Susana caminaba esa mañana en la playa en la cual apenas apuntaba el alba, pero una silueta tirada le llamo la atención, al parecer era una mujer con largos cabellos negros, pero al acercarse, se dio cuenta que era una sirena con diversas heridas en el cuerpo, que apenas lograba respirar.
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Tengo un bebé
Susana al regresar la vista donde yacía la sirena, las olas mojaban el cuerpo de esta sin embargo empezó a convertirse en espuma de mar hasta desaparecer.
Susana alzó la mirada , la mañana ya había empezado con sus primeros rayos del sol.
El mar lucía sereno alrededor, solo estaba ese bebé y ella.
-Bebé, te has quedado solo como yo, tú madre creo, que me estaba pidiendo que te cuidará, si yo hubiera estado en su lugar también habría hecho lo mismo.- decía Susana mientras revisaba el nido de algas y el hermoso rostro del bebé se dejaba de ver, de lo cual su cola de pez movia constantemente.
Sin embargo el bebé giraba su rostro buscando alimentos, en el pecho de Susana.
Susana se desabotonó su blusa.
Y sin dudarlo puso en los labios del bebé, lo que esté solicitaba, sintió como si este tuviera pequeños dientes afiliados sin embargo este no tenía ninguno aún , en lo cual su cuerpo reaccionaba al contacto con este.
El médico le había dado medicación para que la mastitis no le afectará, pero realmente lo que ella necesitaba era alimentar a su bebé, su pequeño que no había podido disfrutar en brazos.
Susana recorrió con la mirada al pequeño, sus cabellos eran negros, sus ojitos de color oscuro tenían largas pestañas negras, su piel blanca con mejillas coloradas.
Los rasgos del pequeño eran finos, sus manos parecían a la de cualquier otro niño, pero en su piel se veian pequeñas escamas, en lo cual terminaban con una hermosa cola de pez de tono tornasol.
-Vamos te llevaré a casa, a partir de hoy seras como el hijo que el destino me quito, ya que el mar se apiadó de mí, al ver mi dolor me entrego a uno de sus hijos.- dijo al ver al pequeño que no se soltaba de su pecho.
Así que Susana con el bebé en brazos, subió hasta donde se encontraba su casa.
La residencia era una estructura redonda, un arquitecto lo había creado majestuosamente, con hermosos vidrios resistentes para poder ver la vista del Mar, desde cualquier ángulo.
Susana al llegar a casa con el pequeño, le retiró las algas con que estaba envuelto, lo llevo a la bañera del bebé y abrió la llave del agua 💧. Viendo la temperatura.
-Creo que está ligeramente tibia.
¿Donde está el jabón 🧼 y el shampoo sin lágrimas? La toalla donde lo deje...- Susana decía todo esto llevando a todos lados al bebé.
Después de eso reparo en la ropa.
-Que te voy a poner...- dijo Susana viendo que había adquirido la mayoría de ropa de una sola pieza. Y solo tenía dos conjuntos, de lo cual tomo solamente una camiseta.
Susana viendo que ya todo estaba listo se dispuso a bañar al bebé.
Pero sentía que se le resbalaba de sus manos, asi que pensó que a lo mejor era prudente meter la cola de pez del pequeño, dentro del agua.
Pero después de hacerlo , pensó si era correcto ya que este era de agua salina y lo estaba bañando con agua dulce.
-¡Aaah!- pegó un grito 😱 Susana al ver que la cola de pez al contacto con el agua dulce le había salido como espuma y el bebé lloraba.
Rápidamente lo saco de este, y lo trataba de secar para quitarle la espuma, pero las escamas se fueron cayendo y la piel de la cola se estaba tostando que cuando esté se movía parecía que estaba cambiando de piel, debajo de esa piel dañada se deslumbraba uno pies pequeños y regordetos.
Que al contorsionarse el pequeño se cayó la piel, mostrando un par de piernas, además que era de género masculino.
-¡Vaya! ¡Que susto me has hecho pasar!- dijo Susana viendo al pequeño.-El agua dulce te hace humanos, me imagino que al contacto con agua salada te convertirás en pescadito.-
Después de eso nuevamente intento bañar al bebé, sin ningún contratiempo.
Susana lo miraba, mientras lo tenía a su lado acostado en su cama, y observando cada detalle de ese ser, un bebé del Mar.
Pero se dió cuenta que en la espalda del bebé tenía un pequeño lunar en forma de un tridente 🔱.
-Jajaja, que gracioso hasta tienes una marca de hecho en el Mar, con ese lunar demuestra que tú eres especial, así que te daré un nombre mi pequeño, te llamarás Darío, como mi padre.
Mi apellido de soltera es Gali que significa Mi ola.- decía Susana mientras observaba al pequeño.
Ya estaba anocheciendo, ese día había sido lleno de emociones.
Un rayo de luz dentro de un mar profundo y oscuro.
-Mi padre amaba el mar, siempre me contaba historias sobre Él.
Mi madre al contrario no le gustaba que él estuviera tanto tiempo fuera de casa, decía que se encontraba con una sirena y por eso a ella la dejaba sola. Pero mi padre amaba el Mar.- dijo Susana mientras tomaba la mano del pequeño.
Esa noche Susana dormia a lado del bebé 🍼, pero tenía miedo despertar y que todo fuera un sueño.
Sin embargo, el sonido de que una alarma se hubiera activado la hizo despertar.
Su esposo había hecho esa residencia con cámaras de seguridad, ya que el salía a su trabajo y dejaba sola a Susana.
La alarma se activaba a cualquier movimiento, pero también había un cerco eléctrico que si alguien lo agarrará le daría una sacudida que lo podría llevar al otro mundo.
Justamente ese había dado señales de que alguien se había electrocutado.
Pero Susana solo reviso las cámaras y lo único que vio fue una sombra que se alejó después del suceso.
Susana se dio cuenta, que no estaba tan segura ya, posiblemente intentarían ingresar nuevamente.
A la mañana siguiente sin haber podido descansar bien, hablo por teléfono.
-Hola... Si habla Susana Gali.
Necesito que limpies la residencia, iré prontamente a visitarla.- dijo Susana.
Así que Susana metió la ropa del bebé en una maleta 🧳 y un poco de la suya, tomó sus tarjetas de crédito y su teléfono, guardo entre su equipaje la foto de su amado.
Y el acta que le habían dado de nacimiento de su bebé que había fallecido.
- Darío, tú mamá te llevará de viaje, necesitamos estar a salvo- diciendo eso tomo el niño en brazos, subió a la embarcación que la estaba esperando para llegar a tierra firme.
Las personas que la conocían al verla que traía un bebé, creyeron que Susana se había vuelto loca, y en qué lo que realmente traía era un muñeco.
Envuelto con las ropas del bebé.
Así que Susana se alejó, de ese lugar donde tenía tantos recuerdos, y también dolor.
Darío y Susana partieron a una ciudad distante del Mar.
Me tenías triste pensé que nos habías abandonado