El mundo de Ada Vargas está lleno de secretos: algunos que pueden salvarla y otros que podrían destruirla. Ada deberá enfrentarse a traiciones inesperadas y tomar decisiones que cambiarán su vida para siempre.
En un mundo donde nadie es lo que parece, ¿ Podrá él amor sobreviví al Caos ?
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último año
Hoy me levanté temprano para ir a correr, como lo hago cada día. Me dirigí hacia mi armario y me puse lo primero que encontré. Mientras bajaba las escaleras, escuché a mi madre hablando con Adolfo, su esposo.
—Estoy muy feliz, no puedo creer que vamos a ser padres. Te amo, Sofía —dijo Adolfo, con lágrimas en los ojos.
—Amor, este bebé es un regalo de Dios. Te amo. Gracias por devolverme la felicidad —respondió mi madre con una enorme sonrisa y un hermoso brillo en los ojos.
—Sí, amor, pero ¿qué vamos a hacer con Ada, tu otra hija? —añadió Adolfo, con una expresión de fastidio y una voz cargada de desprecio.
—No te preocupes. Ese engendro se va a ir de esta casa. Solo espera un poco más; ya casi se va, y no tendremos que volver a verla —respondió mi madre con una voz llena de odio y una mirada fría.
Esas palabras aplastaron mi corazón. Deseaba que me amara, que esa sonrisa que regaló hace unos segundos y ese brillo en sus ojos fueran para mí. No es que sea egoísta, solo desearía que me dedicara esa sonrisa.
Tomé una gran bocanada de aire y bajé las escaleras. Cuando llegué al final, Adolfo se volteó y me miró.
—Hola, madre. Hola, Adolfo. ¿Cómo están? —saludé, esperando que mi madre se volteara y me regalara una sonrisa.
—Ah, hola, Ada. Bien —respondió Adolfo con una sonrisa hipócrita y una voz aparentemente gentil.
Sofía se giró, me miró, y lo único que vi fue odio en sus ojos. Esa mirada me la lanza todos los días desde aquel incidente que me arrebató lo que más amaba. Me reproché por ser tan ilusa, por seguir esperando su amor cuando solo me daba dolor. Mi corazón lloraba tanto que no soporté seguir mirándola. Salí corriendo hacia el parque para hacer ejercicio y tratar de olvidarme de este dolor.
Estuve dos horas haciendo ejercicio, hasta que miré la hora y me di cuenta de que faltaba poco para que empezaran las clases. Me dirigí a casa, esperando que mi madre y su esposo ya se hubieran ido a trabajar, para poder tener un momento de tranquilidad.
Al llegar, fui directamente al baño. Me di una ducha rápida, me puse el uniforme y me acerqué al tocador. Frente al espejo, vi a una chica con una mirada triste, una chica rota y llena de dolor, un poco fea incluso. No sé por qué, pero siempre que me miro en un espejo me siento horrible. Desearía poder tener algo de felicidad. Solté un pequeño suspiro, me recogí el cabello en una cola de caballo y me puse mis gafas para ocultar mis ojos rojos de tanto llorar.
Tomé mi mochila y mis audífonos, los conecté y comencé a escuchar música que me levantara el ánimo. Salí de casa y abordé el autobús que me llevaría a mi destino. Un destino que, aunque sé que no me gustará, tendré que enfrentar.
Te extraño papá
Ptts: porque no creas una serie de misterio me encantaría leerla #selequiere❤️