Stan despierta en medio de un planeta desértico sin recordar nada más que el rostro de su esposa, quien fue raptada por un pirata y ahora él junto a su compañera deberá emprender un viaje para salvarla.
Encontrándose en el camino enemigos que se creía que eran simples mitos de la Tierra, y algunos pocos aliados.
¿Podra salvar a su esposa? ¿podra sobrevivir a su propia odisea?
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Capitulo #6: La fuerza y la manipulación
Athenea se había desvanecido entre la niebla y en su lugar apareció un gigantesco león blanco que hizo temblar el suelo con un intimidante rugido.
—Esto debe ser una broma —me quejé en voz baja—
El león al verme arremetió contra mí, trató de devorarme pero alcancé a esquivar sus mortales mordiscos. Usando la lanza de oro, lo ataqué con una ráfaga de golpes seguidos pero todos y cada uno de ellos no le hicieron ningún daño.
“¿Qué? ¡¿Por qué no estoy logrando herirlo?!” Pensé atónito mientras lo esquivaba
Desesperado, el león se lanzó hacia mí con un salto para darme un mordisco, por suerte alcancé a usar la lanza e impedir que lograra arrancarme la cabeza. Con su boca me lanzó hacia una de las paredes de la arena, y hambriento corrió hacia mí para intentar de nuevo darme un mordisco.
Esta vez alcancé a esquivarlo no sin antes atacarlo en el abdomen. Pocos segundos después de esprintar en el suelo, pude ver un brillo rojo en la punta de la lanza.
No podía creerlo, el brillo rojo en la punta de la lanza, era sangre, la bestia había sangrado lo que significaba que había podido herirlo, lo que dibujó una sonrisa en mi rostro.
Si quería vencerlo debía actuar como lo hice en la primera prueba, usando la cabeza y no actuando por simple impulso. Aproveché que el león estaba en un rincón esperando el momento de atacar para clavar la lanza con todas mis fuerzas en el suelo.
—¡¿Qué esperas?! ¡Ven! —le provoqué mientras me ponía en guardia—.
El león sin pensarlo corrió hacia mí para intentar devorarme, lo esquivé saltando de un lado a otro, mientras lo guiaba sutilmente hacia donde quería.
“Solo un poco más, un poco más, ya casi estamos cerca” pensé esquivando al león
Hasta que finalmente él se lanzó hacia mí para darme un mordisco, volví a esquivarlo, solo que a diferencia de antes, su corazón fue atravesado por la lanza con la propia fuerza de la bestia.
Después del último rugido y del último brillo de luz de la bestia, la lanza de oro y el león se desvanecieron al superar la segunda prueba.
“Lo hice…” pensé mientras me limpiaba la sangre de mis heridas
La niebla se tornó de un brillo violeta, un bello canto envolvió todo el coliseo, a lo lejos se vio la silueta de una hermosa mujer con un extravagante cabellera plateada, esa mujer a simple vista era mi amor verdadero, mi esposa.
—Mi amor… Te he esperado tanto, ya no tienes que pelear más, solo ven conmigo
—¿Qué? —sin pensarlo corrí hacia ella para abrazarla, solo que me detuve a último momento, como si mi cuerpo me estuviera advirtiendo de un peligro de muerte—.
“¿Por qué mi cuerpo no deja de temblar de miedo? ¿Por qué estoy paralizado?” Pensé de pie justo frente a la que parecía mi amada
—¿Qué sucede?, mi amor —extendió sus brazos hacia mí—. Ven a abrazarnos
—¿Abrazarnos? —a mi alrededor aparecieron las siluetas de los que parecían mis seres queridos más cercanos—. ¿Qué?
—Por favor, ven y únete a nosotros, mi amor
“¿Qué es esto? ¿Una ilusión? Pero parece demasiado realista” pensé viendo detenidamente todas las siluetas
—Mi amor, por favor ven con nosotros aunque no te olvides —me lanzó una hoja en blanco a mis pies—. De poner tu nombre en ese papel para que así todos estemos juntos de nuevo en el paraíso de la época dorada
—No puedo ponerlo ya que yo no sé escribir ¿O acaso lo olvidaste?, nunca fui a la escuela y fui un niño huérfano hasta mi adolescencia cuando tus padres me adoptaron
—Como olvidarlo, esos son recuerdos especiales para mí, mi amor
—Amorcito ¿Qué te parece si tú pones mi nombre?
—Por supuesto, mi amorcito, solo dime tu nombre y acércate a nosotras
—Por ti lo que sea, mi amor, mi nombre es Jade Johan, tontita deberías saberlo ya que soy tu esposo
—Mi amado Jade, jamás lo olvidaría, es un nombre hermoso —respondió riendo mientras anotaba algo en una hoja en blanco—.
Con el rabillo del ojo vi una afilada daga en el suelo. Aproveché que estaba distraída para agarrarla y esconderla en la parte trasera de mi pantalón.
—¿Ahora qué estás esperando?, mi amado Jade ven conmigo para que estemos todos juntos por siempre
—Jaja, por supuesto, mi amor
Me acerqué a ella con pasos lentos y con una mirada fija en ella, mientras mi mano se movía sigilosamente a mi espalda. Su sonrisa con cada paso que daba se volvía más grande, su hermosa apariencia se hacía más monstruosa, su refinado canto se volvió más agudo mientras me acercaba.
—Te falta poco, Jade solo un paso ma…
Cuando menos se lo espero le hice un corte en la garganta manchando el suelo con su fría sangre; su canto se cortó al instante, la niebla se desvaneció y su hoja en blanco se incineró al salpicar su sangre. Antes de que pudiera atacarme le clavé la daga en el cuello mientras la miraba a los ojos que poco a poco se apagaban.
—Tú no eres ella…
—Jaja, no importa, firmaste el contrato tu nombre está en mi lista, aunque este cuerpo muera el tuyo será…
—¿Crees que le daría mi nombre a una impostora?
Con su último brillo de vida, la sirena se desvaneció junto a la daga que tenía en el cuello. Poco después de morir, Athenea apareció frente a mí con una sonrisa en su rostro.
—Hmph, nada mal, Stan, ahora déjame llevarlos a su nave para que partan a su destino
—¿Qué? Este… ¿Esté es todo el entrenamiento?
—Recuerda, las batallas nunca se ganan con violencia o fuerza sino con sabiduría, mientras recuerdes lo aprendido, podrás hacerlo, solo usa tu ingenio
—S-sí, entiendo
La reina de Order nos llevó a la nave de Erik, no sin antes darnos como regalo un par de prendas, armas para nuestro viaje por el universo y dos de sus soldados, que eran un anciano veterano con miles de historias por contar y un joven novato que parecía recién sacado de la casa de sus padres.
—Capitán, estamos bajo sus órdenes
—Nosotros le serviremos en este viaje, nuestra lealtad le pertenece
—¿Qué?, pero…
—Buena suerte en tu viaje —me dio un par de palmadas en la espalda—. Capitán —se despidió mi mentora riendo mientras bajaba de la nave—.
—¡Capitán!, ¿Ya están todos listos? O van a tardar más tiempo —preguntó Erik mediante un altavoz de la nave—.
—Ya estamos listos —con la mirada le ordené a Roxy para que cerrara la compuerta de la nave—. Partamos a Elfer… —añadí mientras mi compañera gritaba de emoción—
