Un rey lucha por permanecer en el trono dorado, mientras a su alrededor se libra una batalla por quien deberia ser el verdadero rey.
En la edad media se cree mucho en criaturas fantásticas y mitos de elfos, brujas e incluso dragones, pero aqui lo haremos realidad.
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Rojo Carmesi
La noche caía en el ocaso, las velas de las farolas de la aldea comenzaban a brillar a lo lejos, las luciérnagas resplandecían a mi alrededor, jugando a la orilla de un lago escondido en el centro de un bosque cercano me hipnotizaba las olas que se formaban en el agua al tocarla con un pasto mientras mi mente se desprendía de la realidad llevándome a un mundo mágico donde criaturas de todo tipo me rodeaban como caballos alados, ninfas, elfos y una especie diminuta que revoloteaba a mi alrededor dejando una estela de polvos brillantes que hacía picar mi nariz
¡¡Princesa Adaria!!, ... ¡¡Princesa Adaria!!
Unos gritos me sacaron de mi magnífico sueño vivido. De inmediato reconocí la voz de uno de los guardias que gritaba mi nombre: era Fergus mi lastre siempre que salía del castillo. Rápido me levanté del fango y salté el césped alto tratando de salir de él. Miré buscando, no encontrar con ningún guardia. Caminé por las calles empedradas, iluminadas por las velas de las farolas, no veía a nadie hasta que al doblar en una casa topé de frente con Fergus quien me tomó del brazo y me arrastró hasta el carruaje, obligándome a subir.
Dentro del carruaje me encontré con la tenebrosa mirada de mi madre Herís, quien no dejaba de hacer sonar su nariz al expulsar el aire de sus pulmones en manera de liberar algo de enojo. Me acomodé en el asiento del carruaje, apoyando mi recta espalda en el asiento y mi cabeza agachada en señal de vergüenza, jugaba con mis sucios dedos cubiertos de barro como el dobladillo de mi vestido esperando la reprimenda de mi madre que frotaba su abultado vientre en un intento de calmar el bebe que llevaba dentro
—Es una vergüenza que la reina tenga que salir a buscar a su revoltosa hija por todo el pueblo. ¿Qué pensaría tu padre si te viera es esas fachas? Dios, me libré que nadie te haya visto —desvió su mirada hacia otro lado tratando de calmarse.
El viaje de vuelta al castillo fue silencioso. Al llegar, fui arrancada del carruaje por Fergus. Entramos por la cocina hacia las escaleras del servicio tratando de evitar a mi padre y, si regaño, Fergus me arrojó dentro de mi alcoba cerrando la puerta con cerrojo.
Caminé por la oscura habitación hasta el estante sobre mi chimenea. Con un movimiento de mi mano, las velas sobre la oscura superficie llena de hollín y cera de vela se encendieron junto con las maderas en la chimenea. Sonreí por mi logro. Por lo general, me toma más de dos intentos de hacer que enciendan.
Caminé hasta mi cama ahora visible y me acosté sobre ella, dejando mi cabeza colgando sobre el borde, en lo que mis ojos se cerraban. Dos criadas entraron en mi alcoba inclinándose antes de hablar
—Señorita Adaria su baño está listo — me levanté frustrada, ya que había encontrado una posición cómoda me levanté y seguí a las criadas hasta mi baño donde me ayudaron a quitarme mi vestido, junto con mi corset y la enagua dejándome solo en camisón me quitaron las horquillas y soltaron mi largo cabello color rojo Carmesí
—No, señorita, está muy caliente— Sara trató de advertirme, pero ya era tarde. Había entrado en la bañera, el agua aún hervía, pero a mí solo me parecía agua tibia. No me quemaba, ni causaba ampollas en mi piel, ni siquiera un simple enrojecimiento; las criadas se miraban asustadas.
Pronto ambas chicas se acercaron con cuidado y comenzaron a tallas mi cuerpo cubierto de barro, pero se detenían porque el agua les quemaba las manos.
— Déjenme yo lo haré — trataron de negarse a dejarme bañarme sola, pero les salpique agua hirviendo haciendo que saltarás de mi lado quedando lejos mío ambas muchachas se inclinaron y salieron de la habitación dejándome sola tome el trapo y comencé a frotarme el cuerpo quitando todo el lado de mi cuerpo incluso frote mis uñas
ya lista me levanté Cora entro en la habitación con agua en un balde y me comenzó a tirar agua en el cuerpo para quitar todo resto de suciedad que haya quedado tomó mi mano y me ayudó a salir rápidamente Sara me cubrió con una tela de seda y me escoltaron de nuevo a mi habitación donde me esperaba un hermoso vestido color verde con detalles de piedras azules en la cintura y cintas doradas
me quité las prendas mojadas Sara me coloco un camisón limpio previamente calentado en la chimenea y Carol se acercó con el doloroso corset el cual apenas dejaba que entre algo de aire en mi cuerpo y hacía resaltar mis senos como si fueran dos balones apenas han pasado diez inviernos desde que nací, pero mi cuerpo se está formando muy rápido una vez atado en corset sobre él colocaron la enagua y varias capas de prendas y por último el hermoso vestido que llevaba consigo un collar y pendientes a juego en color verde jade con incrustaciones de plata magnífico en verdad esas piezas las creaba mi padre para nosotras una por cada onomástico que teníamos él fabricaba una joya tan preciada y tan única que nos e iguala una con la otra son verdaderas obras de arte
Me senté en mi cama y Sara comenzó a acomodar mi cabello en un moño algo desordenado, pero que dejaba ver mi esbelto cuello adornado por tan bellas joyas ya lista salí de la habitación escoltadas por mis criadas caminando por los pasillos decorados con piezas de oro llegué a unas escaleras de madera y mármol baje y me dirijo hacia el gran salón de banquetes donde mi padre había reunido a los lores de todas las regiones aledañas con el fin de comenzar la temporada de caza está vez dicho evento se celebraría en los bosques de la tierra blanca en el frío norte espero no morir congelada o atacada por un oso no entiendo porque debo ir desearía no hacerlo.