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El Fin Justifica Los Medios

El Fin Justifica Los Medios

Status: En proceso
Genre:Romance / Arrogante / Amor-odio / Duque
Popularitas:26k
Nilai: 4.9
nombre de autor: Arane

Lisel, la perspicaz hija del Marqués Luton, enfrenta una encrucijada de vida o muerte tras el súbito coma de su padre. En medio de la vorágine, su madrastra, cuyas ambiciones desmedidas la empujan a usurpar el poder, trama despiadadamente contra ella. En un giro alarmante, Lisel se entera de un complot para casarla con el Príncipe Heredero de Castelar, un hombre cuya oscura fama lo precede por haber asesinado a sus anteriores amantes.

Desesperada, Lisel escapa a los sombríos suburbios de la ciudad, hasta el notorio Callejón del Hambre, un santuario de excesos y libertad. Allí, en un acto de audacia, se entrega a una noche de abandono con un enigmático desconocido, un hombre cuya frialdad solo es superada por su arrogancia. Lo que Lisel cree un encuentro efímero y sin ataduras se convierte en algo más cuando él reaparece, amenazando con descarrilar sus cuidadosos planes.

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Capítulo 2. Huida

Aún no había amanecido y la luz de la luna llena se filtraba a través de las pesadas cortinas de la destartalada posada. El brillo plateado bañaba la habitación donde Lisel, con expresión desconcertada, intentaba discretamente salir del lecho donde había pasado la noche.

Junto a ella, dormía el hombre de mirada desafiante y aire arrogante con el que había compartido horas íntimas.

Al abrir los ojos, lo primero que Lisel sintió fue un dolor agudo. Un recordatorio punzante de lo ocurrido unas horas antes. Imágenes de esos momentos volvían a su mente, y se permitió cerrar los ojos de nuevo por un segundo, abrumada por la vergüenza.

No podía creer hasta dónde había llegado.

Su acto había sido una medida de pura desesperación.

Desde que se enteró de su compromiso con el Príncipe Heredero, había considerado todas las posibles formas de escapar a su destino.

Lisel, lejos de ser caprichosa, nunca había esperado un matrimonio por amor, especialmente dada la naturaleza de su familia. Sin embargo, jamás imaginó que su boda podría ser también su funeral.

El Príncipe Heredero, Teodor Lanverd, un hombre de fama despiadada y gustos oscuros, pretendía casarse con ella. Pero tras esa fachada se escondía un deseo más siniestro: el de dar rienda suelta a sus inclinaciones crueles, asesinando a las mujeres que osaban compartir su lecho.

Muchos nobles de la capital consideraban los rumores sobre él como falsos o mal interpretados. Pocos conocían la verdadera naturaleza de Teodor Lanverd.

Lisel era una de las pocas personas de Castelar que conocía con certeza sus horrores.

Desde que cumplió quince años, se decía que el príncipe llevaba mujeres a sus aposentos.

Sometiéndolas a torturas sexuales tan extremas que algunas morían en el acto. Pero su mayor deleite, se susurraba, era asesinar a sus víctimas con sus propias manos en el clímax de su placer, una vez sobrevivían a los preliminares.

Por suerte para su plan, en la alta sociedad capitalina de Castelar, al igual que en el resto del Reino de Castella, la virginidad de la novia era un asunto de máxima importancia.

La revelación de que una novia no había mantenido su pureza podía ser suficiente para anular un compromiso matrimonial. Y ni siquiera la poderosa familia Luton, con toda su riqueza, influencia y lealtad a la corona, podría alterar ese hecho.

Lisel sabía que debía empezar a planificar su futuro, considerando las posibles represalias.

Tal vez su madrastra, Margaret, recurriría a asesinos y disfrazaría su muerte como un accidente para ocultar dicha vergüenza.

Su padre, si es que alguna vez despertaba del estado comatoso, podría perfectamente enviarla a un convento para vivir como monja por el resto de sus días.

Y su medio hermano, Carlier, estaría encantado de mantenerla encerrada de por vida en el oscuro sótano, que más bien era una mazmorra oculta en la Mansión Luton.

Pero esos eran pensamientos para más tarde, se dijo a sí misma.

En ese momento, lo crucial era abandonar la posada antes del amanecer. Con cuidado, Lisel se liberó del musculoso brazo del hombre que descansaba sobre su cintura.

"Fue fácil" reflexionó internamente.

Pero entonces, una voz la sobresaltó.

—¿Huyendo de la escena del crimen? —preguntó él con voz suave y seca.

—N-necesito irme. Tengo asuntos que atender —balbuceó Lisel, todavía abrumada y avergonzada.

—¿Qué asuntos? —indagó con una pizca de burla.

Lisel, sin saber qué responder, se sintió aún más nerviosa, intentando distanciarse del hombre con quien aún compartía la cama.

—¿Acaso te he dejado tan aturdida que no puedes recordar específicamente?

—No es eso, simplemente... no son asuntos tuyos —dijo Lisel, decidida, levantándose rápidamente en busca de su ropa.

—La aventura de una noche ya ha terminado.

Él se incorporó sentándose en la cama. Siguiéndola con la mirada con una expresión de interés y diversión en su rostro.

—Aún no ha amanecido, la noche todavía no ha terminado —respondió con malicia mientras miraba la imagen de la luna llena que se filtraba por las cortinas.

Lisel, con su vestido a medio abrochar, le dirigió una mirada firme y penetrante.

—Lo acontecido... no volverá a suceder. Ni siquiera nos encontraremos nuevamente.

Su voz mostraba firmeza a pesar de la emoción que destellaba en sus ojos verdes. El hombre se levantó, acortando la distancia entre ellos. Con una confianza innata, tomó su mano.

—Eres muy dura conmigo después de lo bien que me he portado —comentó él, con voz baja y seductora. Sus ojos grises brillaban bajo la luz de la luna que se colaba por la ventana, desafiándola con un brillo burlón.

La luz lunar delineaba el rostro del hombre, revelando su mandíbula fuerte y los labios perfectamente formados. Sus ojos afilados, del mismo tono plateado que la luna, la observaban con una mezcla de desafío y diversión. Los mechones negros, que antes estaban meticulosamente peinados hacia atrás, ahora caían desordenadamente sobre su frente.

No pudo evitar sentirse cautivada por su apariencia realmente atractiva.

Lisel colocó en la mano del hombre una bolsa con monedas y apartó su propia mano del agarre de él.

—Muy generosa —respondió él, apretando los dientes, sacándola abruptamente de sus pensamientos.

Lisel se reprendió internamente por dejarse distraer. Necesitaba regresar la mansión antes de que su ausencia se hiciera evidente. Con determinación, se ajustó su atuendo y se preparó para partir.

—No tengo tiempo para esto —insistió Lisel, terminando de abrochar su vestido y ajustándose la capa y la peluca hasta cubrirse por completo.

Después, ignorando completamente la mirada que la seguía como un cazador atisbaba a su presa, salió de la habitación de aquel lugar en silencio.

Por un momento, había pensado que el hombre podría negarse a dejarla marchar, y había contemplado la idea de huir por la ventana.

Desde niña había demostrado habilidad para trepar, y teniendo en cuenta que apenas estaban en el primer piso de la posada, la idea no parecía descabellada. Sin embargo, para su alivio, esa medida no fue necesaria.

Una mezcla de emociones la embargaron. Se sentía aliviada por cumplir su propósito, a la vez que temía el siguiente paso de Margaret en esto. Pero sobre todas las cosas, aún se mareaba al recordar esos ojos grises que parecía que la iban a atravesar.

Cada paso que Lisel daba en la fría madrugada se convertía en un intento desesperado por distanciarse no solo del lugar sino también de los recuerdos y sensaciones que la reciente noche había dejado profundamente grabados en su memoria.

El eco de sus pasos sobre las empedradas calles del Callejón del Hambre se mezclaba con el ritmo acelerado de su corazón. Una sinfonía de urgencia y ansiedad.

Mientras avanzaba, una maraña de emociones la invadía: el alivio por haber cumplido su propósito se entrelazaba con un creciente temor ante la posible reacción de Margaret. Pero, sobresaliendo entre todas esas emociones, estaba el vértigo inexplicable que la asaltaba al recordar esos penetrantes ojos grises, capaces de ver más allá de lo que ella quisiera mostrar.

Con pasos rápidos pero cautelosos, Lisel se alejaba de la posada, adentrándose en la incertidumbre y oscuridad de la noche.

Llevando consigo el peso de una noche que había cambiado todo.

Lisel se aproximó a la Mansión Luton, envuelta en sombras, moviéndose con la habilidad y sigilo de quien conocía cada rincón del lugar. Su familiaridad con la residencia, adquirida tras años de vivir y explorar cada pasillo y jardín, le permitió deslizarse por los alrededores y entrar sin ser detectada.

La oscuridad era su aliada. Se movía entre las sombras, evadiendo con facilidad a los guardias y cualquier mirada curiosa. Conocía al detalle los horarios de los sirvientes y los secretos pasadizos del lugar, gracias a su involucración en la gestión de la mansión. Esta comprensión profunda del funcionamiento del hogar, combinada con su agudeza y una dosis de suerte, le permitió salir y entrar sin ser descubierta.

Al llegar a su habitación, con los primeros rayos del sol asomándose en el horizonte, Lisel se permitió una sonrisa fugaz al recordar la audacia de su aventura nocturna. Sin embargo, la sonrisa rápidamente dio paso a pensamientos más serios: el Príncipe Heredero, Margaret y cuál sería su siguiente paso para evitar el destino que le había sido impuesto.

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DMGA
Cuando caiga esa p$rr$ quiero que sea a lo grande. Ni para ser madre sirve la sucia de Margaret.
José Blanco Suárez
Me encanta,mucha intriga 😊
Betzy Moises
Excelente
Gladys Zapata
mmmm alguien está en problemas
Gladys Zapata
uyyy ésto se va a poner bueno cuando Alaric se entere de la verdad
Conxi Js
Se podía sentir el dolor de los latigazos y la calidez como Alaric la cuida...solo espero que Margaret acabe en el infierno por lo que le ha hecho a la pobre Lisel 😓 👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻
Conxi Js: /Heart//Rose/
Conxi Js: /Rose//Gift//Good//Heart/
total 2 replies
Marsi
Ya no más dolor para ella.
DMGA
Espléndido, vulnerable, reconfortable y muy emotivo (aplausos 👏🏻👏🏻).
Hay mucho romance entre líneas, no se lo han dicho abiertamente pero él se lo demuestra.
Adoré este capítulo, lloré y me transporte a esa habitación.
Gracias 🫂
DMGA
🤦🏻‍♀️
DMGA
déjate cuidar cariño, por favor
DMGA
cómo le dijo Missandei a la Khaleesi: Dracarys. Que malo TODO 😡🔥
DMGA
Que bello, se siente culpable.
DMGA
😭😫
DMGA
Estoy tan sensible, lloro por Lisel, lloro por ese abrazo que mi precioso Duque le quiere dar y no puede.
DMGA
Lo adoro
DMGA
Dios, estoy segura de que se muere por abrazarla pero al mismo tiempo debe estar fuerte para ella.
DMGA
tengo el corazón chiquito 😩
DMGA
😢😫
Gladys Zapata
uyyy ésa vieja loca interesada
Gladys Zapata
jajajaja pobre chica
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