Luca y Dimitri han estado colaborando durante años, formando un lazo inquebrantable entre las dos mafias. Pero cuando una nueva amenaza surge de una facción rival que podría destruirlos a ambos, se ven obligados a tomar medidas extremas para fortalecer su alianza: un matrimonio entre Luca y Anya. Luca no está interesado en casarse con la "niña malcriada" que siempre le ha causado molestias, pero Dimitri insiste en que es la única manera de unir las familias y evitar el desastre.
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Capítulo 21 : Entre Enemigos y Sombras
El rugido del motor resonaba en la oscuridad mientras el coche avanzaba por las calles silenciosas de la ciudad. Anya miraba por la ventana, observando cómo las luces de los edificios pasaban rápidamente, proyectando sombras danzantes sobre su rostro. A pesar de la calma aparente en el exterior, por dentro, una mezcla de ansiedad y determinación la carcomía.
Luca, sentado a su lado, estaba en completo silencio, con la mandíbula apretada y los ojos fijos en el camino. Parecía que ambos estaban atrapados en sus pensamientos, sin atreverse a romper el tenso silencio que los rodeaba. Cada segundo los acercaba más al encuentro con los Petrov, y con ello, a un momento decisivo que podría sellar el destino de las dos mafias.
Anya respiró hondo, recordando las palabras de su hermano Dimitri. "Nunca confíes completamente en nadie en este juego. Todos tienen un precio, incluso los que te rodean."
Esas palabras resonaban ahora más que nunca. Ella había confiado en Dimitri, pero sabía que su hermano también tenía sus propios secretos. Secretos que podrían haber cambiado el curso de sus vidas si los hubiera descubierto antes de su muerte.
Luca la sacó de sus pensamientos cuando detuvo el coche bruscamente frente a un edificio viejo y destartalado. Era el tipo de lugar que nadie notaría, perfecto para una reunión clandestina. El tipo de lugar donde los traidores podían esconderse entre las sombras.
—¿Lista? —preguntó Luca en voz baja, mirando a Anya con intensidad.
Anya asintió, aunque su corazón palpitaba con fuerza en su pecho. —Listísima —dijo con firmeza, abriendo la puerta del coche y saliendo al aire frío de la noche.
Mientras caminaban hacia el edificio, Anya sintió la presencia de los hombres de Luca detrás de ellos. Estaban listos, preparados para lo que fuera que les esperara adentro. Sabía que una negociación con los Petrov era arriesgada, pero no tenían otra opción si querían evitar una guerra total.
Los pasos resonaban en los pasillos vacíos mientras Luca y Anya avanzaban hacia una gran puerta de metal al final del corredor. Al abrirla, encontraron a los Petrov esperándolos. Un grupo de hombres duros y silenciosos los recibió, con Nikolai Petrov a la cabeza. Nikolai era un hombre corpulento, con ojos fríos y calculadores que examinaban cada movimiento de Anya y Luca.
—Anya Ivanov, Luca Rossi —dijo Nikolai con una sonrisa que no llegó a sus ojos—. Finalmente nos encontramos cara a cara.
—Nikolai —respondió Anya con un tono neutral, aunque su mirada estaba llena de alerta.
El hombre extendió una mano, pero Anya la ignoró. Sabía que cada gesto en este mundo tenía un significado, y estrechar la mano de Nikolai sería visto como un signo de debilidad o de sumisión. Ella no estaba aquí para hacer concesiones.
—Estamos aquí para hablar de negocios —intervino Luca, rompiendo la tensión—. No para socializar.
Nikolai soltó una risa baja. —Por supuesto. Siempre directo al grano, Rossi.
Los hombres tomaron asiento en torno a una mesa en el centro de la habitación. Las miradas iban de un lado a otro, y cada palabra estaba cargada de implicaciones. Anya mantenía la postura firme, pero su mente trabajaba rápidamente, intentando anticipar los movimientos de Nikolai y su gente.
—Sabemos que la muerte de Dimitri ha dejado un vacío en los Ivanov —dijo Nikolai, sus ojos fijos en Anya—. Y también sabemos que no hay nadie más calificado que tú para tomar el control. Pero muchos en este juego ven la inexperiencia como una debilidad.
Anya mantuvo su mirada sin parpadear. —La debilidad no está en la inexperiencia, Nikolai. Está en la subestimación.
Las palabras de Anya parecieron sorprender a Nikolai, pero él disimuló bien. —Entonces, ¿qué sugieres? —preguntó con una sonrisa torva.
Luca intervino antes de que Anya pudiera responder. —Sugerimos una alianza. Un acuerdo que beneficie a ambos. Sabemos que los Petrov están en una posición incómoda con sus proveedores del este. Nosotros podemos asegurar esas rutas, pero a cambio necesitamos algo de su parte.
Nikolai levantó una ceja. —¿Y qué necesitan los Rossi e Ivanov de los Petrov?
Anya y Luca intercambiaron una mirada rápida. Había llegado el momento de la verdad.
—Necesitamos que las tensiones entre nuestras familias terminen —dijo Anya—. No más confrontaciones, no más intentos de sabotaje. Si trabajamos juntos, podríamos ser imparables. Pero si seguimos en conflicto, ninguno de nosotros saldrá ileso.
Nikolai la observó en silencio durante un momento que pareció eterno. Luego, se inclinó hacia adelante, con una expresión más seria.
—Tú eres más inteligente de lo que pensé, Anya Ivanov —dijo lentamente—. Pero la inteligencia no es suficiente en este juego. Necesito garantías de que, si aceptamos este acuerdo, no nos traicionarás en el momento menos esperado.
Luca respondió con firmeza. —Nosotros tampoco confiamos en ti, Nikolai. Pero no estamos aquí para prometer lealtades eternas. Estamos aquí porque necesitamos algo mutuamente. Eso debería bastar.
Nikolai sonrió, satisfecho con la respuesta. —Muy bien. Hagamos negocios, entonces.
La tensión en la sala no desapareció, pero algo en el aire cambió. Habían logrado lo que muchos consideraban imposible: una tregua temporal entre dos de las familias más poderosas de la mafia.
Horas más tarde, de regreso en la mansión, Anya se sentía agotada. La negociación había sido un éxito, pero las dudas seguían persiguiéndola. Se sentó en el borde de su cama, observando la oscuridad de su habitación.
Dimitri estaría orgulloso de mí, pensó una vez más, aunque el dolor de su pérdida aún la quemaba por dentro.
De repente, la puerta se abrió y Luca apareció en el umbral. Él no dijo nada, solo la miró con una intensidad que hacía que las palabras sobraran.
—Has manejado bien la situación —dijo finalmente, rompiendo el silencio—. Mejor de lo que muchos esperaban.
Anya lo miró sin emoción aparente. —No lo hice sola.
Luca se acercó lentamente, su mirada oscura atrapando la de ella. —No, pero tampoco habrías necesitado ayuda si no fuera por Dimitri.
Anya sintió un nudo en su pecho al escuchar el nombre de su hermano. —Lo sé —murmuró, bajando la mirada.
Luca se acercó aún más, tan cerca que Anya pudo sentir su respiración. —Eres más fuerte de lo que crees, Anya. No lo olvides.
Por un momento, el mundo se detuvo alrededor de ellos. Pero antes de que cualquiera pudiera moverse, Luca retrocedió, dejando a Anya con una sensación de vacío.
—Buenas noches —dijo, saliendo de la habitación sin esperar respuesta.
Anya se quedó sola en la oscuridad, preguntándose cuánto tiempo más podrían mantener las barreras que los separaban antes de que todo explotara.
Amor de Madre y fiereza de una Reina. Es una barbaridad./Rose//Rose//Rose/
Guauuuu. Palabras llenas de amor y una pasión a punto de estallar.