13 Extraño

/No puedo creerlo, Rafael dijo que soy su amiga, ya tenía tiempo que no escuchaba esa palabra.

*Nuevamente Ana iba sumergida en sus pensamientos, cuando de pronto chocó con una persona.

-¡Aush!

*Molesto.*

-Fíjate por dónde vas.

-Yo, yo, lo siento, no era mi intención.

*Ana levanto la mirada y pudo notar de que se trataba de un chico de pelo rojo y ojos del mismo color, lo cual la asusto mucho.

-De verdad lo siento.

*Ana hizo una reverencia y salió corriendo tan rápido como sus piernas se lo permitieron.

*Molesto.*

-Pero que chica tan más distraída.

-¿Qué te paso Richard?

-Nada, solo una chica que iba distraída.

-Ya, de seguro con tu mala cara la asustarte.

-Claro que no.

Bueno en realidad no se por que salió corriendo.

¿Y Luis?

-¡Oh! Hay viene.

-Es hora de regresar chicos o su madre se va a enojar.

-Si está bien, vámonos, hay que estar al pendiente para esta noche, verdad Richard.

¡Richard!.

*Richard se quedó distraído mirando hacia la dirección en la que corrió Ana.

/Ojalá hubiera podido preguntar su nombre, aunque creo que mi hermano tiene razón, debo de cambiar mi actitud un poco y dejar de enojarme por todo.

-¡Richard!

*Confundido.*

-¡Ah! Si, que decías.

-Nada, ya vámonos.

-Si, claro.

*Antes de que se fueran, volteo a ver en aquella dirección por última vez.

…………………………………

(Ana)

/Pero que ocurre conmigo, Gabriel tiene razón, debo de prestar más atención, aunque si me asusto ese chico, y ese inusual color de ojo, por un momento llegue a pensar de que se trataba de un vampiro, nunca antes había visto unos igual.

*Ana siguió caminando, entro a la tienda de películas, escogió unas de terror, paso a la caja dio su nombre pago y salió, camino de regreso ya sin ninguna distracción.

-Ya regresé.

*Grito desde la habitación.*

-¡Te tardaste mucho, bueno como sea, prepara las palomitas que ya no tardan en llegar!

-¡Si!

(Sonido de timbre.)

*Grito desde la habitación.*

-Deben de ser ellas, abre por favor.

*Fastidio.*

-Si, yo voy.

/Por qué yo, son sus invitadas, ella debería de abrir la puerta.

*Abre la puerta.*

-Hola rarita.

-Hola Catering. Pasa.

-Si pones esa cara siempre, no vas a conseguir novio.

*Ana le hizo muecas a catering, mientras que al mismo tiempo arremedaba las palabras que había dicho, sin que está y las otras tres chicas la vieran.

-¿Dónde está Sol?

-En el segundo cuarto subiendo las escaleras.

-Gracias ¡Rarita!

*Las cuatro chicas subieron al cuarto.

/Porque tengo que hacer esto, mejor les digo que no y me voy a mi habitación.

*Sol entra a la cocina y ve a Ana.

-Ni si quiera lo pienses, recuerda que ya me lo prometiste.

-Yo no te prometí nada.

-Vamos Ana, por favor, por mi, por los viejos tiempo.

-Ok, pero si me siguen molestando me iré a mi cuarto.

-Si, claro.

*Terminaron de cocinar las palomitas y subieron también.

Para empezar la pijamada, todas se comenzaron a pintar las unas entre ellas y a peinarse el cabello, y aunque pareciera extraño también incluyeron a Ana, solo que ella no se dejó pintar las uñas, mientras hacían esto, platicaban sobre los chicos de la escuela y al parecer a Catering le gustaba Gabriel, y a Sol le gustaba Rafael.

Una vez que terminaron con eso, vieron las películas asta las dos de la mañana, cuando terminaron de ver todas y apagaron la televisión comenzaron a contar historias de terror.

Se la pasaron media hora contando todo tipo de historias asta que fue el turno de Catering.

-Ya escucharon sobre el ritual para ver al monstruo de debajo la cama.

-¿Monstruo de debajo la cama?

-Si.

-No, creo que no.

*Dijeron todas al unísono.

-Bien, pues consiste en dibujar un pentagrama en el piso con un gis de color negro, colocar una vela roja en cada una de las esquinas, cinco en total, y colocar con sangre la inicial de cada una de nosotras en cada pico de la estrella, y una en el centro.

El pentagrama debe de ser lo suficientemente grande como para que la sexta chica se siente en el centro.

Que dicen, ¿Quieren intentar?

-¡Claro!

-¡NO!

*Dijeron cinco chicas al unísono. Mientras que Ana lo negó.

-Pero que estas diciendo Ana, acaso eres una miedosa.

-Claro que no Catering, pero sabes, a mi padre no le gustan esas cosas. Él es muy estricto respecto a eso, y lo sabes Sol.

-Vamos Ana, es solo un juego, sabes que eso nunca funciona.

-No, yo no participo.

-Te lo voy a proponer de está manera Ana, que tal si participas por las buenas, porque si no lo haces comenzaré un rumor sobre ti, sobre que te acostaste con todos en la escuela y que eres una gran zorra.

*Enojada.*

-Pero que estás diciendo.

/Sabía que algo tramaban, está será la última vez que confío en mi hermana.

-Esta bien, lo haré.

-Bien, ya que aceptas, entonces hay que comenzar con los preparativos, ayúdeme a mover los futones, y hay que dibujar el pentagrama cerca de la cama que está allá.

*Todas las chicas siguieron las instrucciones de Catering, dibujaron el pentagrama colocaron y encendieron las velas, una ves que terminaron apagaron las luces, cada una se sentó en un pico de la estrella y como era de esperarse Ana fue a la que colocaron en el centro, Catering les repartió una navaja pequeña y nueva a cada una.

-Ya está todo listo, ahora solo hay que esperar a que den las tres de la mañana.

Por cierto Ana además de cortar tu dedo para dibujar la inicial, tendrás que acerté una cortada en la palma de la mano en horizontal y tratar de llenar un cuarto de ese vaso que está frente de ti.

-Pero eso es mucha sangre.

-Has lo que te digo… si no quieres que hable en la escuela.

-Esta bien, está bien.

*Los relojes de todas marcaron las tres de la mañana, cada una se cortó el dedo y colocó su inicial, Ana hizo lo mismo, colocó su inicial y prosiguió con el corte de la palma de la mano, la sangre comenzó a salir y con ella empezó a llenar el vaso, mientras que catering decía unas palabras extrañas.

-Cuando Ana finalmente completo el cuarto de vaso con la sangre, tomo un pañuelo que estaba a su lado y vendo su mano, en cuanto termino de hacer eso, Catering también termino de recitar aquellas extrañas palabras.

Pronto en el cuarto se comenzó a sentir mucho frío, seguido de eso la cama comenzó a vibrar, y una espesa niebla salió de debajo de ella eh inundó toda la habitación dejando visible un camino desde la cama asta el círculo que hacían las seis chicas.

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