Angela una mujer felizmente casada, Frank un esposo amoroso cuida de su hija y su esposa. pero no todo es lo que parece
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Abrí los ojos
Desperté al día siguiente con una fuerte resaca, no sabía ni donde estaba, ni lo que había pasado el resto de la velada, poco a poco fui tomando la cordura, estaba en mi habitación en la casa de mis padres, a mi lado se encontraba mi princesa, aun dormía, pero no vi a mi esposo, sentí como mi corazón se oprimía, muy en el fondo sabía dónde estaba, pero no quise admitirlo.
Salí de la habitación rumbo al comedor, allí se encontraban mis padres, tenían una cara de desilusión, pensé que era por mi actitud irresponsable, pero no era asi, sus miradas reflejaban lastima, dolor, decepción.
- Hija, que bueno que ya despertaste, ¿deseas que te sirva el desayuno?
- Gracias mamá, pero solo deseo un vaso de jugo nada más.
- La resaca debe ser demasiado fuerte verdad.
- La verdad, si papa, jamás en mi vida he tomado de esa manera, hasta perder la razón.
- Bueno, tomate tu juguito, acompaña a tu padre mientras desayuna, mientras yo voy a despertar a mi princesa.
- Gracias mamá.
Un silencio invadió el comedor, era incómodo e incluso algo hiriente, de pronto mi padre hablo.
- Hace tiempo Frank conoce a tus padrinos de boda.
- Desde que comenzó a trabajar en la petrolera. ¿por qué?
- Mmm- no por nada hija, espero que de hoy en adelante tu matrimonio sea bendecido por Dios.
- Gracias papá
Salí de la casa de mis padres, ellos se ofrecieron pasar unos días con mi hija para que Frank y yo pudiéramos tener privacidad, incluso mi princesa me recomendó que encargara a un hermanito, mi pequeña.
Al llegar al departamento escucho las risas de Fran y Kerly en la cocina, me lleno de rabia, pero me contuve, vi al esposo de ella en la sala, tenía un gesto de pocos amigos, lo saludé, enseguida salieron de la habitación mis padrinos.
Almorzamos todos juntos, conversamos de la boda, de cómo fue la fiesta, de lo bueno que estuvo el banquete, y Frank aprovecho para abandonarme frente a todos por cómo había bebido en la fiesta.
-hay hermanito, no digas eso de mi cuñadita, entiende que estaba tan feliz de haberse casado con Tigo que lo festejo por todo lo alto-Kerly me abrazo, con una gran sonrisa-
Y así paso el resto de la tarde entre bromas de Frank hacia Kerly o viceversa, el esposo estaba demasiado molesto, así que sin más la jalo del brazo y para ya irse a su ciudad natal.
Todos se fueron al fin, estaba sola con mi esposo, así que quise ser cariñosa y pasar nuestra primera noche de casados (eclesiásticamente).
- No empieces Ángela estoy cansado, me voy a dormir, por cierto, mañana quiero a la niña en la casa.
Fue la primera de muchas noches de sufrimiento, aun en el fondo sabía lo que pasaba, pero no quería admitirlo, llore y llore hasta quedarme dormida en el sofá, al día siguiente desperté y fui por mi hija a la casa de mis padres.
Pasaron los días y cada vez Frank y yo solo pasábamos discutiendo, mi hija lloraba desconsolada, yo no aguantaba, en el fondo comencé a sentir un odio profundo hacia él, de repente un día Kerly llego a nuestra casa según ella, tenía un curso muy importante que hacer, así que mi esposo como estaba libre se ofreció a llevarla.
Madrugaron y se fueron juntos, yo quería ir con ellos, pero él se negó a llevarme, mi molestia era mayor, cerca del mediodía y él no llegaba, de pronto mi niña se sintió muy mal, lo llame muy asustada.
-Frank la niña se siente mal, se desmayó y dice que le duele la cabeza y la barriga.
- hay solo dale unas agüitas, ya se le ha de pasar.
-no Frank, mi hija está mal, te vienes ya a la casa para llevarle al doctor.
- hay como fastidias ya voy.
Paso como una hora cuando escuché la puerta abrirse, era el, Salí con mi niña en brazos, pero el lanzo una bolsa de la farmacia en la mesa.
- Ahí está la medicina para Karol, dale y se le pasara el malestar.
- Frank, hay que llevarle al doctor.
- No sea exagerada, además estoy muy ocupado.
- Según tú en qué diablos estas ocupado.
- No empieces con tus fantasmas, prometí ayudar a Kerly.
- Ósea que esa Pu** es más importante que tu hija.
- No empieces Ángela o no responde, ella es como mi hermana, no jodas.
- Dijiste que hoy haríamos las compras para la casa.
- Ya regreso, y lo haremos, pero no jodas más.
Se fue con tanto afán, que sabía que no era solo para cuidarla, pasaron las horas mi nena seguía aun malita, así que llame a mis padres, la llevamos al médico, parecía solo una leve infección intestinal, le mando reposo y una dieta ligera.
Caía la noche y él no llegaba, cuando de pronto escuche la risa de esos dos personajes, la ira invadió todo mi cuerpo.
-Cariño ya llegamos, no te enojes, sabía que estabas muy ocupada con nuestra hija que pedía a mi hermanita que me ayudara a hacer las compras.
- acaso ella sabe lo que yo necesito Frank.
-No empieces con tus cuentos, ella es mujer y también es ama de hogar así que ella sabe más que tú.
Sentí un deseo inmenso de caer a golpes, pero el grito de mi hija me contuvo, tuvo otra crisis.
La atendimos rápidamente, y la pudimos estabilizar, poco a poco se iba quedando dormida, así que Frank aprovecho para llevar a esa mujer a la terminal.
En el fondo sabía que esa mujer pesada, era la amante de mi esposo, pero no tenía pruebas y cuando quería reclamarle él me decía que estaba loca, poco a poco me aleje de mi esposo, con la excusa de que mi niña estaba enferma dormía en la habitación de ella, cuando él estaba en casa, y cuando salía de viaje por su trabajo, prefería dormir en la casa de mis padres.
Hasta que un buen día él se encontraba “trabajando” en el estudio, su celular sonó, pero colgaron enseguida, recordé que tenía las fotos del matrimonio así que decidí pasármela a mi celular, cuando me llevé la peor sorpresa. Fotos de esa mujer casi sin ropa. El alma se fue de mi cuerpo, confirme lo que tanto sabia, ellos me engañaban.