Todos habían fallado, pero, el, sería el. El mejor hacker, el más sensato. ¡El era el mejor! No, tenía que ser el mejor.
Había tomado el caso con orgullo y determinación, pero tenía días sin tener nada de la ladrona... Si, había escuchado que era una chica pero nadie la había visto.
¿Quien diría que todo comenzaría con cinco segundos en camara y un Boomerang en forma de R?
¿Cómo funciona un Boomerang en forma de R?
Solo está ladrona hacia que funcionará ese tipo de cosas, irreales, desafiantes y... Sofisticadas
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CAPITULO 1
Se levantó de su asiento de nuevo, con las manos en la cabeza. No sabía que ser investigador fuera tan frustrante, si se lo llegó a imaginar, pero nunca pensó que para él se complicaría.
Intentó hackear las cámaras, recordó que en sus años de universidad había hackeado varias veces el sistema para robar exámenes, se sintió mal al hacerlo, pero solo lo hacía en momentos de emergencia, solo en emergencias, esa era su regla. Lo que lo hacía sentir peor en ese entonces fue que nadie lo descubrió, lo seguían alegando por su ingenio y por ser brillante. Lo era, claro que lo era, siempre sacaba buenas notas y nadie se diera de cuenta que robabas exámenes y cambiabas las notas, aunque sea un punto, se graduó como el primero de su clase, pero aun así no sentía remordimiento, solo alardeaba consigo mismo ¿Pero como no hacerlo?, el día de su graduación se detuvo a pensar desde cuándo hackea los sistemas escolares, no lo recordó, llevaba tanto tiempo hackeado las cosas de la escuela, cuentas de esas que les gusta revelar, humillar, y difundir cosas de los demás, generalmente creadas por adolescentes que todo ya le parecía un tipo de juego, pan comido, lo más fácil que podía hacer. Incluso su primer caso cuando se graduó fue descubrir a un pedófilo que le gustaba escribir a cuántas de niñas, primero lo engaño y hackeo su cuenta y mostró todos los chats con otras niñas y niños a todas su familia, amigos, jefes y las colocó en sus redes sociales, especifico en cada red social que el tipo estaba pudriéndose en la cárcel, y fue ahí cuando avisó a sus compañeros y los arrestaron, se sintió tan bien. Después de eso siguió haciendo trabajos de este tipo: hackear e investigar. ¡Era un éxito!
Estamos en una era de tecnología, todo está en el celular, tableta y computadora, si necesitas encontrar algo estaba ahí, quizás solo un poco de información, pero siempre estaba ahí, otro caso de una estafadora chica que robaba a las personas por ayudarlos con sus finanzas, aunque eso solo fue la punta del iceberg, gracias a ese dinero lo usaba para comprar y vender drogas y hasta algunos de sus contactos los había inducido a ser clientes suyos, eso hasta que hackeo todo sobre ella, había hecho lo mismo en sus redes sociales igual que hizo con el pedófilo, ese y otros cinco casos más en un año, se sentía orgulloso, su madre también, y era feliz con eso y estaba logrando conquistar a la chica de sus sueños. No quería que se le subieran los humos a la cabeza. ¿Ya se le había subido?, pero tuvo que aceptar que era bastante inteligente y útil. Todos se lo decían, hasta ahora había logrado hacer todos esos casos en un mes, aproximadamente.
ERROR
Se iluminó la pantalla de su computadora en color amarillo al no poder hackear las cámaras de seguridad del museo.
Y aun así, con sus habilidades, ella se le adelantaba, ella era más astuta. Ella se burlaba de él, como se burlaba del antiguo equipo de investigación que había tomado el caso y que había renunciado porque dijeron y cito "Esa chica es un fantasma, es imposible de atrapar". Estaba comenzando a creer lo mismo. Se sentó de nuevo en su escritorio y tecleó de nuevo para ingresar a las cámaras. Tenía el acceso hace una hora. ¿Qué había pasado?
ACCESO OTORGADO
logró estabilizar la cámara de nuevo y la vio. Por fin logró ver al fantasma rojo, como la había llamado la agente López.
Verla, robando una pintura valiosa del museo de la ciudad esta misma noche, lo hizo estremecerse en su silla. Si no hubiera logrado acceder al sistema, hubiera afirmado que esa chica realmente nunca existió, pero existía y eso era peor para él. Llevaba cuatro meses y apenas solo la vio cinco segundos, literalmente antes de que la cámara se apagara por completo cuando la chica castaña se había dado cuenta y le había arrojado algo puntiagudo a la cámara.
Pensó que los otros exageraban cuando dijeron que se veía algo elegante, se veía elegante y peligrosa. Usualmente, los ladrones usan ropa negra para evitar verse en la oscuridad, pero ella llevaba un atuendo rojo, tenía perlas, posiblemente falsas, que brillaban bajo la luz. En su rostro tenía un antifaz demasiado fino alrededor de sus ojos, hasta pareciera que quisiera que la descubrieran. Y a sus ojos, ella se colocó lentillas rojas que hacían que sus ojos se vieran más grandes de lo que él se suponía que eran.
La puerta se abrió de golpe e hizo que se volteara con su corazón, latiendo en su pecho.
—Entonces, ¿Es real o no?—Enrique Medina, su compañero, mayor que él, con más experiencias.
Debe admitir que gracias a él tuvo una visión más clara desde que comenzó a trabajar; pudo pulirse con su conocimiento.
—Es bastante real ——confirmó y se sentó de nuevo en su escritorio. Giró su laptop y le enseñó el vídeo de cinco segundos que había capturado de la roja escurridiza.
—Es muy joven, Vega, casi podría deducir que tiene tu misma edad —afirma Enrique y le da Play al video para volver a verlo.
Él voltea de nuevo a ver a la chica, sí, es joven, quizás solo un poco más joven que él, ¿uno o dos años menor? Sí, se ve de veintiún años. Seguía descubriendo cosas que lo dejaban sin palabras. Dos jóvenes de la misma edad que habían tomado diferentes caminos. ¿Por qué?
—Definitivamente. —Objetó Damián—. Es joven, y cuando logre saber más de ella será fácil.
—A los jóvenes, Vega, no me gusta subestimarlos. Muchos menos a ti —comienza Enrique—. Esta chica tiene más de 10 meses "robando cosas" algunas se encuentran en otros lugares y quién sabe qué más.
—Quizá robó el dinero del banco esta semana— lo interrumpió y exhaló con pesadez.
Recordó que lo único que se encontró cuando fue a inspeccionar el banco a media noche fue una perla falsa con un agujero en el medio, de esas que se usan para brazaletes o coser en la ropa. Por las declaraciones del equipo de la agente López y sus descripciones, se supuso que se trataba de ella, aunque ellos solo la habían visto una vez y por menos tiempo del que él logró verla en las cámaras.
—Quizás sea un caso para alguien con más experiencia que nosotros. Deberías…
—¿Dejar el caso? No, no te atrevas a decir eso, Medina.
—Damián… Hay casos que no podemos resolver.
—Ya lo veremos.
No, no le iba a hacer caso. En el poco tiempo que tenía como investigador de la policía había tratado de ganarse su lugar. De que lo respetaran a pesar de que tenía veintitrés años, no iba a abandonar un caso, y menos este que si lo resolvía iba a subir a un nuevo escalón. Era inteligente, lo habían adelantado un año, se graduó con honores, no se iba a rendir, no ahora, y menos con una señorita extravagante que se creía la dueña del mundo.
—Los jovencitos no acogen un buen consejo.