Alina Alcoser Gales - Fernando Puelo, dos personalidades muy distintas. Ella solo tiene energía, vitalidad y ganas de progresar en sus proyectos. El, una boda frustrada, lo dejo en un estado de depresión y oscuridad.
Ambos son vecinos, ninguno quiere saber del otro. Tendrán la oportunidad de vivir un gran amor?
Acompañenme en esta historia en la cual habrá desencuentros, malos entendidos , enojos. Nada que el amor de una familia no pueda curar.
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Capítulo 16
ME ESCUCHASTE?, O, NO?, TE REPITO LA PREGUNTA, ME ESTAS ESPIANDO? IMBÉCIL, ENFERMO!!
Alina está desaforada su pecho se expande y se contrae de la furia que siente.
Fernando, está detrás de la puerta, le duele lo que escucha, al punto tal, que toma coraje y abre totalmente la puerta.
Y ahí, se detiene el tiempo, estaban los 2, frente a frente, ambos mirándose a los ojos, por primera vez, Alina se perdió en esos ojos verdes como un campo y Fernando, en esos ojos pardos, grandes, que destilaban furia. Fernando es el primero en terminar ese contacto visual y empieza con sus ojos a recorrer el cuerpo de Alina.
Ella, hace lo mismo, pero también cae en la cuenta que había traicionado el acuerdo.
- p…perdón, nunca debí, hacer esto.
Hace un movimiento para retirarse.
- por favor, no te vayas.
Alina se frena, no podía creer lo que estaba pasando. Fernando tampoco, empezaron sus temblores y latidos acelerados
no me hagas rogar, no puedo salir a frenarte, te ruego que no te vayas.
Alina se frena lo mira nuevamente.
- está mal, no tenía que acercarme, ni hablarte. Te pido perdón.
- fui yo el que puso las reglas, así que soy yo el que las permite.
- igual no debí molestarte, ni antes con la música y ahora, a las 2 de la mañana con mis gritos.
- ni yo haberte espiado. Podrías pasar?, yo no puedo salir, me gustaría hablar y arreglar las cosas.
- a esta hora?, estoy un poco cansada, tengo algunas cervezas encima, y... además no corresponde, nuestros padres podrían enojarse.
- estoy a punto de un ataque de pánico, no puedo estar con la puerta abierta, ambos somos mayores de edad, no necesitamos permisos y te prometo un café, si aceptas entrar... Por favor.
- no sé..., no me vás a matar o descuartizar? (se rie)
Fernando casi se derrite ante esa sonrisa.
- jamás haría semejante cosa, tengo ataques de pánico y depresión, no soy un violento o un asesino.
- bueno, un ratito, no más.
Alina entra, Fernando aliviado, cierra la puerta, pero sin llave. Empieza a tomar aire lentamente, para regularizar sus temblores y latidos.
- tu departamento en muy lindo, es cálido.
- sí, imagínate, que vivo aquí las 24 horas, los 365 días del año, por 5 años. Tiene que tener todo eso que describiste.
- si, me imagino.
- no, no te podés imaginar, tu vida es completamente distinta. Podrías aguardar un segundo?, voy a prepararte el café.
- sí, adelante.
Mientras Fernando va a hacer café, Alina aprovecha para ver el lugar, muchos libros, un escritorio con una computadora y unos ejemplares de novelas de terror sobre ella, de su autor favorito Blackberry. Fernando sale con los cafés servidos y Alina vuelve al sillón, sin dejar de acomodar su vestido que estaba realmente corto. Fernando se sonríe, pero no puede dejar de mirarle las piernas. Le alcanza el café, agarra el suyo y se sienta enfrente de ella, nunca le quita los ojos de encima, cosa que a Alina, la pone un poco nerviosa.
- perdón, soy muy curiosa, me encontraste revisando tus cosas.
- no hay problema, no tengo nada que esconder, pero...,no deberías andar con ese vestido y volver sola a estas horas.
- bueno, estoy viviendo acá, para escaparme de los juzgamientos de mi padre, y resulta que me encuentro otro.
- lo decís por el consejo o por la edad?
- obvio que por" la sugerencia". (quería cambiar de tema). No sabía que leíamos el mismo autor.
- quien Blackberry?, ese soy yo, tampoco sabía que era tu favorito. ¿Te gustan las novelas de terror?
- si, y las películas también.
- ah, que bien, quizás algún día, podríamos mirar una película juntos.
- emmm, si algún día.
- te estoy invitando en serio.
Alina se siente apabullada no entiende que poder tiene este hombre, que no le permite ser natural y avasallante como es ella. Se quedan algunos minutos en silencio, Fernando la miraba fijo, Alina desviaba la vista, disimulando como que estaba mirando otras cosas. Termina su café.
- creo que es hora de irme.
- todavía no hablamos de lo que pasó recién.
- oh, si, bueno, te pido mil disculpas, yo no soy así, soy respetuosa, pasa que hoy no fue un buen día, primero lo de la música, mi amiga que hace tiempo está enamorada de mi hermano y el muy bobo andaba a los besos con una modelo, mi amiga se sintió mal y se fue a su casa, cuando en realidad era una noche para las 2, y luego vengo y hago este mamarracho de ponerme a gritar en tu puerta...(toma aire, se había cansado de tanto hablar, volvió la auténtica Alina)
Fernando se sonríe.
- bien, ahora sí, estoy frente a mi vecina, la chica que habla sin parar.
- que concepto tenés de mí.
- pero no me desagrada, siempre y cuando lo hagas también conmigo. Y no me molesto lo que dijiste en mi puerta, tenés razón, parezco un enfermo, o por lo menos alguien en quien desconfiar. Y soy yo quien te pide disculpas, primero por arruinar tu noche y segundo por espiarte. Así que no te disculpes más. Vamos a hacer lo siguiente...
Le alcanza su teléfono.
- quiero que me agregues tu contacto, así cuando quiera saber algo tuyo, dejo de espiar y no provocó que te enojes y digas esas cosas que te molestan.
- en serio?
- si, así te llamo y hablamos o te invito a venir
- bueno, creo que no es malo eso, somos vecinos...
- exacto, no tengas miedo.
Alina le anota su número de teléfono, lo guarda y le devuelve el celular a Fernando.
- bien, es todo un adelanto, viste que no fue tan malo?
- espero que no, vemos que dice mi papá al respecto.
- y porque tenés que decirle?
- porque él me hizo jurar que nunca me acercaría a vos y ahora tenés hasta mi número...
- te propongo por el momento, que esto sea nuestro secreto, tratemos de no provocar malos entendidos y esas cosas. No estamos haciendo nada malo.
- no..., es verdad, no estamos haciendo nada malo, además vos pediste este acercamiento. Bueno, ya me tengo que ir, tengo sueño a pesar del café, que por cierto, estaba riquísimo, te felicito.
- lo hizo la cafetera, el secreto es la calidad del café, y esta es muy buena.
Alina se levanta, pero antes de ir hacia la puerta, se dirige a la ventana, abre la cortina y mira.
- ah, que buena vista panorámica que tenés de mi departamento.
- así parece. (Fernando se pone colorado)
- bien de ahora en más yo también voy a ver qué estás haciendo, Así que trata de mantener estas cortinas abiertas, es lo justo.
- es lo justo, desde mañana quedarán abiertas para mi vecina.
- bueno, ahora si, me voy.
- está bien.
Alina abre la puerta, Fernando se queda alejado de la misma.
- ey, vecina, te vas a ir así, sin saludar?
- ya me despedí, no sé qué más.
- y el beso?
- que beso? No entiendo.
- el beso en la mejilla, como se despiden las personas cuando se conocen.
- emmm, ah, sí...
vuelve rápidamente, le da un beso rápido en la mejilla y vuelve a la puerta.
- ahora si, que sueñes bonito, Alina Alcoser, cerra la puerta cuando salgas.
Alina sale, llega a su puerta y se apoya sobre ella con los ojos cerrados, su vecino había provocado cosas en ella, que no entendia.
Fernando se quedó mirando hacia la puerta, sin quitar su mano de su mejilla, esa noche no iba a higienizar su rostro.