Diosa Reencarnada

A la mañana siguiente Gareth, acude nuevamente al Castillo de Valkovia, ahora por la puerta principal, pidiendo audiencia al Rey Kirill Smirnov. Después de ser anunciado, es recibido por el Rey.

-Majestad Rey de Valkovia, perdone mi atrevimiento, pero hay asuntos muy importante que me interesaría discutir con usted- le hace una media reverencia.

-Adelante, yo también quiero aclarar un asunto de suma importancia con usted, lo estaba esperando Duque Gareth de Etruvia, tome asiento- responde con cara de pocos amigos el Rey, quien se encontraba en su despacho, sentado en un gran escritorio de madera de ébano, pulida. Gareth se sorprende, pero supone que no pudo pasar desapercibido en la noche.

- Debo comenzar por decirle, que mi única y muy preciada hija, la Princesa Irina, tiene un compromiso de matrimonio con el Emperador Egor; por lo tanto, es totalmente inapropiado, que usted la visite en sus habitaciones y mucho menos irrumpiendo por su ventana en la noche como un ladrón, ella es una joven soltera, y su reputación quedaría manchada si eso se llega a saber por fuera de este Palacio. Por lo cual, le exijo, que sea la última vez que usted cometa ese error- espeta molesto el Rey Kirill.

Se levanta como tirado por un resorte Gareth, se inclina:

- ¡Pido disculpas Majestad, le doy mi palabra de que eso no se volverá a repetir!-

-Levántese, creo en su palabra, pero quiero que me explique ¿por qué fue entrada la noche a la habitación de mi hija? No tengo conocimiento, de que ustedes se conozcan-

-Acudí al llamado que ella me hizo a través de una carta. Ella y yo somos amigos, nos conocimos en la Torre de Magos- responde con seriedad Gareth.

-Entiendo, pero eso no justifica su mal proceder, en este Palacio existen puertas, debe haber algo muy urgente que ustedes debían tratar. ¿No es así?- pregunta inquisidor el Rey Kirill.

Irina y su madre, irrumpen repentinamente en el despacho de su padre, al enterarse de la visita de Gareth.

-Padre, no siga atormentando al Duque Gareth, la culpa es toda mía, quiero que leas, este documento, que ya te había mencionado, lo tenía guardado, así puedes entenderlo todo, quiero pedirte que me apoyes, en lo que voy a hacer con el Duque Gareth, en un futuro próximo- le entrega el documento, ya certificado por el Sumo Sacerdote. El padre lo lee con cuidado.

-¿Y qué piensas hacer? Podríamos romper el compromiso, en vista de que fue él quien, no cumplió con las clausulas descritas. ¿Quieres que lo llevemos a la Corte Imperial?- pregunta esperanzado el Rey Kirill.

- Padre, sabes que la Corte, nunca se pondrá de mi lado, además no es ilegal en el Imperio, que el Emperador tenga concubinas y no una sino todas las que le parezca. Por lo tanto, solamente quiero que se cumpla el contrato de 3 años de matrimonio, para luego divorciarme, sin demora. Sin embargo, no estoy dispuesta a entrar sola en ese Palacio, para estar a merced de una concubina arpía y oportunista- Irina explica, luego continúa:

-Nadie sabe cuáles son las segundas intenciones del Rey Patricio al ofrecer a su hija como concubina siendo una princesa, y mucho menos me confío del astuto zorro del Emperador Rigoberto, no confío en ninguna "buena voluntad, de fin de guerra". Por eso, quiero nombrar al Duque Gareth como mi concubino y hacer que viva a mi lado, para que me proteja. Esa es la razón, por la que vino a mi habitación anoche, para que llegaramos a un acuerdo- finaliza Irina.

-Irina, no hace falta llegar tan lejos, si necesitas protección, puedes llevarte todos los caballeros del Reino de Valkovia que desees. Por otro lado, yo estoy de acuerdo contigo, no confío ni en Patricio ni en Rigoberto- replica su padre, quien no ve de buenos ojos a una mujer casada, con concubino.

-Padre, no se trata de tener o no caballeros protegiéndome a mi lado, también está el asunto ese, que me molesta mucho, dime: ¿El Emperador puede tener todas las concubinas que quiera, pero, la Emperatriz no puede tener a uno solo? ¿Eso no es muy injusto? ¿Debo aceptar vivir 3 años allá, bajo las burlas de todos los nobles y sirvientes? ¿Siendo rechazada y humillada públicamente, por quien se supone será mi marido? - protesta contrariada Irina.

-A decir verdad, no hay ninguna ley, que diga que es ilegal que la Emperatriz tenga concubinos, de hecho hay casos en la historia, donde el Emperador era infértil y la Emperatriz tuvo descendencia con un concubino, creo que fue en el Año 1500 antes de la Diosa. Luego, hubo otros caso, pero en todos ellos, lo primordial es que el Emperador debe estar de acuerdo, y debe dar su aprobación por escrito- explica el Rey Kirill.

-Bueno padre, ya le envié una carta al Emperador, lo cual aceptó, dijo que había elaborado el documento de aceptación por escrito- responde Irina con confianza.

-¿Y tú aceptaste ser concubino?- se dirige a Gareth

-¿Eh, yo? ¡Sí, por supuesto! ¡Estaré más que complacido y dispuesto, para proteger a la Princesa Irina! Pero, también quiero vigilar a la concubina de Baldunia- responde con seriedad Gareth, para continuar:

-Hay un rumor en los bajos fondos, sobre una secta de Adoradores de Abaddon, entre los nobles,  parace que hay un Dios de los demonios, se dedican a la magia negra prohibida en nuestro Imperio. Eso parece muy peligroso, ya que podría estar involucrando la seguridad del Imperio Morozovia. Y si están involucrado nobles, debemos averiguar quiénes son los conspiradores - argumenta Gareth, ahora con su frialdad característica.

-Eso es muy delicado, voy a ordenar a mis hombres, que investiguen ese asunto a fondo, no quiero imaginar que esa secta de Adoradores de Abaddon, sean los causantes de la destrucción de la humanidad- piensa en voz alta Kirill.

-Padre: ¿Piensas que esto puede estar realcionado con los sucesos futuros de los Morlos?- pregunta preocupada Irina.

-No lo se hija, no lo se. Pero, debemos estar preparados y averiguarlo, antes de que no podamos hacer nada al respecto- responde el Rey.

-¿Puede alguien explicarme de qué acontecimientos futuros están hablando? Pregunta Gareth

-¿Acaso se refieren a la profecía de los 1000 años del Apocalipsis? ¿A eso se refieren?- pregunta nuevamente interesado, Gareth.

-Veo que ya estás enterado, no podemos negarlo, pensaba que era un secreto de la Torre Mágica, pero ya se filtró la información. Por favor, debes mantener oculta esa profecía, no queremos alertar a los enemigos,  quienes actualmente, deben estar detrás de ese Apocalipsis- manifiesta Kirill.

-Entonces, yo también pondré a mi gente de confianza a investigar a esa secta, debemos unir información, ya que estamos del mismo lado. Y lo de la profecía me lo confesaron en la Torre de Magos, uno de los sacerdotes amigo- expresa Gareth.

-Yo les voy a pedir algo, que puede parecer fuera de lógica. Pero, por ahora, no debemos involucrar al Emperador Egor, mi instinto me dice que hay algo turbio con esa concubina, y si en verdad es una espía, le estaremos entregando en bandeja de plata nuestra seguridad nacional al enemigo- objeta Irina con mucha desconfianza.

-Sí, creo que esta vez, tienes razón, no hay que hablar con el Emperador hasta no descubrir quiénes son los involucrados en la secta de Abaddoneses- acepta el Rey Kirill.

Gareth también asiente, no es como que él y Egor sean los mejores hermanos, nunca se criaron juntos. Gareth, nunca vivió en Palacio, siempre lo menospreciaron desde su nacimiento.