Se supone que, de manera tradicional, un matrimonio está hecho para toda la vida, en los buenos como malos momentos. Aun cuando aquello acarree convivir con los secretos del otro.
Jamás ella pensó que, al momento de casarse, terminaría por descubrir la relación con otro hombre que su esposo mantenía.
Él jamás creyó amar tanto a un hombre como a una mujer al mismo tiempo, aun cuando fuera mal visto aquella preferencia, en la sociedad. Aun cuando los lastimara a ambos, los obligaría a estar con él.
No obstante, para el amante, un hombre que amaba con locura a quien los demás no le permitían tan siquiera mostrarse en público... aquello se volvió un infierno.
Dafne, Samael y Dan, tres jóvenes que creen tener una vida feliz hasta el día donde sale a la luz el secreto que los hará compartir un destino lleno de dolor y odio.
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Prólogo
“Amar no fue su salvación… Sólo el principio de su perdición”
Queridos lectores… (Suspiro) ¿o debería decirles “amados”? Embarquémonos en esta novela donde espero de corazón que se sumerjan en los complejos sentimientos de mis personajes, espero con ansias que te sorprendas, que te estreses, que llegues al punto de odiarme y luego decidas perdonarme por haberte hecho enojar. (Risa descarada)
Cuando sientas que quieres abandonar, respira profundo y ten en cuenta que ya estás casi en el final y que seguramente no te va a decepcionar.
Sin más preámbulos, te reto a devorarte esta trama que será la causa de tus confusas emociones en los próximos minutos.
Así me despido (reverencia) y nos encontraremos en el último capítulo...
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Bajo el sol inclemente de una tarde veraniega, la joven Dafne pedaleaba con prisa hasta la casa donde vivía con sus padres, su piel bronceada brillaba por el sudor, su cabello castaño alborotado bailaba al son del viento. Al llegar, se bajó de la bicicleta con rapidez dejándola caer al piso.
-¡Mamá! ¿Dónde estás?
Dafne buscó por toda la casa y no lograba encontrar a su madre, después de unos minutos la vio tumbada en el jardín.
-¡Dios mío!
Gritó con las manos en su cabeza, mientras corría hacia su madre. Sus ojos se humedecieron y su corazón se aceleró de tal manera que sintió que se le iba a salir. A los minutos llegó la ambulancia y Dafne agarró su bicicleta y siguió a la ambulancia hasta llegar al hospital.
-¡Pequeña!
Dafne quien estaba sentada en una de las sillas frente al quirófano miró al hombre que acababa de llegar e inmediatamente saltó a sus brazos mientras lloraba.
-Tranquila, ya estoy aquí. ¿Los médicos han dicho algo?
Ella negó con la cabeza mientras de sus ojos seguían saliendo lágrimas.
Los minutos pasaron y una de las enfermeras salió del quirófano y fue abordada de inmediato por Dafne y su padre.
-Señorita ¿Mi esposa está bien?
La enfermera tenía un rostro amable y respondió con una sonrisa en su rostro.
-La paciente está bien, le tuvimos que hacer una cirugía de urgencia porque su apéndice estaba a punto de explotar. Gracias a que la joven actuó de manera rápida, las cosas no terminaron mal.
Dafne perdió la fuerza de sus piernas y cayó al suelo sintiendo alivio de que su madre estuviera bien. Después que a su madre la ubicaron en una habitación, ella y su padre entraron y la vieron con un rostro pálido.
-Mamá…
La voz quebrada de Dafne llegó a los oídos de su madre que intentó poner la mejor cara.
-Mi pequeña, te debiste asustar mucho.
Ella se acercó a su madre y tomó su mano con delicadeza mientras le daba un beso.
-Amor, no vuelvas a asustarnos de esa forma, ¿Qué haríamos sin ti?
-Probablemente nada.
Los tres rieron pero la madre de Dafne se quejó del dolor y paró de reír de inmediato. Dafne miró a su padre y con ojos tristes volvió a ver a su madre.
-Mamá, papá… antes de encontrar a mi madre desmayada, estaba intentando darle una noticia.
Ella hizo una pausa y frunció sus labios por unos segundos
-La cosa es que… Me aceptaron en la universidad P.
Los dos padres al escuchar la noticia se sorprendieron y felicitaron de inmediato a su hija.
-¡Estoy muy orgulloso de ti hija!. - Exclamó su padre. -La verdad me había sentido muy triste por no poderte enviar a la universidad mucho antes, pero nunca es tarde ¿Verdad?
-Lo se papá. Después que el negocio fracasara las cosas se complicaron, pero lo importante es que ahora si puedo hacerlo, solo tengo 25 años y siento que estoy en la mejor edad para estudiar.
Después de hablar con sus padres, Dafne se dirigió a su casa en busca de ropa para su madre. Mientras iba manejando se distrajo pensando en todo lo ocurrido durante el día y casi fue atropellada por un auto,al tratar de esquivarlo cayó al suelo.
-¿Señorita, está usted bien?
Dafne adolorida soltó un suave quejido, alzó su mirada y sus ojos se iluminaron al ver a un apuesto hombre extranjero alto, cabello negro, ojos verdes con una figura imponente.
-¿Quiere que llame una ambulancia?
Dafne salió de su letargo y negó rápidamente mientras se levantaba con dificultad.
-No es necesario, solo me golpeé un poco.
-Me alegra escuchar que está bien. Señorita, debe tener más cuidado cuando maneje.
-Si, me disculpo.
Dafne se sentía apenada, sabía que ella era la culpable de ese incidente. Después de unos minutos el hombre se fue y ella sintió como la sangre se concentraba en sus mejillas.
-Que hombre tan hermoso.
Los días pasaron y ese pequeño incidente había quedado en lo más profundo de sus recuerdos, había estado tan ocupada cuidando de su madre que no había tenido tiempo para volver a recordar aquel hombre que había hecho latir su corazón con su belleza.
Cuando su madre por fin pudo moverse por su cuenta, Dafne sintió que volvía a ser libre, llena de una energía acumulada por estar tanto tiempo encerrada en casa, corrió de prisa hasta la playa. Al estar frente al impresionante mar, soltó una enorme sonrisa mientras metía sus pies en el agua, se sentía viva al poder recibir el aire fresco en su rostro.
-Veo que la señorita realmente no se lastimó cuando cayó
Al escuchar la voz se volteó y al ver aquel hombre con quien se había conocido en una circunstancias vergonzosas para ella, no pudo evitar actuar tímida .
-Claro, solo me golpeé un poco cuando caí.
El hombre sonrió con picardía mientras la miraba de pie a cabeza.
-Ya veo. Pero creo que me debes una disculpa. Si te hubiera pasado algo, mi conciencia no estaría tranquila.
Dafne se sonrojó y empezó a reír de manera nerviosa.
-Lo lamento, igual no tendría que sentirse culpable. Yo fui quien cometió la infracción, en todo caso usted sería la víctima.
-Me alegra conocer personas que son capaces de asumir sus culpas.
Los dos quedaron en silencio y a ella le empezaron a sudar las manos.
-¿Le gustaría que le invitara a tomar o comer algo como disculpa?
El hombre puso cara pensativa mientras miraba al mar.
-Puede ser, pero soy exigente.
[Demonios… seguro me hará comprarle algo caro] pensó Dafne mientras sonreía
-Está bien, solo dígame.
-En ese caso… Desde que llegué solo he comido en restaurante, me gustaría comer algo casero.
Ella abrió los ojos de par en par por la sorpresa.
-Ah… en ese caso Mmmm. ¿Le gustaría comer en mi casa?
-Por supuesto.
Los dos caminaron uno al lado del otro, a medida que iban hablando ella iba perdiendo los nervios, él fue amable con ella y de vez en cuando le hacía bromas.
-Disculpe…
-¿Si?
-Aún no se su nombre.
-Es cierto. Aún no me he presentado. Soy Samael.
El se detuvo y extendió su mano hacia ella, Dafne miró la mano y notó que portaba un reloj que costaba millones, no solo era el reloj, también su ropa era de marca y el carró de la última vez era uno muy caro. Ella estrechó su mano con timidez.
-Yo soy Dafne.
-Lindo nombre.
-Gracias.