Una novela romántica, que relata los infortunios de Sofia, quien reencarnara como Maribel, en una novela romántica que odia. Ella sólo quiere vivir pacíficamente,¿lo logrará?
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Capítulo 2
Capítulo 2
Era moneda corriente que mi padre llegue borrachos, al comienzo eran solo los fines de semana, luego fue empeorando y el último tiempo ya ni recuerdo el padre amable y dulce que fue en algún momento, vi como poco a poco se apagaba y las sombras de un demonio, se apoderaban de todo su ser. Esa noche fue la última que vi a esas dos personas, que nos trajeron al mundo.
Como de costumbre, mi padre llegó totalmente cegado por el alcohol, en vez de ir a la alcoba de mi madre y golpear y abusar de ella, cosa que ya nos habíamos acostumbrado a que pase.
Esta vez vino directo a la habitación que compartíamos con mis hermanos, ambos estaban asustados, acostados bajo las sabanas en mi cama, mientras que yo estaba sentada en ella, esperando que venga a golpearme, como lo hacía todas las noches que el alcohol hablaba por él.
Esta vez al entrar vi que comenzó a sacarse el cinturón y a gritarme
-¿¡Dónde está la niñita esa que aún es chiquita!?-
-Padre ¿A quién buscas?-
-A ti no Sofía, a Julieta ¿Dónde está? Le voy a mostrar el regalito que papá trajo para ella-
Apreté los puños sobre la frazada, allí atrás mío estaban mis dos hermanitos y allí estaba ella, mi preciada hermanita, no iba a dejar que un monstruo como era él la toque siquiera, sabía muy bien las intenciones que tenía.
-Padre sal de la habitación aquí no hay nadie más que yo-
-Tú siempre eres una aguafiestas al igual que tu madre, ven que te daré una lección-
Debía sacarlo de ese lugar, sé que no tengo la misma fuerza que él, pero no puedo dejar que los lastime. Me levanto y lo empujo fuera de la alcoba, el pierde el equilibrio, por tanto alcohol que corre por sus venas. Se levanta como puede y me toma del pelo, me arrastra, mientras me insultaba, una vez que llegamos al comedor, me tira contra el suelo
-Siempre me vez de esa forma tan desafiante, eres igual que tu madre, te enseñaré como lo hice con ella, bajarás esa mirada tan arrogante-
En ese momento que comienza a sacarse los pantalones frente a mí, aparece mi madre gritando
-¡¿Qué diablos haces con tu propia hija!? ¡Eres un canalla!-
-Tú mujer inútil no hables, le enseñaré quien es el hombre de la casa-
Mientras proseguía en su accionar, mi madre desaparece unos segundos de mi vista, para luego tirarse encima de él con un cuchillo y clavárselo profundo en su hombro. El monstruo ese que una vez fue mi padre, comienza a sangrar y gritando se saca el cuchillo de la espalda, lanzándolo al suelo. Mientras se paraba, mi madre lloraba en el suelo y antes que ese hombre se ponga arriba de ella para quitarle hasta el último aliento, la mujer me mira por última vez, con sus ojos llenos de dolor y desesperación
-Perdóname por todo y por favor sobrevivan, los amo-
En esa última frase se sentía su angustia, su pesar y su pérdida de voluntad para seguir respirando.
Miraba la escena y no podía dejar que el miedo se apoderara de mí, menos ahora, veo como ese monstruo acabó con la vida de mi madre, con sus propias manos, sin siquiera pestañar, ni siquiera mostro un indicio de arrepentimiento.
Por lo que me apuré agarré el cuchillo, sin que se diera cuenta y me acerqué con el arma escondido en mi espalda, mientras él se sentaba agotado en el suelo
-Padre debes estar muy cansado, ¿quieres que te ayude?-
-¿Aprendiste a quién respetas?-
-O si padre, aprendí muy bien de ti-
-Ven acércate a papi, que quiere consuelo-
-Si padre-
Ni bien estuve frente a él, lo miré fijo a sus ojo, mientras pasaba el cuchillo por su garganta, no baje la mirada y ninguna lágrima corrió por mis mejillas, solo miraba como ese ser que en algún momento creí que me amaba, me quito todo, incluso se quería llevar la última pizca de niñez, que mi ser conservaba. Lo miré mientras se ahogaba en su propio líquido rojo que salía de su garganta, al tiempo que trataba de agarrarse para que deje de fluir y me observaba con miedo y desesperación, directo a mis ojos que no demostraban ninguna emoción existente.
Luego de esa noche, la policía llegó a la conclusión que había sido en defensa propia, solamente me pusieron como castigo sesiones de terapia, a las que no podía faltar por nada del mundo.
En el hogar mi situación solo la sabía la directora, quien tenía mucha compasión por mí, era ella quien solía regalarme las novelas románticas que leía. También, cuando el joven comenzó a impartir las clases, estuvo muy atenta a mi comportamiento, pero como observó que lo disfrutaba y al tiempo seguía siendo una niña más o menos normal, me dejó proseguir en esas clases.
Resultaba que ese joven practicaba a su vez tiro con arco y había ido a competencias, tuvo que desistir para los torneos nacionales, ya que se lesionó la muñeca. Pero su pasión se volvió enseñar, a quien quisiera aprender. Al verme tan interesada, no solo me enseño defensa, sino arquería y así, durante mis últimos años de secundaría logré ingresar a un equipo de arquería, hasta llamé la atención de universidades.
En mi último año de estudio, cuando fui adoptada, no pensaba seguir un estudio universitario, ya que era complicado con mis hermanos y si no era adopta, tendría que buscar trabajo y vivienda. Pero como fui afortunada y esos padres si querían ser verdaderos padres, me apoyaron para que aproveche la oportunidad. Un poco dudosa acepte la beca de una universidad, no solo estudiaba abogacía, sino que practicaba aquel deporte que me dio tanto momento de paz.
Gracias a ese hermoso deporte, fui reconocida a nivel nacional y eso me permitió seguir con mis metas, mi sueño era poder poner un estudio de abogados y poder ayudar a todas aquellas mujeres que sufrían de violencia, para que menos mujeres pasen por lo que paso mi madre. Y por ende menos niños, vivan el sufrimiento que vivimos con mis pequeños hermanos.
Pero la vida tuvo otros planes para mí, todavía recuerdo cuando salíamos a comprar con mi hermana, fuimos por un poco de helado para festejar, ya que esa misma tarde obtuve mi última nota aprobada, que daba la finalización de mi paso por la universidad.