Tras perderlo todo en una estafa devastadora, Alonzo se ve obligado a comenzar de nuevo y buscar refugio en el Viñedo de su abuelo, un remanso de paz en medio de exuberantes paisajes. Sin embargo, lo que Alonzo no espera es encontrase con Sofía De Luca, una mujer de impresionante belleza y carácter férreo, quien lidera el viñedo de su poderosa familia.
Entre viñedos y copas de vino se entrelazan las vidas de Alonzo y Sofía en una historia marcada de pasión y desafíos.
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Capitulo 1 Empezando de cero
En la sala del apartamento de Alonso, donde las sombras de la tarde se filtran a través de las cortinas entreabiertas, Alonso está de rodillas frente a su maleta semiabierta, doblando cuidadosamente su ropa mientras su mente bulle con pensamientos sobre el futuro incierto que le espera en el viñedo de su abuelo.
Leonardo, su mejor amigo desde la infancia, está sentado en el sofá cercano, observándolo con preocupación y comprensión en sus ojos. Sus manos jugueteaban nerviosamente con un vaso de whisky apenas tocado, su presencia era una muestra de su apoyo silencio en este momento tan difícil para Alonso.
- No puedo creer que todo haya terminado así, Leonardo. - dice Alonso dando un suspiro profundo - ¿Cómo pude perderlo todo en un abrir y cerrar de ojos? Es como si mi suelo se desvaneciera debajo de mis pies.
- Lo se hermano - dijo Leonardo asintiendo con solemnidad - Pero, este no es el fin, tómalo como el principio de una nueva oportunidad. Tu abuelo siempre habló del viñedo como un refugio, un lugar donde las raíces son más fuertes que cualquier tormenta. Tal vez... Tal vez sea lo que necesitas en este momento.
Alonso levanta la mirada y mira a los ojos de su amigo, encontrando el consuelo en los ojos de su amigo.
- Espero que tengas razón, Leo. La verdad es que no tengo nada más que perder.
Alonso termina de organizar sus pertenencias. Leonardo permanece a su lado.
- Bien, ya que terminaste, te llevo al aeropuerto. - le dice Leonardo a Alonso, con semblante triste.
- Gracias hermano, por favor cuida de mi departamento. Tú y este lugar son lo único que me queda aquí.
- Tranquilo, Alonso, yo lo cuidaré. Y seguiré con la investigación de lo ocurrido. No me daré por vencido.
- Gracias de verdad, aunque creo que pierdes tu tiempo, he hecho todo lo posible, pero no he podido hacer nada.
Alonso tomó su equipaje, y los 2 amigos salieron del edificio, rumbo al aeropuerto.
Alonso Santoro
Leonardo Conti
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El camino serpenteante a través de los viñedos, bordeado por hileras de uvas que se mecían suavemente con la brisa, finalmente conducía a la majestuosa casona que había Sido el hogar de la familia Santoro durante generaciones. El sol del atardecer pintaba el cielo con tonos cálidos y dorados, iluminaban la fachada cuando finalmente Alonso llegó.
Al bajar del auto, Alonso sintió una abrumadora oleada de emociones al contemplar la casona familiar. Antes de que pudiera recobrar el aliento, una figura familiar emergió de la puerta principal.
Era la Señora María, el ama de llaves de toda la vida y la que también había sido la nana y como una segunda madre para Alonso.
María, al verlo dejo escapar un suspiro de alegría y sorpresa, camino rápido para abrazar con cariño a su amado Alonso.
- ¡Mi niño!, Mira cómo has crecido. ¡Bienvenido a casa, querido! - le dijo María abrazándolo.
- ¡Nana María! - dijo Alonso, devolviéndole el abrazo - Es tan reconfortante verte de nuevo. Ha pasado tanto tiempo desde la última vez que estuve aquí.
- Sí, ha pasado mucho tiempo, Pero siempre te llevo en mi corazón. - le dijo con una tierna sonrisa - Y ahora que estás de vuelta, voy a hacer todo lo posible para que te sientas como en casa.
Alonso estaba lleno de nostalgia y gratitud. Tomo su equipaje y siguió a la Señora María hacia el interior de la casona, listo para comenzar este nuevo capítulo en su vida.
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Mientras en el Viñedo de los De Luca, está toda la familia y amigos reunida, excepto Sofía.
- Emma, hace rato que empezó la comida para celebrar el cumpleaños de tu hermana y ella nada que llega - le dice Eduardo a su hija Emma con tono molesto.
- Papá, tranquilo. Tú sabes cómo es Sofía. Primero tiene que dejar los pendientes del viñedo listo y después lo demás.
Emma De Luca
- Si, usted sabe suegro, como es Sofía. - dijo Francesco.
- Sí, es mi culpa que sea así, tan voluntariosa, la críe para que se hiciera cargo de todo. Pero es obsesiva y obstinada.
Cuando termino de hablar el Señor Eduardo, se escuchó una voz detrás de ellos.
- Ya te he dicho en incontables veces que no llames suegro a mi papá, Francesco.
Todos voltean y era Sofía, que estaba llegando.
Sofía De Luca.
- ¡Sofía! Hija, hasta que llegas. - le dice su padre un ansioso.
- Tranquilo papá, ya estoy aquí, tenía que dejar todo listo en las bodegas.
- Bueno hermana, menos mal que llegaste. Anda ve y cámbiate. Que todos te esperan para celebrar tu cumpleaños.
- Si, Emma. Voy y dejo a Luna en las caballerizas y me voy a cambiar - dijo Sofía acariciando su caballo.
- Si quieres yo la llevo - le dijo Francesco a Sofía.
- No, gracias. Tú sabes que Luna es arisca con otras personas. - dijo y se dio la media vuelta y se fue a las caballerizas.
Sofía era una mujer sumamente hermosa, la hija mayor de Eduardo De Luca. Su madre murió dando a luz a Emma, y Eduardo nunca lo superó, así que no se volvió a casar. Así que educó a Sofía para que cuando llegara el momento fuera la cabeza de la familia. Y dirigiera todos los negocios.
Sofía tenía un gran corazón, era amable y empática, pero también tenía un carácter y un espíritu fuerte. Era como una potra indomable, todo lo contrario era Emma, su papá la crío como a una princesa, era dulce y tímida. Pero ella sentía la diferencia que había en el trato de su padre para cada una, no era que no le demostraba amor, era que ella se sentía menos delante de su hermana, lo que la llevaba a vivir en un mundo de fantasía, para olvidar esos sentimientos infundados, ya que su hermana la adora.
Ya Sofía estaba lista y se presentaba con su padre
- Bueno papá aquí estoy, lista para complacerte y celebrar mi cumpleaños. - dijo con una sonrisa.
- Bella como siempre mi hija. - la abrazo y caminaron hasta donde estaban todos reunidos.
- Buenas tardes, gracias a todos por estar aquí, y discúlpenme por la tardanza. - les dijo Sofía a todos los amigos reunidos.
Todos los presentes se acercaron para felicitar a Sofía, el ambiente era de algarabía.
Un poco lejos de la multitud estaban el señor Eduardo y el papá de Francesco, el señor Marco Rossi, platicando.
- Que gran celebración Eduardo, tienes la casa llena, Pero lo que no me gusta, es que muchos son pretendientes de Sofía - dijo el señor Marco mientras fumaba su habano - Cuánta competencia tiene mi hijo.
- Bueno, que te puedo decir Marco, Sofía nació bella como su madre.
- Bueno Eduardo, tú y yo ya habíamos hablado. Cuando nuestros hijos se hicieran mayores los casaríamos.
- Bueno Marco, yo he hablado con Sofía de eso y ella al final del cuento es la que decide con quien se casa y con quién no.
- Si, pero tú eres su papá, la cabeza de esta familia.
- Marco, entiende. Los tiempos han cambiado. Antes los padres decían te casas con este o con esta y te casabas sin protestar, hoy los tiempos son otros. Y Sofía se manda sola.
- Yo no opino igual Eduardo. Ella es mujer a final de cuentas. Lo que pasa en que tú a Sofía la criaste como si fuera tu primogénito, como ese hijo que no tuviste. Y mira como es Sofía, voluntariosa, y hace lo que quiere.
- Eso que dices no me gusta Marco. Yo críe a mis dos hijas iguales. Pero cada una es diferente - dijo el señor Eduardo con tono molesto.
- Bueno, está bien Eduardo, discúlpame, no quiero que te molestes conmigo - le dijo el señor Marco a su amigo - solo lo digo porque como papá quiero lo mejor para mi hijo, y yo he visto crecer a Sofía y sé que no hay mejor mujer para mi hijo.
- En eso tienes razón, Pero ya te dije, eso solo lo decide Sofía.
Terminaron de hablar del tema y se reunieron con los demás para terminar de celebrar.
La tarde fue muy amena y divertida, todos disfrutaron y celebraron.
Ya todos se despidieron, solo quedaban los Rossi.
- Bueno, nosotros nos retiramos, gracias por todo. - dijo el señor Marco y se retiró hacia su automóvil a esperar a su hijo.
- Sofía, ¿Qué vas a hacer mañana? - le pregunto Francesco.
- ¿Cómo para que será?
- Quisiera invitarte a almorzar en un nuevo restaurante que abrieron.
- Francesco, gracias Pero no. Ya deja de insistir. Entre tú y yo solo puede haber una amistad.
Se dio la vuelta y entro en la casona. Mientras dejaba solos a Emma y a Francesco.