Volver a Madrid

Victoria Marsella 

Victoria ha llegado a Madrid y es el dìa del dècimo aniversario de la muerte de Cristiàn y su hijo. Decide ir en las horas de la tarde ya que sabe que la familia de Cristiàn siempre van a su tumba temprano y no quiere verlos. Los rencores no se han borrado y menos despuès de que se enteraron de que Cristiàn habìa dejado un seguro de vida para ella y su hijo por una cifra de diez dìgitos. Aùn existìa una guerra jurìdica por aquel fideicomiso. Ya era las cuatro de la tarde, Victoria saliò de su hotel con un vestido negro ceñido a su cuerpo y sobre èl un suave abrigo, llevaba puesto un sombrero que  cubrìa sutilmente su rostro y unas gafas oscuras. Al llegar al cementerio compra el ramo de flores blancas màs hermosas que encuentra y otro ramo lleno de colores joviales. Las arrulla entre sus brazos y se dispone a llegar a la tumba de su amado. Se arrodilló y bajó el ramo de flores blancas colocándolas sobre su tumba. Acaricia su làpida y làgrimas desbordan por sus mejillas. 

-Perdòname por no haber venido antes mi amor. Solo no estaba aquí. Pero esta será la última vez que vendrè porque te irás conmigo. Victoria toma un beso entre sus labios y lo posa sobre la làpida de Cristiàn. -Todo ha cambiado aquì mi amor, pero no mi amor por ti. Ha pasado cerca de una hora cuando Victoria se ha desplazado a la capilla donde reposa el pequeño osario de su hijo. Allì decorò el lugar, tan acogedor que sentìa la presencia de su pequeño bebè. Se sentò frente a su osario y por mucho tiempo se mantuvo en silencio.  Se levantó y dió un beso cálido a su làpida. -Pronto mi hermoso, estaràn conmigo. ya no estaremos separados. Victoria se retira de la pequeña capilla y a lo lejos un hombre la observa paciente. 

Leandro Pardo 

Es un dìa horrible para Leandro, ha tenido muchas juntas, la secretaría olvidò esté dìa en la vida de Leandro y èl està furioso por ello, y que toda la agenda es vital para el funcionamiento de la compañìa. Alberto ha llegado para almorzar con él y se encuentra con la sorpresa del despiste de su asistente. 

-Creo que fue lo mejor que pudo pasar amigo. No la lleves en contra de Marìa. sabes que es muy eficiente. 

-Pero ¡hoy!tenía que ser Alberto. Esto lo sabe hasta el vigilante de porterìa. A ella no se le puede pasar. 

-Vamos, ¿te falta mucho?

-Dos reuniones. ¿A què hora irè?

-Bueno si te va bien terminarás antes de las cuatro de la tarde. Es buena hora para ir al cementerio. 

Leandro y Alberto salen a almorzar y aprovechan para ir a recoger de la sastrería su traje de gala para la siguiente noche. Juntos irán a la cena de emprendedores donde serán galardonados los nuevos empresarios. 

-sabes que el Sr Martinez ya no trabaja para nosotros? 

-¿Què?, ¿El portero?. Pero ¿cuàndo? 

-No lo sé, creo que cerca de un mes. Parece que ahora trabaja para una compañìa con mejores sueldos. Argumenta Alberto. 

-Hemos perdido mucho personal en los últimos meses. Lo que más me estremece es que son empleados de excelencia. Quiero que te unas a talento humano y encuentres cuál es nuestro problema. Las personas no renuncian porque sí. Estamos perdiendo solidez. 

-Lo haré Leandro.

Pronto la tarde llegó y con ello las reuniones que fueron saliendo una por una. Al verse ya sin interrupciones Leandro toma su saco y sale de la compañìa rumbo al cementerio, aparca su auto y compra el ramo de rosas más grande que encuentra. Pronto llegò a la tumba de su esposa, bajò su ramo junto a su làpida, se sentò junto a ella y guardò silencio por varios minutos. 

-Dime, ¿Cómo hago para no extrañarte?. Me dejaste solo en este mundo y aún no me acoplo a estar sin ti. Leandro observa la lápida esperando una respuesta y pronto suelta unas lágrimas. -Ya son diez años Rosy, Diez años sin ti y nuestro pequeño. Te imaginas còmo serìa nuestras vidas ahora si esta pesadilla no hubiese ocurrido. Si tan solo hubiese quedado en la recepciòn, tù no te habrìas ido con nuestro hijo. Leandro llorò amargamente hasta que su alma se cansò, diò un suspiro se levantò y dejò un beso en la lápida de su esposa, sus pasos eran pesados y lentos hasta que llegò a la capilla  y encontrò el osario de su pequeño hijo. Dos rosas le colocò cerca de sus pequeños ángeles de màrmol, frotò su pequeña làpida y tomò asiento en silencio, paralelo a èl una mujer de tez delgada se acerca a un pequeño osario y lo decora con tanto amor que al volver sus ojos la pequeña tumba de su hijo se sintiò mal por la simpleza de sus rosas. Pidiò perdòn a su pequeño y siguiò observando aquella mujer. La ternura con la que colocaba cada flor de color y cada detalle al pequeño espacio le hizo admirar su trabajo. Leandro paciente esperaba que aquella mujer se descubriera el rostro, pero jamàs lo hizo. Ella al igual que èl, se sentò por mucho tiempo, le escuchò unas palabras y se fue de allì. Leandro se levantó y se dirigió al pequeño osario , una pequeña placa aparecìa allì, “ Marìa o Josè  de Alcanzar”Aunque no naciste, ten presente que te amè. Tu madre”. Leandro ve a lo lejos aquella mujer que desaparece luego de abordar un taxi y desaparece. 

-De Alcanzar. ¿Por què me suena ese apellido? Leandro vuelve a ver el osario y la fecha le congela la sangre. La misma fecha de la muerte de su esposa e hijo le hace recordar que ese era el apellido del prometido de aquella mujer. Su corazòn se llena de ira tomando su mòvil llama a Alberto. 

-Tenemos que hablar. Nos vemos en la oficina. Leandro cuelga la llamada.

-Leandro, ¿Qué pasa?  Alberto pregunta inquieto 

-Contacta el reclusorio de mujeres. Quiero saber de esa tal Gloria Negrete. 

-Pero, ¿Por què vienes exaltado?

-Una mujer llevó flores de colores a un osario de un bebè, tiene el apellido del prometido de aquella mujer. 

-¿Què tiene que ver con ella?Además, ellos no tenían hijos. Estás paranoico. 

-Solo quiero asegurarme que esa mujer està en la càrcel Ademàs tiene la fecha en que murieron Rosy y mi hijo .¿ Vas a averiguar lo que te pedì?

-Está bien. Lo haré. Mañana te tengo noticias de eso. 

Es el dìa del evento de la revista Moon, promete ser una gala de la cual todos los medios hablaràn. Leandro se encuentra en su oficina  firmando documentos de importancia y pronto Alberto toca a la puerta y entra para tomar asiento. 

-¿Me averiguaste lo que te pedí? Leandro recoge los documentos y llama a su asistente Marìa por su teléfono. Pronto Marìa entra a la oficina y se lleva las carpetas. 

-Claro que si. Me temo que no lo vas a tomar bien. 

-¿A què te refieres?. Leandro se levanta de su silla y se dirige hacia Alberto. 

-Gloria Negrete , salió del reclusorio hace siete años. Una firma de abogados se interesó en su caso y apelò, el juez le dio la libertad porque la declaró inocente de todos los cargos. 

-¡Eso es mentira!. Compraron al juez. Leandro alza su voz alterado ante la noticia recibida. 

-Hay que buscarla y devolverla a la cárcel. Donde debe estar, de donde nunca debió haber salido. 

-Leandro, parece que hubo pruebas fehacientes que no vimos en un principio. 

-Ninguna devolverá a mi esposa y a mi hijo. 

-Ninguna devolverà a su esposo tambièn. Alberto parecía ser conciliador , pero Leandro no estaba dispuesto a aceptarlo. 

-¿Eres mi amigo o el de esa mujer asesina?

-Soy tu amigo, pero tal parece que solo te has enfocado en hallar un culpable a lo que pasò aquel dìa. Cargas un odio que no te deja vivir . ¿Te has puesto a pensar si tal vez te equivocaste?

-Yo no me equivoqué. Ella fue la asesina. 

-Las pruebas dicen otra cosa Leandro. En este momento cuestiono todo lo que pasò en ese entonces, tù y la familia de aquel hombre, el prometido de esa pobre mujer, se ensañaron en ella, nunca la escucharon. 

-¿Me llamas mentiroso? 

-No es así. Pero sé que eres una persona justa. Por eso solicité una copia de toda la investigaciòn del proceso de Gloria Negrete. Incluso, dònde se encuentra en este momento. Solo quiero que estés en paz y puedas rehacer tu vida. 

-¿Cuando tendrè la investigaciòn en mis manos?

-En dos semanas. Alberto ofreció una copa de licor a su amigo la cual tomó en un solo sorbo.- Necesito que te calmes, ahora debemos irnos al evento, te encuentras postulado en la lista de emprendedores. 

-Vamos a  esa dichosa gala. Igual, serà aburrida como todas las demàs.

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