IRONICA VIDA

Al pasar el primer mes Matías le dijo que estaba satisfecho con su desempeño por lo que había terminado su prueba y se quedaría con el puesto definitivamente, Mía estaba feliz, aunque aún le quedaban algo de ahorros no quería esperar a que se le acabaran, lo bueno que desayunaba y comía en su trabajo y cuando debía quedarse más tiempo cenaba ahí, eso le ayudaba a ahorrarse parte de su sueldo mensual, por si en algún momento surgía un inconveniente o debía dejar de trabajar, en sus planes estaba permanecer mucho tiempo en ese trabajo, pero uno nunca sabe que le depara el destino y le gustaba ser precavida y estar preparada por cualquier suceso.

Pasaron los meses y cuando Mía vio ya tenía un año laborando con Matías, como era su cumpleaños su amigo Fabricio, que por su trabajo lo habían mandado a trabajar al extranjero, fue de vacaciones para acompañarla en ese día tan especial, también estaría su amiga Roxi que trabajaba como encargada del departamento de contabilidad de una empresa importante, Mía quería mucho a sus amigos, eran como sus hermanos, además gracias a Fabricio había conseguido ese trabajo, casualmente también era la reunión de compañeros de generación de la universidad por lo que fueron todos juntos a festejar, mientras festejaban Fabricio fue flechado por una rubia despampanante y se despidió de las chicas para ir a pasar una noche loca, era un playboy su amigo, un gran amigo pero mujeriego a más no poder.

Roxi y Mía disfrutaron de la velada, tomaron festejando un año más de vida de su amiga, ya que si hubiera muerto igual que su esposo no estaría ahí con ella, las dos perdieron la noción de cuanto habían tomado, sintió muchas nauseas, fue al baño, como el que estaba en el salón de fiesta estaba lleno y había muchas chicas esperando, salió a buscar otro baño, en el pasillo de la recepción del hotel donde se llevaba a cabo el evento, pudo ver que había uno libre, entro y después de sacar lo que su cuerpo necesitaba, se lavó la cara, se enjuago la boca y se acomodó un poco su cabello, estaba muy mareada, salió tambaleándose del baño, pero cuando estuvo a punto de caer unos brazos fuertes la sostuvieron, ella estando tan borracha no podía ponerse de pie, el hombre al ver que no podía sostenerse la subió sobre su hombro como saco de papas y camino hacia el elevador llevándola a una habitación, donde la dejo sobre la cama y salió.

Mía había tomado con pretexto de volver a ver a sus compañeros de generación y su cumpleaños. Al quedar sola en la habitación se deja caer sobre la cama olvidándose de todo. Como a las 5 de la mañana despierta con mucho dolor por todo el cuerpo y que la cabeza le va a estallar, trata de visualizar para saber donde esta, pero se da cuenta que esta en una habitación que no es la suya, la habitación a oscuras, ella desnuda y adolorida, a su lado un hombre boca abajo, tapado con la sabana hasta media espalda, no podía ver su cara que estaba  sobre la almohada, sin pensarlo se vistió y salió lo más rápido que pudo sin voltear atrás, no podía creer que amaneciera al lado de un hombre. No tenía idea quien era ese hombre, solo esperaba que, así como ella no lo recordaba, él tampoco se acordará de ella.

En el camino a su casa venían algunas imágenes a su cabeza, no recordaba la cara del hombre, solo que esa noche tuvieron, mucha pero mucha actividad y el tipo tenía un lunar café claro en la cintura, se sentía preocupada, como había podido llegar hasta ese punto de perder el control, recordó que salió buscando un baño cuando iba de regreso al salón donde era la reunión, fue jalada por una persona y a la fuerza la subieron a un elevador cargada como costal de papas, la metieron en una habitación y arrojaron sobre la cama, ella estaba tan borracha que solo se recostó tratando de recuperarse, cuando se estaba quedando dormida, vio que volvió a entrar el hombre que la llevo, llevando consigo a un hombre sobre el hombro, lo dejó caer a un lado de ella y se fue, él hombre al verla se posiciono sobre ella, no parecía tener un comportamiento normal, es como si estuviera ido o drogado.

Al otro día, era su día de descanso, llevaba un año trabajando en la casa de Matías, llegó a su departamento, se dio un baño, tomo algo para el dolor, se acostó y durmió todo el día, se sentía muy cansada y adolorida, no quiso hacer nada. El lunes se levantó notando algunos hematomas causados por chupetones que no podían ser, sino del día que amaneció con ese hombre, se puso pantalón y blusa de manga larga y cuello alto, lo bueno que era un día fresco y se prestaba para llevar esa ropa.

 Se integró a su trabajo empezando, como siempre, por despertar al pequeño que le había extrañado el día anterior. Su jefe poco estaba en casa, mientras ella estaba trabajando, solo el domingo estaba en casa para pasar todo el día al lado de su hijo. Mía ayudó al pequeño a cambiarse y lo llevó a desayunar, luego fueron al salón de estudio y empezaron sus clases, el niño era muy inteligente, al terminar de estudiar salían a jugar o subían a ver películas a su cuarto, entre otras actividades que hacían. Ese día cuando iban subiendo al terminar los escalones y dar vuelta al pasillo hacía las recamaras, chocaron perdiendo el equilibrio estando a punto de caer de espaldas, cerró los ojos sintiendo temor de caer por las escaleras, apretó fuerte a Cesarín que iba en sus brazos, pero entonces sintió unos brazos fuertes rodearla, abrió los ojos sorprendida, Matías había chocado con ellos, pero reaccionó de inmediato tomándola entre brazos alejándolos se la orilla, Mía muy apenada se disculpó con Matías y sin esperar a que él dijera algo, bajo a Cesarín llevándolo de la mano fueron a su cuarto.

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