxo, como renombrado directo cinematográfico, sabía mejor que nadie que se requería suficiente coraje para elegir a un novato en un papel principal. Afortunadamente, esto era lo que Johanna quería. Este era su deseo. Como tal, incluso si perdía todo lo que tenía, estaba dispuesto a cumplir su deseo.
Esta era su película, su guion, su obra maestra, así que ella era quien decidiría quién serían los protagonistas. Era un deseo muy personal el que ella tenía con respecto a esto; solo Johanna sabía el porqué de esa decisión tan compleja y por qué no tan egoísta.
Comencé la filmación de una de las escenas. Es donde Dulce conoce al protagonista.
—Hola, soy Martin y ¿cuál es tu nombre?
—Mi nombre es Dulce.
—Podríamos charlar un poco y quizá hablarme más sobre ti —dijo Martin de una manera coqueta.
En esta escena Martin estaba con un uniforme militar de la época; lo portaba con elegancia y gallardía el actor. Amaranta quedó un poco impresionada; de hecho, creyó que de verdad estaba en esa época cuando se usaron esos uniformes.
Ella llevaba un lindo vestido floral, que la hacía ver tan angelical que la luz del sol dejaba ver su rostro brillante ante la cama que era imposible dejar de verla. Un flequillo que bailaba al compás del viento enmarcaba sus bellos ojos color violeta, dando una magia de hada a su rostro. Eran una pareja perfecta para la pantalla.
Una belleza en imagen, de fondo un bello lugar donde los transeúntes pasaban con rapidez por la lluvia que comenzaba a caer, era una escena romántica a más no poder.
—Pero está comenzando a llover y no creo que sea el momento.
—Mira, ahí está una cafetería; podríamos tomar un helado o un café para el frío.
—Bueno, si no tardamos mucho, podría ser perfecto.
El hombre alto, fuerte y de pelo rubio le marca el camino hacia el restaurante Café y ella le sigue como si la lluvia no importara para ellos.
Solo las miradas furtivas entre una pareja que se atrae a primera vista.
¡Corte!
—Bien, vamos a la siguiente toma dentro del café; cámbiense de ropa para que no estén mojados. Les ordenó el director, quien rápidamente se cambió de lugar al que tomaría la siguiente escena.
—Amaranta, te pondrás un vestido idéntico, pero ahora te retocare el maquillaje y peinare el flequillo del otro lado para que luzca tu rostro en las nuevas tomas, así que no olvides que estarás del otro lado ahora, cuando estés actuando, ¿comprendes?
—Comprendo perfectamente;
Respondía Amaranta al maquillador; estaba muy agradecida con todo el equipo, quienes no perdían momento para ayudarla a que se fijara en cómo moverse, cómo posar o cómo sería su mejor ángulo ante la cámara. Eran tan encantadores todos ellos con ella, que sentía que la veían como la pequeña del grupo, bueno, aunque en realidad lo era, por fuera.
Así fueron pasando las escenas más complicadas y la primera semana de filmación y ella aprendiendo cada vez más de todo el equipo.
También comenzó a charlar más con el actor principal. Hector era su nombre, y era muy atento con ella. Se dio cuenta que pertenecía a su compañía, es decir a la de Philip, así que se integró muy bien a su conversación. No vio ningún problema cuando charlaban. Llegó el fin de semana y les dieron medio día de descanso. Amaranta se fue al hotel para leer un poco y hablar con su abuela por teléfono. Esperaba también poder charlar con Izan, pero era muy complicado hablar con él en estos días; solo se mandaban mensajes escritos.
Pues Izan estaba en una misión, y era casi imposible que respondiera el teléfono. Era más fácil que respondiera un mensaje.
Mientras tanto, Hector estaba hablando con Philip, que resultó ser su primo.—Primo, porque no me dijiste que la actriz que interpretaría el papel principal de esta película era una chica tan hermosa, me hubiera preparado mucho mejor para venir.
—Hector, ¿no me digas que le has echado el ojo a esa niña?
—¿Porque no? Es bella, yo soy guapo, podemos ser una pareja perfecta.
—¿Ya estás cansado de vivir?
—¿Por qué me dices eso?
—Porque es aniña es la protegida del malvado...
—¿Me estás jugando una broma verdad?
—¡NOP!
—¿Cómo es eso posible? ¿Es demasiado linda como para que conozca a ese monstruo?
—No conozco los detalles con Clarida, solo sé que ella le salvó la vida.
—Cielos, entonces sí que la va a proteger. Yo que la quería invitar a salir.
—Ni se te ocurra o perderás las pelotas.
—Nunca lo haría, aún recuerdo cuando me colgó de un árbol.
—Eres un rencoroso, si apenas tenías 7 años cuando eso sucedió y nosotros no teníamos más de 12 años. Ya madura.
—Tú no fuiste el que colgaba del árbol hasta que se hizo pipi.
—Bueno, tampoco seré el que se quede sin pelotas si tocas a esa niña.
Y así continuaron la charla esos dos primos...
Entre bromas y advertencias, para que Héctor no se acercara a Amaranta fuera del set de grabaciones.
Aunque Héctor pensaba para sí mismo, porque ella no se podría fijar en un hombre como él. Era guapo, un chico de 1,83 de estatura, ojos verdes, buen cuerpo. Era médico de profesión, pertenecía a una de las mejores familias del país, y además su familia era dueña de una cadena de hospitales. Era un chico modelo, todo un dechado de virtudes. Un verdadero cofre de deseos; todas las chicas de la alta sociedad se peleaban por él, ¿por qué no sería un buen partido para Amaranta? Solo porque el malvado de Izan Marsan se lo podía impedir, vaya que tipo tan agarrado.
Ya no eran niños; ahora eran adultos; ya podía pelear por la mujer que le gustara. Así que invitaría a Amaranta a salir.
Amaranta se encontraba en el camerino, algo nerviosa, pues a continuación se grabaría la escena donde se veían por primera vez los actores principales; era el momento donde ellos cruzan sus miras y ella solo lo ve por unos segundos antes de que él se vaya huyendo del tren.
Esa parte se le hace tan emocionante y romántica que casi le parece imposible de creer que sucediera de verdad, que le pasara a una mujer en su vida real; eso sería magnífico si le hubiera pasado alguien.
Tenía ganas de escuchar la voz de Izan…
Sacó su teléfono y lo pensó dos veces antes de marcarle; dejó que soran dos tonos y estaba por colgar cuando respondió Izan.
—Hola, soy yo.
—Lo se
—Como estás, yo estoy en el set; apunto de filmar una escena.
—Bien
—Si estás muy ocupado, no te molestaré más; colgaré ya.
—No, no estoy ocupado, espera.
—Pero solo contestas con monosílabos.
—¿Qué quieres que te diga?
—No lo sé, estoy nerviosa y tu voz me calma.
—Niña tonta, solo tienes que pedirme que te hable sobre algo y lo haré. Sin importar nada, todo te saldrá bien.
Ellos continuaron con su charla, mientras tanto no se dieron cuenta de que alguien entraba en el camerino y escucho la manera en que hablaban tan cariñosamente.
Hector sintió una punzada de celos, sin saber quién era el que respondía a las palabras dulces de Amaranta del otro lado de la línea telefónica. Ella no solo era la protegida del monstruo, sino que también seguro tenía un novio.
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