*Luego de tanto llorar, Michelle se quedo dormida, Lucio la llevo a lo que parecía su recámara, ya que al igual que la de su abuela, está también se encontraba con llave.
Lucio tomo un baño y rato después se instaló en una habitación junto a la de Michelle, antes de quedarse dormido le echó un último vistazo para cerciorarse de que todo estuviera bien.
Pronto la noche se termino y dio paso a la mañana, Michelle despertó y por segundos parecía confundida, se preguntaba como era posible que estuviera en su cuarto, pronto recordó todo lo ocurrido la noche anterior.
Lucio se encontraba viéndola desde el umbral de la puerta.
-¿Cómo te sientes?
-Creo que ya estoy bien, no te preocupes.
-Bueno si es así, arréglate y vallamos a desayunar, que Sol ya vino para invitarnos.
-Dame Treinta minutos, y bajo, ¿Descuerdo?
-Si, esta bien.
*Melanie se ducho y cambio para salir a los compromisos que tenían pendientes.
Mientras que alguien inesperado tocó la puerta.
(Toc, Toc, Toc)
/Quién será, nadie sabía que estábamos aquí, seguro que a de ser Sol nuevamente.
*Lucio abre la puerta y se queda boquiabierto.
-¿Mamá, pero que haces aquí?
*La señora sin esperar ninguna invitación entro a la casa y se sentó en el sofá cruzando una pierna.
-Eso mismo debería de decir yo, ya solo faltan tres semanas para la boda y ni tú ni a Michelle parece importarles.
-No madre te equivocas, claro que estamos muy felices porque llegue ese día.
*Melanie iba bajando las escaleras cuando se percató de la presencia de la mamá de Lucio.
-Señora Lucía, que agradable sorpresa.
-Ni lo menciones querida, que si yo no te busco tú nunca vendrías a mi.
-Eso no es cierto señora lucía, es solo que vine a invitar a mis amigos.
-¿Así que está es la casa donde quieres que sea la boda?
-Si, es está.
-Ok, el día de hoy vendrá el decorador, y mañana por la mañana iremos a ver lo del vestido y el traje, ¿Ya tienes a tus damas de honor?
-Si… bueno a dos de ellas, mi otra dama de honor sería Leonora, y no la e ido a ver.
*Sonrisa nerviosa.*
-¿Pero que sucede con ustedes?
*Los dos rieron nerviosos.
-¿Desea desayunar señora Lucía?
-Si claro que me gustaría.
-Bueno, es que… es que… ¿Nos acompaña?
-Comerán fuera, Michelle pronto te casarás y tendrás que prepara la comida tu misma.
¿Acaso pretendes comer fuera todo el tiempo?
-No… no es eso, lo que pasa es que estamos con mi amigo Jonathan, y no nos dio tiempo de comprar nada, pero le prometo que para esta tarde haré la cena.
-Bien, Vayamos entonces.
*Los tres salieron a la casa de Jonathan.
Tocaron la puerta y este les abrió.
-Jonathan ¡Buenos días! Te presento a mi suegra la señora lucía.
Señora Lucía el es Jonathan, y sus dos hijas Sol y Ana, mis damas de honor.
-Mucho gusto.
*Todos desayunaron, después de eso, Leonel se despidió era hora de regresar a trabajar.
Sol y Ana se arreglaron para ir a su nueva escuela, mientras que Michelle le explicaba a la señora lucía que iría con ellos.
-¿Y que pasará con el decorador?
Tienes que estar presente tu.
-Es que…
*Nerviosa.*
-Madre yo me quedaré contigo, te prometo que para la próxima estará presente Michelle.
-Esta bien, pero que sea verdad.
-Un favor más Señora Lucía, podemos hacer lo de los vestidos para el domingo, es que necesito tiempo de ir a ver a Leonora para decirle que la boda será en esta dimensión.
-Ok, pero ya no lo retrasare más de acuerdo.
-No, claro que no.
-Nos vamos tía Michelle.
-Si ya voy Ana.
Con su permiso señora Lucía…. Te veo al rato Lucio.
*Michelle se despidió de Lucio dándole un beso en la mejilla y se fue con los demás.
-¿De verdad dejas que ella esté con ese hombre a solas?
-¡Madre! Yo confío tanto en ella como en mi amigo Jonathan.
-Que mal plan que te volviste a reunir con Michelle nuevamente, no me gusta nada que te estés mezclando con los humanos.
-Lo siento madre, pero yo la amo mucho y si eso implica ser amigo de los humanos lo haré.
*Indiferente.*
-Bueno como sea.
Vamos que no tarda en llegar el decorador.
-Si Madre.
………………….
-Se ve que tu suegra es algo especial.
-Si, un poco, pero si le das por su lado siempre estará contenta.
-Se nota que ya le agarraste el modo.
-Si, así es.
-Bien chicas llegamos.
-¿Es esta la escuela?
-Se ve mucho mejor que la otra.
-Claro, solo lo mejor para mis princesas.
*Todos bajaron del automóvil y fueron directo a la dirección.
-¡Buenos días! Con permiso.
-¡Buenos días señor y señora Ramírez!
*Nervioso.*
-No, creo que lo malinterpreto, ella no es mi esposa, soy soltero.
-¡Oh! Disculpen, mi equivocación.
-Yo solo seré la tutora en caso de que Jonathan no esté.
-Si, ya leí bien.
Buenos ya solo firmen estos papeles y todo quedará listo.
-Si muchas gracias.
*Luego de firmar los papeles entro una señora de unos treinta años con traje formal.
-Por favor jovencitas vayan con Melanie, ella las llevará a su aula.
-Muchas gracias señor director.
*Dijeron las dos al unísono.
-Nos vemos papá.
-Adiós padre
-Las veo en casa mis niñas.
*Las dos cruzaron la puerta y se fueron con la señora Melanie.
-Con su permiso director.
Cualquier cosa nos llama.
-Si, no se preocupen.
*Los dos salieron del edificio y se subieron al auto.
-Jonathan.
-Dime.
-No quiero regresar aún a casa.
-Ya veo, no quieres estar con tu suegra.
-La verdad no, es que ella quiere una fiesta en grande, y yo, yo solo quería algo íntimo, y la verdad eso es un poco abrumador.
Se que quiere que sea un día inolvidable para su hijo, pero yo me siento incómoda.
-No te preocupes, haremos algo para llegar un poco tarde.
¿Qué te parece si vamos al parque de diversiones?
-¿Qué no ya estamos un poco grandes para eso?
-No, claro que no.
¿Quién lo dice?
-Entonces… vamos.
-Bien, por fin tendremos un día como antes cuando éramos niños.
-Si, suena divertido.
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