-Ya estamos sólo nosotros dos, ¿De que es lo que quieres hablar?
-Jonathan, antes que nada por favor no te vallas a alterar de acuerdo.
-Ok, aunque si es así, ya me estas poniendo nervioso.
-Antes que todo, te pongo al tanto.
Últimamente la tecnología está avanzando mucho, y hoy en día ya es común ver a todos utilizar celulares, tabletas y computadoras, además de que ya todos dependen del Internet para todo.
-Si, eso ya lo sé, pero a mis hijas no les he comprado nada de eso todavía.
-Eso es aún más raro.
-¿Por qué lo dices?
-Porque tanto Sol y Ana han sido influenciadas por algo o alguien.
-Sigo sin entender.
-Ok, te explico.
Últimamente han sido muy populares en internet los rituales de invocación, y tanto tu como yo sabemos que esas cosas no son un juego.
-Claro, yo siempre se lo eh estado recalcando a mis hijas.
-Pues al parecer alguien los convenció y anoche realizaron un ritual y no uno cualquiera si no uno para invocar a un demonio. Y lo peor de todo fue que lo lograron, aún no se que tan grave es pero te prometo que estaré al pendiente.
*Jonathan se tambaleó ligeramente.
-Jonathan te sientes bien, te quieres sentar un rato.
*Michelle ayuda a sentarse a Jonathan.
-Michelle pero como puede ser esto posible, si yo siempre he estado al pendiente de las dos, y nunca habría permitido que esto pasara.
Maldición, todo esto es mi culpa, si tan solo no hubiera salido de viaje por mi trabajo, nada de esto habría ocurrido.
-Jonathan no te culpes por favor, Sol y Ana ya no son unas niñas, y como tales tienen amigas, algunas pueden ser mala influencia para ellas, no lo sabemos, tal vez aunque tú hubieras estado habrían ocupado otro lugar para realizar el ritual.
Así que por favor no te culpes.
*Jonathan sollozaba en silencio, Michelle lo abrazo para poder consolarlo.
-Sabes una cosa Michelle, no sabría que hacer sin ti, me alegra tanto que estés a mi lado.
-Te lo prometí Jonathan, te prometí que siempre estaría a tu lado, ahora hay que hablar con tus hijas.
-Si, vamos.
*Jonathan se seco las lágrimas y salió junto con Michelle al comedor, en el cual ya se encontraba Ana poniendo la mesa y Sol caminaba con la comida hacia la mesa.
-Tía Michelle.
*Dijeron las dos gemelas al unísono.
-Hola chicas como están.
-Bien tía.
-Creo que bien.
/Ana no está del todo bien, hablaré con ella en su habitación después de hablar con las dos.
-Vamos a cenar papá.
-Si Ana, gracias, pero antes…
*Michelle tomo por el brazo a Jonathan y le susurro en el oído.
~No te preocupes, no arruinemos la cena, podemos hablar con ellas más tarde.
~Si tienes razón.
-¿Qué tanto se secretean papá?
-Nada Sol, nada…
*La cena paso de manera tranquila, Sol como siempre se encontraba muy platicadora, mientras que Ana actuaba de manera extraña, se la paso toda la cena mirando hacia la nada.
-Ana, ¿Por qué tan callada?
¡Ana!
-Perdón tía Michelle, ¿Qué dijiste?
-¿Qué por qué tan seria?
-Nada, es solo que no me siento bien.
-Ya veo.
Ana, ¿Puedo preguntar algo?
-Ok, en un momento, vamos a limpiar la mesa entre todos y lavar los trates, necesito hablar con ustedes.
-Si tía Michelle.
*Las dos chicas se levantaron y lavaron los trastes, mientras que Jonathan y Michelle limpiaron la mesa, una vez que terminaron todos se sentaron en la sala.
Tanto Michelle como Jonathan pusieron cara de serios.
-Chicas, necesito que sean sinceras conmigo, de acuerdo.
-Si tía Michelle.
-Claro tía Michelle.
-También una cosa más, quiero hablar contigo a solas Ana.
-Con, con, conmigo.
-Si.
-Bien.
-Vamos a comenzar.
Sol y Ana, de casualidad han estado en contacto con las tendencias de internet últimamente.
-No tía Michelle, de echo papá no nos quiere comprar nada que tenga que ver con eso.
-Bien, entonces iré directo al grano.
Ustedes reconocen esto.
*Michelle colocó un vaso con sangre en la mesita de centro, y tanto Ana como Sol se pusieron nerviosas.
-No, no tía Michelle.
-¿Y tú Ana?
-Yo si tía Michelle, ese vaso con sangre es mío, y la culpable es Sol.
*Ana se dispuso a contar todo lo que había ocurrido el día anterior y de como Sol y esas chicas se habían puesto deacuerdo para hacerle daño, y no solamente ese día, si no que desde siempre se la han pasado haciéndolo.
Jonathan se recargo en el sillón, desde lejos se notaba que estaba furioso.
Michelle que estaba sentada a su lado fue la primera en darse cuenta.
~Por favor cálmate, ya de nada sirve regañarla.
~Tienes razón.
-Una cosa más tía Michelle.
¿Cómo es que llegó este vaso contigo?
-Esa es una muy buena pregunta, y creo que es hora de que les revele la verdad.
*Michelle les contó todo sobre su vida anterior, de como por un error en el funeral de su abuelo estuvo acosada por un demonio durante el resto de toda su vida,
-No puedo creerlo tía Michelle.
-Nos estás diciendo mentiras.
-Claro que no chicas, todo lo que les estoy contando es verdad.
Apoco nunca se les hizo raro que, Lucio, Leonel y yo nunca envejeciéramos.
-La verdad si, pero pensé que todo eso había sido porque se cuidaban muy bien.
-No claro que no, eso es porque nosotros envejecemos una vez cada cien años, prácticamente yo no tengo ni un año en el inframundo.
-Aun sigo sin creerlo.
-¿Quieres que te lo pruebe?
-Si, por supuesto.
-Presten atención porque no lo haré dos veces.
*Michelle comenzó a realizar unos movimientos con las manos y entre susurros dijo unas palabras, en el piso a un lado de dónde estaba Michelle, se comenzó a dibujar un pentagrama en color dorado y del centro apareció Leonel con su capa negra y una hoz.
-Como les dije chicas, nuestro amigo aquí presente es Leonel y como ya se los había dicho el es una de las tantas muertes que hay en el mundo.
-¿Por qué me invocaste Michelle?
-Las niñas aquí presentes hicieron algo indebido y les conté todo lo ocurrido porque tal vez estén en peligro así como yo lo estuve alguna vez.
-Ya veo, pero me tengo que ir, tengo mucho trabajo.
-Ok adiós Leonel.
-Nos vemos.
*Leonel desapareció a la vista de todos.
-¿Ahora me creen?
*Tanto Ana como Sol estaban atónitas.
-Si ya creemos.
*Dijeron las dos al unísono.
-Bueno chicas ya se pueden ir a sus habitaciones, hablaré con su padre y en un momento voy a verte Ana.
-Si tía Michelle.
*Las dos gemelas se fueron a sus habitaciones, mientras tanto Jonathan y Michelle se quedaron en la sala.
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