Aruna, una chica inocente y estudiosa, siempre se ha enfocado en aprender, con la biblioteca como su refugio durante los recesos. Kiano, un joven guapo y popular, es el centro de atención de muchas chicas y pertenece a un círculo de amigos adinerados.
Aruna se convierte en la víctima de una apuesta entre Kiano y su grupo de amigos: si Kiano logra enamorarla en un plazo determinado, ganará cincuenta millones.
Siete años después, sus caminos se cruzan nuevamente, pero esta vez como médico y paciente. Kiano sufre de gastritis crónica que no logra sanar, y sus amigos le recomiendan a Aruna, quien ya es doctora, para tratarlo.
¿Aceptará Aruna ayudarlo? Lo que está claro es que aún guarda rencor hacia Kiano y sus amigos.
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Capítulo 20
"¿Esta es la habitación?", preguntó Aruna, deteniendo sus pasos cuando vio a la enfermera Ria detenerse frente a una habitación de hospital completamente exclusiva.
"Este no es un abuelo cualquiera, doctora", dijo la enfermera Uci, mostrando una amplia sonrisa.
"No lo es. Por eso el abuelo tiene tantas exigencias", respondió la enfermera Ria con una leve risa.
Con razón, pensó Aruna. No era un paciente cualquiera el que se hospedaba en esa habitación.
"No entraré, doctora", se negó la enfermera Ria de inmediato.
"¿Por qué? Vamos, acompáñame", la convenció la enfermera Uci. Sentía curiosidad después de escuchar los chismes de su amiga sobre el abuelo. Ya se imaginaba lo gruñón y malhumorado que sería. Además, era muy rico. No es de extrañar que su trato fuera tan arbitrario, se quejó la enfermera Uci en su interior.
"No, no puedo. Me temo que terminaría maldiciendo al abuelo. Eso sería un pecado", la enfermera Ria dio su excusa para no ser obligada.
"Está bien, está bien", interrumpió Aruna cuando vio que la enfermera Uci estaba a punto de responderle a la enfermera Ria.
¿Cuánto tiempo más se quedarán en la puerta por este debate sin sentido?, pensó Aruna con irritación.
"De acuerdo, doctora. Gracias. La doctora siempre es tan amable", la elogió mientras se giraba y se alejaba rápidamente antes de escuchar las quejas de la enfermera Uci.
"Qué molestia", murmuró la enfermera Uci, molesta.
Aruna negó con la cabeza y abrió la puerta.
"Con permiso", saludó Aruna al entrar en la habitación privada, que era muy espaciosa y lujosa. Resultó que su familia también estaba allí, acompañando al abuelo. Había seis personas, incluyendo al doctor Burhan, calculó Aruna mentalmente.
Pero Aruna sintió que conocía a una mujer de mediana edad, todavía hermosa, que estaba de pie cerca del abuelo. Por desgracia, no podía recordarla.
Artha Mahendra miró fijamente a la joven que tenía delante. Era tal como en la foto que le había dado Aries. De hecho, la doctora era aún más hermosa en persona. Al parecer, ni siquiera los efectos de una cámara avanzada podían capturar completamente su belleza.
"Doctora Aruna, venga aquí", la llamó el doctor Burhan, hermano del dueño del hospital. El tío del doctor Farel.
Aruna asintió con la cabeza a las personas que acompañaban al abuelo mientras se acercaba al doctor Burhan.
Una anciana, probablemente la esposa del abuelo, le sonrió amablemente. Mientras que el abuelo le dirigió una mirada desdeñosa.
"Burhan, no seas imprudente. ¿Me vas a dejar en manos de esta novata?", dijo el abuelo con voz áspera.
La gente de la habitación contuvo el aliento al oír las palabras del abuelo. Y es que dos médicos anteriores, mayores que la hermosa joven, ya habían sido rechazados por él.
Inconscientemente, Aruna esbozó una sonrisa. No se ofendió y consideró que las palabras del abuelo eran naturales. Ella misma todavía se enfrentaba a ese tipo de rechazos por parte de sus pacientes.
"Es la última doctora, tío", dijo el doctor Burhan con una suave sonrisa en los labios, intentando persuadirle.
"No quiero ser víctima de una negligencia médica", dijo el abuelo con sarcasmo.
Los demás volvieron a suspirar, esperando que esta última doctora, tan hermosa, tuviera paciencia con el abuelo.
"Disculpe, abuelo, no se preocupe. Me gradué con las mejores calificaciones", dijo Aruna con naturalidad, sin pretender ser arrogante. Sólo quería ganarse la confianza del abuelo.
El doctor Burhan sonrió brevemente mientras miraba a Aruna.
El abuelo se quedó callado al oír aquello. Pero sus ojos miraron a Aruna con aire inquisitivo.
Con confianza, Aruna se acercó al abuelo con paso tranquilo. La enfermera Uci, que estaba a punto de soltar todo tipo de improperios, se contuvo a regañadientes por respeto a las normas de cortesía y por respeto a los mayores.
Se hizo un silencio. Los presentes miraban a la bella doctora con admiración y una sonrisa. El abuelo se quedó sin palabras.
"Enfermera, por favor, tome la presión arterial del abuelo", pidió Aruna, volviéndose hacia la enfermera Uci.
La enfermera Uci obedeció con rapidez. Sin esperar la reacción del abuelo, que seguía en silencio, como si consintiera lo que hacía la enfermera por orden de la doctora.
"Sigue bastante alta. El abuelo todavía tiene que seguir con la perfusión intravenosa", dijo Aruna después de mirar el tensiómetro.
"Gracias, hija", dijo la esposa del abuelo Suryo Anggoro con suavidad.
"De nada, señora", respondió Aruna amablemente, haciendo sonreír a la anciana.
El abuelo Suryo Anggoro se limitó a asentir con la cabeza mientras seguía mirando a Aruna. Como si quisiera asegurarse de que era cierto lo que había dicho de que era la mejor de su promoción.
"Este es su informe de análisis de sangre, doctora Aruna", dijo el doctor Burhan, entregándole el archivo que llevaba en la mano. El archivo de los dos médicos anteriores.
El doctor Burhan se sintió bastante aliviado porque las palabras de Aruna habían conseguido ganarse a su amigo, que se ponía muy quisquilloso cuando estaba en el hospital.
"Sí, doctor", respondió Aruna mientras comprobaba el informe.
Bastante grave, pensó Aruna mientras leía el informe médico del abuelo. Sobre todo porque había estado en la UCI.
Artha Mahendra sonrió con ironía. Así que por eso Kiano había llegado a hacer cosas fuera de lo común. Esta doctora era realmente extraordinaria. Ver a su suegro, tan mordaz, quedarse callado, era digno de elogio.
"Oye, hija, ¿tú eres la de la fiesta, verdad?", la saludó la madre de Kiano tras observarla durante un rato.
Aruna se giró y sonrió. Resultó que era la hermosa mujer de mediana edad a la que había chocado sin querer.
"Sí, señora", respondió Aruna amablemente.
"Así que eres doctora", dijo la madre de Kiano con una risita.
"Gracias. Resulta que mi padre está dispuesto a hacerte caso", le susurró, a lo que Aruna asintió y sonrió para contener la risa.
"¿La conoces, cariño?", preguntó el padre de Kiano, extrañado. Mientras tanto, los demás miraban a Aruna con interés, incluido el abuelo.
"La vi por casualidad en la fiesta de Athar", explicó la madre, despertando aún más el interés de los demás.
"Es natural. La doctora Aruna es la cuñada de Athar", intervino el doctor Burhan, y los demás asintieron con la cabeza.
Artha Mahendra, el padre de Kiano, empezó a sonreír. Conocía bastante bien a la familia de la esposa de su amigo, Athar. No era mala elección para Kiano, pensó. Su negocio minero le hacía comunicarse con bastante frecuencia con el padre de Aruna en su empresa.
"¿Eres la hermana de Almira?", preguntó la abuela de Kiano con una amplia sonrisa.
Aruna asintió con la cabeza, extrañada. ¿Cómo lo sabe?, se preguntó.
"No puedo creer que seas doctora. Tu hermana es embajadora en nuestro hotel", continuó la abuela de Kiano con expresión de alegría.
"Así que eres tú, la hermana de la que Almira siempre está hablando", dijo el abuelo de Kiano después de un largo silencio.
La doctora Aruna se limitó a sonreír.
Su hermana también debe de ser bastante cercana a la familia del abuelo, pensó de nuevo.
"De acuerdo, Burhan. Quiero que sea mi médico personal", dijo el abuelo con firmeza.
¿Qué? ¿Lo ha conseguido?, la enfermera Uci miró a la doctora Aruna con expresión de alivio.
"De acuerdo, tío", dijo el doctor Burhan, haciendo reír a los demás.
"Hija de Almira, cada vez que te necesite, tienes que venir", ordenó el abuelo con severidad.
Cuando Aruna iba a replicar, el doctor Burhan le hizo un guiño.
"Claro, tío. Pero no puede ser de repente. La doctora Aruna sólo está libre durante su hora de comida", explicó el doctor Burhan, para alivio de Aruna.
"Te pagaré más", dijo el abuelo con arrogancia.
"Aruna tiene muchos pacientes, tío. Es bastante famosa", dijo el doctor Burhan, intentando razonar con él.
"Incluso el tío Wira está dispuesto a esperar su turno si tiene que llamar a Aruna a su casa", añadió el doctor Burhan.
"¿Wira? Entonces debes de ser realmente buena", elogió el abuelo espontáneamente. Por supuesto que conocía a Wira, un amigo tan testarudo como él.
"De acuerdo, te llamaré por las noches", sentenció el abuelo unilateralmente, haciendo que los demás se rieran entre dientes.
"Está bien, abuelo", respondió Aruna con educación y alivio.
Mientras no sea demasiado tarde, abuelo, tengo que dormir, añadió para sí misma.
"Almira dijo que no tienes novio. Te presentaré a mi estúpido nieto".
Todos volvieron a reír, especialmente Artha Mahendra y su esposa. "Nieto estúpido" era el apodo cariñoso de su hijo, Kiano.
Aruna se limitó a sonreír. Sus pacientes le hacían ese tipo de proposiciones con frecuencia.
"Buena idea. Creo que Aruna está de acuerdo", respondió el doctor Burhan, volviéndole a hacer un guiño cuando Aruna estaba a punto de negarse.
"Tu silencio significa que estás de acuerdo", exclamó el abuelo con entusiasmo, haciendo que Aruna suspirara mientras miraba al doctor Burhan, que se reía con los demás.
El doctor tendrá que asumir la responsabilidad, pensó Aruna con fastidio.
A Aruna no le gustaba que le arreglaran citas.
