Julen está haciendo una pasantía en una empresa de renombre. ¡La oportunidad de sus sueños! Pero las cosas se complican cuando descubre que su jefe, Christian, se ha enamorado de un secretario dulce. ¿Quien es ese secretario? Ficción romántica B
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EL PRIMER DÍA
...SECRETARIO DULCE es una historia original de IRWIN SAUDADE (CHICO LITERARIO)...
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...Esta es una historia de ficción romántica dramática desarrollada desde la perspectiva imaginaria del autor, cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia de que la ficción también revela verdades. ...
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...EL PRIMER DÍA ...
¡Lo he logrado! No puedo evitar sentirme muy contento por esto que estoy viviendo. ¡Lo conseguí!
Frente a mí esta el enorme monitor que tiene una base de datos abierta. ¡Estoy conociendo el sistema! Mi escritorio es de cristal templado, tengo mi propia oficina y la música que suena a través de mis audífonos me hace sentir más emocionado.
—¡Estas por buen camino! Lo has hecho muy bien Julen —no puedo evitar felicitarme a mí mismo.
Ingreso un nuevo registro, el ventanal de mi oficina permite que una corriente agradable de aire natural me refresque. Guardo el registro recién lo termino de capturar y paso al siguiente.
—No está mal. No estoy estresado y me gusta estar a solas. ¡Una ventaja no tener que compartir oficina!
Capturo un bonche de registros, son las dos de la tarde y estoy por salir a tomar mi hora de comida, cuando la puerta se abre.
—Julen. ¿Cómo va todo? ¿Cómo te sientes en tu primer día? —Es Jessica, la jefa de recursos humanos.
—Me siento bien. Todo está perfecto. El sistema no es muy difícil, en realidad…
—Necesito que salgamos a caminar por la empresa. Quiero que conozcas a alguien.
¿Conocer a alguien?
—Claro. Igual y después de conocer a ese alguien, iré a comer.
Asintió.
Voyague es una empresa muy grande. Caminar por el área administrativa, el área informática, los ingenieros y demás trabajadores; era increíble ver tanta gente talentosa aquí. ¡Algún día me gustaría tener un empleo fijo como ellos!
—¿Que te parece? —Preguntó ella.
—Es muy grande. ¡Me gusta el ambiente laboral! —Respondí.
—Que bueno que pienses así. Yo…
Pero no fue capaz de terminar. El impacto de aquel objeto hace que todos volteemos a mirar en dirección a la oficina central. ¡Así es! Todos fijamos la vista en la oficina del CEO. Y parece que él está furioso.
La puerta de su oficina se abre y una mujer sale llorando de allí. ¡Todos la mirábamos! Esto estaba poniéndose un poco intenso.
—Escuché que la exesposa de Christian solicitó obtener el numero personal del jefe y su secretaria se lo dio —informó un tipo llamado Kevin a Jessica.
—¿La despidió? —Pregunté un poco impactado.
—Sí. Lo más probable es que esté fuera.
—¿Cómo es Christian? —Me dio curiosidad saber.
El jefe salió de su oficina y se acercó a nosotros.
—Jessica. ¡Que bueno que te veo! Mi secretaria está fuera, voy a necesitar que…
Pero él no fue capaz de terminar la frase. Sus ojos se encontraban examinando mi persona. Se tomó varios segundos para observarme y al final, reaccionó.
—¿Necesitas que yo…? —Jessica no sabía si debía terminar de formular su pregunta.
—¿Cómo te llamas? —Christian se dirigió a mí.
—Mi nombre es Julen. ¡Mucho gusto! —Extendí mi mano para ofrecerle un saludo cordial.
Mi gesto pareció impactarle. Dudo en estrechar su mano conmigo, pero al final, accedió.
—Es su primer día. Julen… —Jessica quería informar.
—¡Excelente Jessica! Siempre estás preparada. Julen, necesito que tomes mi agenda. Iremos a una reunión esta tarde. Tu área de trabajo será limpiada en una hora. Mientras desechan las cosas de la anterior secretaria, puedes leer mi agenda para que estés familiarizado con ella. ¿De acuerdo? —Christian estaba siendo muy directo.
—Yo estoy… —esta vez yo quise hablar, pero parecía imposible. Él interrumpió.
—Iré a la reunión de Carnel. A las cuatro paso por ti —era muy autoritario.
—Pero…
Se fue. El sonido de sus zapatos contra el suelo era muy intenso.
Los tres nos quedamos procesando todo lo que había sucedido.
—Yo no seré el repuesto de su anterior secretaria. ¿Que se cree? —Mis palabras irradian cierta molestia.
—Técnicamente él es tu jefe —refiere Kevin.
—Si, pero…
—Trataré de hablar con él. No te preocupes Julen, arreglaremos este malentendido —me consuela Jessica.
¿Y que debía hacer ahora? Quedaban cuarenta minutos de mi hora de comida. ¡Esto no podía estar pasándome!
—¿Que debería hacer ahora? ¿Le hago caso? —Pregunté a ambos.
—Yo creo que sí. Déjame ver si puedo hablar con él esta tarde.
Fue así que termine sentado en la cafetería de la empresa, comiendo mi sandwichito de salami mientras la agenda de Christian era examinada con mis ojos. ¡Ojalá y todo se solucione!
—¡Hola! —Se acercó un compañero.
—¡Hola!
—¿Puedo hacerte compañía?
—Sí. El asiento está libre.
Asintió. Puso su bandeja de comida sobre la mesa.
—Eres Julen, ¿cierto? —Su voz me causó curiosidad.
—Sí. Soy yo.
—Escuché que eres el nuevo secretario de Christian.
—Parece que todo se sabe aquí.
—Es parte del ambiente laboral.
Asentí.
—Bueno. En realidad hubo un error. Yo estoy como pasante y soy capturista. Jessica de RH me dijo que hablaría con Christian para solucionar la confusión.
Comenzó a comer.
—Bueno. Estaré al tanto de lo que llegue a suceder entre ustedes.
Mi celular empezó a vibrar con un número desconocido.
—Parece que Christian te está llamando.
—¿Cómo sabes que es Christian?
Sonrió.
—Porque eres su secretario. Nunca deja comer en paz a sus secretarias.
Tuve que contestar.
—¿Hola?
—La reunión se adelantó una hora. Te veo en el lobby en cinco minutos. Trae mi portafolio.
Colgó la llamada. Trague saliva.
—¿Y bien? —Mi compañero tenía curiosidad.
—Tengo que irme. Era Christian —admití en tono neutro.
Recogí mi utensilios de comida y los llevé a la señorita que atendía. Volví a la mesa por la agenda de Christian y mi celular.
—Nos vemos —me despedí de mi compañero.
—¡Cuídate Julen!
—Claro. ¿Cual es tu nombre?
—Soy Erick. ¡Mucho gusto!
Me tuve que echar una carrerita para llegar a la oficina de Christian. Tome lo que me pidió y se me ocurrió que también debía ir por mis cosas. Mi hora de salida era a las siete de la noche.
En el lobby estaba él. De pie, con su traje gris, camisa blanca y corbata negra.
—Aquí está tu portafolio.
Se sorprendió un poco por lo que dije.
—Cárgalo por mí.
Y empezó a caminar a la salida. ¿Qué le pasaba? ¿Por qué esa actitud de pocos amigos?
Se detuvo al lado de un auto de color negro. ¡Brillaba por lo lujoso que era!
—Este es mi auto. Échale un vistazo antes de subir. ¡No olvides cómo es! —Sugirió él.
Lo examiné por algunos minutos. Mis pupilas recorrieron el brillo del vehículo. Sentí que los ojos de él estaban sobre mí.
—Es hora de irnos —abrió la puerta y me invitó a subir.
No me sentía nervioso hasta ese momento.