¿Morir por amor? Miranda quiere salvar la vida de Emilio, su mejor amigo. Pero un enemigo del pasado reaparece para hacerla sufrir por completo. ¿Cómo debe ser la vida cuando estás a punto de perderlo todo? ¿Por qué a veces las cosas no son como uno desea? ¿Puede haber amor en tiempos de angustia? Miranda deberá elegir entre salvar a Emilio o salvarse a ella. INEFABLE es el libro tres de la historia titulada ¡Pídeme que te olvide!
NovelToon tiene autorización de Irwin Saudade para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
CUANDO ABRES LOS OJOS
...UNA SEMANA DESPUÉS DEL JUEGO...
*Miranda*
Los ojos de Emilio estaban cerrados, su pecho subía y bajaba suavemente al ritmo de su respiración. Parecía que el dormir lo tranquilizaba de su ansiedad. ¿Ansiedad?
Resulto ser que la lesión fue más que un simple roce entre jugadores. El movimiento se había aplicado con intención propia de causar daño y el daño fue lo que arraso con el corazón de mi amigo. ¿Volvería al campo de futbol? ¿Podría tener la oportunidad de cumplir con su mayor sueño? ¿Su vida volvería a ser la misma?
¡Ojalá la vida nos acariciara con justicia!
El único sueño que Emilio tenía era el que su imaginación inconsciente le proyectaba dentro de su mente. Sus labios entreabiertos, brazos caídos sobre las sábanas, yeso en la pierna derecha y su cuerpo cubierto con una bata color crema de paciente de hospital.
Sus pestañas estaban perfectamente bien dibujadas, eran las once de la noche cuando decidí acariciar su mejilla. Mi tacto fue suave, repentino y lleno de mucha inocencia. Mi mente me hizo pensar en nuestra infancia y en cómo es que ambos nos habíamos conocido.
—¿Me das permiso subirme al árbol de tu jardín? —Le pregunté.
Él sostenía un muñeco de acción de Bumblebee.
—¿Sabes trepar? No creo que sea seguro para ti. Te vas a caer —respondió él.
—No me voy a caer. Yo, quiero subir a tu árbol. ¿Me das permiso? —Volví a insistir.
—Bueno, está bien.
Fui muy feliz con su respuesta. ¡No dude en correr hacia el árbol! Esa fue la primera vez que yo entre al patio trasero de la casa de sus padres.
—¿Y por qué quieres subirte al árbol?
—Es que creo que arriba nadie puede lastimarme —no me dio pena decirle.
—¿Alguien te lastima? Si quieres, le diré a Bumblebee que te proteja —desde ese momento, descubrí que Emilio sería bueno conmigo.
—¿Tu muñeco me va a proteger? Yo no creo que eso se pueda, es un juguete —respondí.
El viento era suave y a esa hora del día, la vida era lenta.
—Bueno, si no confías en Bumblebee, entonces yo cuidare de ti.
—¿Me vas a cuidar?
—¡Sí! ¿Quién es el que te lastima?
—No puedo decir su nombre, él se va a enojar mucho si se entera de que dije su nombre.
—¿Él?
—Es bueno, pero cuando se enoja, es terrible.
—¿Es un hombre?
Comencé a temblar de miedo, no quería hacer nada malo, solo deseaba subir a ese árbol.
—Ya no quiero hablar más de eso, subiré al árbol. Si me caigo, me atrapas.
—Bueno, yo te sostendré.
El tiempo había pasado rápido y ahora, Emilio y yo estábamos en la habitación de un hospital a causa de un hombre malo.
Mi pulgar trazo un camino de círculos muy cerca de sus labios rojizos y el corazón se me acelero justo en el momento en el que sus ojos se abrieron ¡Había estado durmiendo toda la tarde! Qué gusto verlo despierto.
Dio un bostezo muy grande y pareció sorprenderse al verme a su lado.
—¿Qué haces aquí? ¿Aún no te has ido a casa? —Su pregunta me hizo sonreír.
Se incorporó tratando de enderezar la cama de forma automática con el control remoto, quedo sentado sobre el colchón y sus ojos recién despiertos lucían muy bonitos con la tenue luz de las lámparas. Tenía hinchados los párpados y estiró un poco sus brazos para darle un poco de comodidad a su cuerpo.
—¿No te gusta que esté cuidando de ti?
—Bueno sí, pero... —Se quedó callado, se puso pensativo.
—La neta no me gusta cuidar de ti. ¡Me causa dolor de cabeza! Pero tu madre se la pasó toda la mañana aquí y realmente se veía cansada. Así que me ofrecí para ocupar su lugar esta noche. Ella volvió a tu casa para poder descansar. Por eso es que estoy haciéndote compañía —explique yo.
Enarco una ceja y con la mano derecha se talló el ojo izquierdo.
—¿Y no te aburre estar cuidando de mí?
—¿Aburrirme? ¿Por qué debería aburrirme? Si te pones a pensar, antes solíamos pasar mucho tiempo en mi habitación y no hacíamos nada. Siempre estábamos acostados en la sala o nos tirábamos a ver alguna serie de Netflix. Tú dime, ¿por qué razón debería sentirme aburrida de estar contigo? Esto no es muy diferente a estar en mi habitación.
Lo pensó por unos segundos antes de responderme, en su muñeca derecha había una pulsera de color blanco con su nombre escrito; era su ficha de paciente.
—Creo que ahora deberías estar cuidando de Édgar y no de mí. ¿Él está de acuerdo con que estés aquí?
Su respuesta me sorprendió muchísimo, de verdad no esperaba que él me fuera a decir algo así. ¿Qué pensaba en realidad de mí?
Deje escapar un suspiro.
—Édgar no necesita de mi cuidado. Él se encuentra en perfecto estado y puede cuidarse solo. Aquí el que me preocupa eres tú y por eso estoy desvelándome contigo.
—Pero y ¿él no se pone celoso de que su novia ande cuidando de su mejor amigo?
¡Sus palabras me dejaron impactada! Era verdad que las cosas entre Édgar y yo no estaban del todo referidas a mi querido Emilio. ¡Sus pensamientos no estaban muy claros! Y la realidad no era como él pensaba.
—Aún no somos novios.
Parpadeo de forma chistosa.
—¿Entonces qué son?
Hice una mueca graciosa y le di una palmada suave en la mejilla. Note como los músculos de su rostro se relajaban ante mi tacto.
—Solo somos dos corazones que aún no andan de románticos. Nos estamos conociendo un poco más, pero solo es eso. ¡Conocernos más! Por ahora no tenemos tiempo para ponernos de novios.
Le pareció muy inesperada mi respuesta, sus labios hicieron una mueca lo más parecida a una sonrisa.
—Bueno, pero ¿y él te gusta?
¿Qué sentía yo en lo más profundo de mi corazón? ¿Amor? ¿Una dosis de enamoramiento puro? Sonreí con las locuras de mis pensamientos.
—Un poco. No te mentiré, me gusta mucho su estilo y su forma de ser. ¡Es un buen tipo! Es gentil, caballeroso y muchas veces antepone sus sentimientos por poder cuidar de mí y de mi familia.
¡Claro que Édgar era un buen tipo! Después de todo, fue mi profesor en el taller de lectura, cuido de mí mientras el tío Tom y papá jugaban a hacerme la vida miserable.
—¿Y no te gustaría ir a verlo esta noche en vez de estar cuidando de un lesionado?
Le lancé una mirada seria. ¡Canijo Emilio estaba tratando de deshacerse de mi compañía! Estaba siendo demasiado injusto conmigo.
—Tonto. ¿Quieres que te deje ahora mismo? Porque si eso quieres no tengo problema en irme a mi casa. Es más, le diré a tu mamá que me corriste de la forma más cruel posible y le diré que te orinaste mientras dormías —bromee.
Se ruborizó un poco y sus piernas se contrajeron.