Melissa Moreira, de 25 años, es veterinaria. Perdió a su madre durante el parto, pero su padre siempre cuidó muy bien de ella y de su prima Valentina, quien perdió a sus padres en un accidente. Melissa tiene una relación complicada y abusiva. Tras un acontecimiento trágico, se aferra a la amistad de Augusto, un empresario del sector agroalimentario. Hermoso, rico y heredero de una fortuna millonaria, el Agroboy más deseado.
Quizá un cambio de ambiente le ayude, pero ¿será capaz de liberarse de su relación abusiva? Melissa es muy decidida en muchas cosas, pero en asuntos de amor es totalmente ingenua. Después del trauma, una nueva amistad puede convertirse en un vínculo inesperado, un amor que transforma y sana.
A pesar de su dulzura y ternura, nuestra querida Melissa también es ruda, directa y celosa.
¡Y ahora el Agroboy ya está completamente hechizado por la belleza de la dulce y celosa Melissa!
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Capítulo 10
Comimos y Augusto no paró de elogiar a Fátima.
—Melissa, ¿puedo llevarme a Fátima conmigo? Esta comida es demasiado buena. Mujer del cielo, tienes más de hada.
—Deja a mi Fátima aquí. Ve a buscarte una.
Mi padre sonríe y Fátima se pone toda tímida y agradece el elogio.
—Gracias, Sr. Augusto. Pero no dejo a mi niña de ninguna manera. El señor es bienvenido aquí, ¿verdad, mi niña?
—Sí, lo es. Venga cuando quiera. Pero le daré un consejo, venga el día que ella haga un arroz de rabo. Ahí querrá secuestrarla. Jajaja
Él me mira y suelta una sonrisa. Y qué sonrisa, ¿eh? Este hombre debe tener a la mujer que quiera a sus pies.
—¡Está bromeando conmigo, verdad!
—Disculpe. ¿No le gusta el rabo?
—Es mi comida favorita. Es difícil encontrar a alguien que le guste, principalmente a una mujer. Las mujeres son difíciles de complacer hoy en día, ¿verdad, Sr. Carlos?
—Muchacho, pues mi hija no tiene esas tonterías. Esta es cría del monte. Jaja
—Exagerado... Eh, papá.
Comimos y luego fuimos a la oficina.
—Sr. Carlos, Melissa, quiero agradecerles la estadía. Fue muy bueno pasar este tiempo con ustedes y nuestro negocio está más que cerrado.
—El placer fue nuestro, Sr. Augusto. Discúlpenos cualquier cosa y espero que nuestra asociación dure mucho tiempo. El señor parece buena persona. Y siempre es bienvenido en nuestra casa.
—Gracias, Augusto, por todo y disculpa los contratiempos.
Nos tomamos de las manos y nos despedimos.
Realmente fue bueno tener a alguien diferente aquí. Hacía tiempo que no convivía con otras personas. Augusto es una gran persona. Y un buen amigo.
Lo llevo hasta la puerta y mi padre dice que necesita acostarse un poco.
Mañana mismo lo llevaré al médico.
—Melissa, ¿podemos intercambiar teléfonos? Claro, nuestros teléfonos personales y no los usados para negocios. Me gustó su compañía, espero verla pronto.
—Claro que sí. Usted es una gran compañía.
Intercambiamos teléfonos y él se fue. Entré y me acosté en el sofá. Tomo el celular y tengo ríos de mensajes de Eliezer.
Dejé prohibida su entrada a la hacienda y ahora lo bloquearé de mi número. Después de hoy, él murió para mí.
Termino durmiendo en el sofá, me desperté con los gritos de Fátima llamándome.
—Hija, la vaca Nina está pariendo.
Nina es una vaca que gané en una subasta. La gente quería deshacerse de la bichita y yo la tomé para mí. Nadie daba nada por ella y yo la cuidé y la cuidé y hoy es mi mayor productora y está dando otra cría.
Llego allá y ya ha parido y está toda tranquila cuidando del becerro.
Hago algunos cuidados con ella y la cría y vuelvo a casa.
Mañana empiezo a recoger sangre del ganado Nelore. Exacta rutina para ver su salud. Será rápido y luego llevaré a mi padre al médico.
Duermo y me desperté a las 5 de la mañana como todos los días.
—Sergio, necesito a Paulo y a Víctor para que me ayuden en la recogida de sangre. Voy a tomar mi café ya y bajo para allá.
Sergio toma la radio y manda el aviso para ellos.
Todo ocurre bien y antes de lo previsto estoy en casa. Llevo a mi padre y vamos al médico. A pesar de no querer, él fue.
