Él solamente debía estar a su lado para protegerla y evitar que cometiera errores que le costarían muy caro. Ahora deberá elegir entre su verdadero ser y la mujer que le hizo sentir cosas que jamás imaginó...
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Una misión no deseada
Por incontables minutos, los cuales para ellos eran insignificantes, Azael y Miguel se quedaron observando a las personas. Ellos y los demás angeles quienes se hallaban conectados entre sí, podían ver desde los confínes del cielo, con ojos etéreos, atentos a cada destello de luz y sombra que danzaba en el tapiz del mundo humano. Desde lo más alto de los cielos, presenciaron el acto desinteresado de Sarah, quien, sin esperar recompensa, compartió su pan con aquellos que tenían hambre. Un cálido resplandor llenó sus corazones celestiales al ver la bondad encarnada. Sin embargo, las alas de los ángeles se entristecieron al descender sus miradas a campos de batalla, donde la humanidad se enfrentaba en una danza macabra de conflictos y guerras. Las lágrimas caían del cielo como estrellas apagadas, reflejando la desesperación de los ángeles ante la violencia que oscurecía el horizonte terrenal. Mientras en un rincón de una ciudad vibrante, podían ver la unión de comunidades, que se levantaron juntas para reconstruir sus lugares de residencia después de un desastre natural. La esperanza brillaba intensamente, marcando el renacer de la humanidad en medio de la adversidad. Pero, en silencio, los ángeles también observaron las lágrimas de Ana, quien enfrentaba una enfermedad incurable. Susurros de consuelo descendían desde el cielo, los ángeles se sentían impotentes ante el sufrimiento humano, ya que ellos tenían prohibido intervenir en todo ese tipo de cuestiones, los únicos que podían cambiar o no todo aquellos eran únicamente las personas. La indignación ardía en el corazón de Azael cuando presenció la injusticia, viendo a aquellos que eran oprimidos y marginados. Anhelaba intervenir, pero su papel era observar y guiar desde lo alto. Entre la multitud, los demás ángeles se entristecieron al ver la desconexión espiritual que se apoderaba de algunos corazones. Miraron con pesar a aquellos que, en su afán de conquistar la tierra, habían olvidado su conexión con lo divino. Así, en cada respiro de la humanidad, los ángeles tejían sus alas de alegría y pesar, participando de manera silenciosa en el relato de la Tierra, guiando desde lo alto a aquellos que buscaban luz en medio de las sombras.
En la sala celestial, Miguel, con mirada severa, llamó la atención de Azael para encomendarle una misión específica.
-Azael, necesito que observes un lugar específico en la Tierra- le dijo desviando su atención hacia el cuarto de una enorme mansión. La cual era la residencia de Adalyn Crown, hija de Joseph Crown, empresario, multimillonario perteneciente a la rama del transporte.
-Observa- dijo Miguel
-¿Qué es lo que está por acontecer, Miguel? ¿no me digas que ella?...- indagó Azael, pero sus palabras murieron en sus labios pues la respuesta a su pregunta estaba a la vista.
Desde su reino celestial, Miguel y Azael observaban con atención a Adalyn, quien, ajena a la mirada celestial, se preparaba para una noche que prometía ser un torbellino de desafíos y tentaciones.
-Ella es Adalyn- explicó Miguel- se encamina hacia un camino incierto. Está a punto de eludir la vigilancia y entregarse a los excesos de la noche. Azael, con mirada preocupada, asintió en silencio mientras contemplaban cómo Adalyn sorteaba con destreza las barreras establecidas por la gente que estaba designada a su protección.
- Parece que ha decidido seguir su propio rumbo- comentó Azael mirando al arcángel a su lado.
En el resplandor celestial, Miguel fijó su mirada en Azael con una solemnidad que anunciaba una nueva encomienda.
-¡No!¡No! ¡No! - casi gritó él joven ángel cuando comprendió la mirada de su superior, quien solamente asintió con un movimiento de su cabeza.
-Azael, tu próxima misión recae en Adalyn. Está a punto de sumergirse en un torbellino de elecciones riesgosas.- le dijo Miguel, confirmando lo que Azael temía. Ante estas palabras, Azael frunció el ceño, y una sombra de resignación cruzó su rostro. -¿No me digas que ella...?- balbuceó Azael con descontento, Miguel asintió con un ligero gesto de cabeza, confirmando las sospechas del joven ángel.
-Sí, Azael. Adalyn es tu nueva responsabilidad.- le dijo Miguel con mucha seriedad.
Azael, negando con la cabeza repetidamente, expresó su descontento.
-¡ No puede ser! ¿no hay otro ángel que pueda ocuparse de ella? No estoy preparado para cuidar de una niña mimada.- exclamó él joven mesándose los cabellos.
- Azael, tus dones de compasión son esenciales para guiar a aquellos que han perdido el rumbo. Adalyn necesita esa guía, incluso si parece resistirse, además convengamos que no te encuentrasen posición de elegir- explicó Miguel, por que de hecho el principal don del joven ángel era su compasión que sumada a su empatía podían lograr cosas asombrosas, aunque algunas veces el muchacho se desviaba un poco los objetivos que le habían sido fijados. Azael, aunque reticente, asintió, aceptando la inevitable tarea que le aguardaba en la Tierra.
Con un suspiro de resignación, el ángel abandonó la sala celestial, dejando a Miguel sumido en sus pensamientos.
Cuando Azael salió de aquella " reunion" se encontró con Uziel quien no necesitó nada más que ver el semblante de su amigo para comprender lo que estaba ocurriendo.
-No me digas que...- dijo Uziel mientras observaba a Azael hacerle un gesto afirmativo con la cabeza- ¡No puede ser!- exclamó el ángel.
-Lo es- confirmó Azael con palabras- mi próxima misión es una...- las palabras se quedaron atrapadas en su garganta por unos momentos- ¡Una niña malcriada, hija de papi!- exclamó-¿puedes creerlo?- preguntó Azael mientras salían los dos del despacho celestial.
-¡Así que esta vez Miguel se lució!- exclamó uno de los arcángeles que se cruzó con ellos al salir.
-Si, si, como sea- inquirió aún descontento Azael. Mientras tanto Miguel, solo en su despacho seguía observando a Adalyn, y deseó en silencio que el "castigo" para su ángel rebelde no fuera demasiado severo. Luego cuando su mirada se perdió en el infinito, anheló que Azael encontrara la manera de cumplir su misión sin desviarse más de lo necesario. La balanza entre la guía celestial y la libre voluntad humana se mantenía en delicado equilibrio, y Miguel, con la esperanza en su corazón, confió en que Azael aprendería las lecciones que la experiencia terrenal tenía reservadas para él.
Una vez fuera del alcance de cualquier curioso, Azael se despidió de su amigo.
- Bien, amigo- dijo Azael con un bufido de resignación- es hora de que vaya a hacerme cargo de mi misión.
-Ok- le dijo Uziel- haz bien tu trabajo, y recuerda que si me necesitas solo debes llamarme y allí voy a estar, para lo que necesites- aseguró, pues él formaba parte del ejército de ángeles que estaba destinado a dar apoyo incondicional a los ángeles guardianes.
-Lo voy a recordar hermano- dijo Azael, luego ambos se dieron un abrazo de despedida.
Con alas desplegadas, Azael se preparó para descender a la tierra, aunque en su corazón aún resonaban las quejas por cuidar de un alma aparentemente caprichosa. El susurro de sus alas resonó en el silencio celestial mientras el joven ángel, aún refunfuñando, se dirigía hacia su nueva misión en el mundo terrenal.
fascinada con los personajes de Azael y Adalyn 😍 el amor de los más puros.
Fuerzas malignas trataron de separarlos pero al final perdieron 🤷♀️
Gracias por escribir ✍️ una hermosa historia
Dios la bendiga 🙏 éxitos 🙌
Pero regresó Azael y está vez para quedarse con ella para toda la vida 😍
y cuál es él precio a pagar 🤷♀️