Sonia está perdidamente enamorada del mejor amigo de su hermano. Dante es 8 años más grande que ella por lo que sólo la ve cómo una niña.
A Sonia no le importa y cómo la vea el. Siempre está tratando de ganarselo. Pero al cumplir los 18 años de da por vencida ya que el se compromete con una mujer que aparentemente es perfecta.
Sonia decide dejar de ser una arrastrada y sale del país con el corazón roto. Y con la importante decisión de enamorarse de alguien más.
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Capitulo 2.
Al día siguiente fue la misma dinámica. Y sí, mi vida es un poco aburrida. Todo se divide en escuela, casa, escuela casa. Antes me iba al parque, al club, o al cine con mi mejor amiga. Pero ella se mudo a Inglaterra y ahora no tengo con quién hacer locuras.
Mientras esperaba a mi hermano ví el auto de Dante.
(Foto de Dante Betancourt.)
Una sonrisa apareció en mi rostro. Si el vino significa que me llevarán a casa.
— Hola. — Lo saludé con una sonrisa.
— Hola princesita. — Me dió un beso en la mejilla. — Fabián no pudo venir y me pidió que te llevé a casa.
— Genial. — Entré al auto. Ahora sí deseaba que el camino a casa fuera más largo. Me gusta contemplar su belleza.
— ¿Qué tanto me vez? — No puedo evitarlo. Es normal que cuándo te guste alguien no puedas dejar de verlo.
— Eres muy guapo. — ¿Sonia cómo te atreviste a decirle eso?
— Gracias. Tú eres muy bonita.
¿Me considera bonita?, sólo espera a que cumpla 17. Seré aún más bonita. Y también podré ser tú novia.
— Sony quería pedirte un favor.
— Claro. Lo qué tú quieras. — Pídeme si quieres que no me equivoqué. Pídeme los días de cada semana. Pídeme el silencio que no me hace falta. Lo único que quiero es ser tu novia. Okay así no va la canción. Lo siento soy un poco cursi.
— Quería pedirte que ....
— ¿Qué? — ¿Qué sea tu novia? — Aceptó.
— ¿Cómo? — Yo y mis fantasías.
— Nada. Te pregunté que necesitas.
— Quiero que le digas a tú papá si puede revisar ésto. — Me dió un sobre amarillo.
— ¿Qué es ésto.?
— Es mi tesis. Yo admiró mucho a tu papá y me gustaría que la revisará. Pero no le digas que es mío.
— ¿Y qué debo decirle.?
— Qué es del primo de un amigo.
— Mi papá no es tonto.
— Pero tú eres muy inteligente y sabrás que decirle.
— Está bien.
— Gracias.
— Tendrás que invitarme un helado.
— Cuándo quieras.
— Genial. — Bajé del auto y fui a su ventana. — Nos vemos. — Le di un beso en la mejilla. El me dió uno también y eso fue suficiente para entrar a casa con una sonrisa de oreja a oreja.
— Adiós princesa. Por favor no olvides hacerme el favor.
— No te preocupes. Yo me encargo. — Espere hasta que se fuera y entre a casa. En la tarde le dí el sobre a mi padre.
— ¿Qué es?
— Un amigo de la escuela me lo dió. Es de su hermano. ¿Puedes revisarlo?
— ¿Quién me lo está pidiendo?
— La princesa de la casa. — Lo abracé y sonreí.
— Bueno. Si es la princesa de la casa supongo que no puedo negarme.
— Así es. No puedes. — El sonrió.
— Te quiero hija.
— Yo también papi. — Le dí un beso y subí a mi habitación. Tenía que ver fotos de Dante. Hacer la tarea. Ver Netflix, comer helado mientras veía fotos de Dante. Jejejeje. Mi vida si que es divertida.
Al día siguiente me levanté tarde de nuevo.
— Perezosa levantate ya. — Mi hermano me quitó la sabana del cuerpo.
— Déjame dormir un rato más.
— Son las 7:41.
— ¿Qué? ¿7:41?, no es posible. ¿Porqué es tan tarde. — Salté de la cama.
— Te esperó abajo.— Ese loco cada día me despierta más tarde. ¿O será que mi sueño es más pesado con el paso de los días? Eso no importa. Me arreglé rapidísimo y baje. — Perezosa, ¿un día vas a cambiar?
— Tal vez.
— Tú esposo será muy desdichado.
— No más que tú esposa.
— Mi esposa será la mujer más afortunada de la tierra.
— Si claro.
Le hice un gesto burlón. Los minutos pasaron muy rápido y yo llegué a la escuela.
— Adiós perezosa.
— Adiós.
Entré al salón. Iba con el cabello mojado. De nuevo.
— ¿Otra vez se te olvidó la secadora.? — El molestó de Gorge me estaba fastidiando. Decidí hacer lo que siempre hago. Ignorarlo.