Entrando con Patrick #2

<<¿Cuánto tiempo ha pasado ya?, Dos meses creo… todo había comenzado normalmente, le preparaba a Catalina su desayuno y el mío, comíamos juntas y platicábamos un poco cada mañana… es increíble lo mucho que puedes conocer a alguien solo hablando con ella. Luego caía el medio día, yo diría que las 12, justo a esa hora tenía que ir al campo de entrenamiento para seguir con las prácticas que nos hacía el general Patrick, al principio recuerdo que ese hombre me atemorizaba, el siempre estaba callado con su taza de café, oh Dios mío como le gusta el café. Como decía, el siempre estaba callado, de hecho pasaba desapercibido pero el siempre y ¡Ojo!, Siempre sabía lo que estaba pasando, es como si tuviera ojos en todos los rincones de Francia y ahora que le doy vueltas… cada vez más empiezo a creer que lo que hablamos aquella noche en la celebración era cierto, ese hombre tiene más secretos de los que te puedes imaginar>>

23 de Septiembre 1426

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28 de Septiembre de 1426

La tarde lucía muy calmada, la chica de cabellos rojos caminaba por las habitadas calles de París, su camino era siempre el mismo, pasar por los puestos del mercado donde hablaba pocas veces con la misma señora que atendía una especie de mercado y luego iba directo al campo de entrenamiento, allí dejaba sus cosas y se dirigía al verde pastizal, Patrick estaba de nuevo en el centro con su tazas de café.—Hoy hace una linda tarde, ¿Qué me dicen ustedes?—.

—Creo que hoy está muy calmado, es relajante, me gustan los días así—respondió Alyssa algo optimista.

—Pues la verdad, solo quiero entrenar pero si, la tarde está muy calmada hoy—.

—Hoy les voy a enseñar a defenderse en un combate grupal, si ustedes están en una misión y los acorralan deben saber como quitárselos de encima sin correr riesgos—.

Entonces tres estaban frente a frente, Patrick estaba con espada en mano igual que ambos jóvenes, entonces chocaron sus armas, el filo del acero resonaba en sincronía de sus movimientos, —Ahora que chocan sus espadas noten mis pies—, estaban uno en frente del otro, —Mi pie dominante debe estar frente al que usaré de impulso, cargo todo mi peso hacia adelante, giro el mango de mi espada y me abalanzó con fuerza e impulso con mi pie para atacarlos—, ese movimiento hizo que los chicos salieran impulsados contra el suelo.

—Ese movimiento simple les servirá en caso de que tengan que responder rápido para contraatacar o cuando los ataquen en grupo, pero deben mejorar su fuerza muscular si quieren hacer bien ese movimiento—.

—¿Cuándo veremos alguna técnica con la espada?—.

—Calma Demetrio, lo veremos a su paso, hoy solo veremos defensa y contraataque—respondió Patrick listo para seguir—Ahora les enseñaré un contraataque rápido y certero—.

Demetrio estaba frente al general, ambos con su espada lista para atacar, entonces fue para sorpresa del chico que el general atacó primero, blandió su arma contra el chico estrellándola contra la otra, entonces una vez cargó hacia adelante, un pie delante y si fuerza fue usada para sacar a Patrick del combate, listo, ahora era su oportunidad mientras que Alyssa miraba atentamente cada movimiento de ambos combatientes, sus ojos se movían con igual velocidad intentando comprender lo que hacían, y fue ese pequeño detalle lo que hizo que pudiera predecir el final. Usó una estocada, con la parte superior de la espada repelió el intento de corte, girando el arma contraria logró desbaratar su defensa y lo pateó al suelo.

—Bien hecho Demetrio, me sorprendió que usaras lo que te enseñé, Alyssa, te toca, ven aquí—.

Ahora que estaban frente a frente la chica miraba fijamente al oponente mirando como caminaba midiendo a la pelirroja, entonces ambos cargaron al mismo tiempo logrando chocar sus espadas, Alyssa cargó tal como le enseñaron pero debido a su falta de fuerza fue incapaz de tirar a Patrick, un detalle que no pasó desapercibido por el general, mientras seguían forcejando aplicó la misma que uso contra Demetrio pero ya había sido notado así que empleó su agilidad para esquivar el ataque. Rápidamente el general atacó nuevamente pero volvió a ser esquivado. <>; corrió rápido para lograr quedar frente a la chica que fue sorprendida por estar sumergida en sus pensamientos cayendo al suelo de un golpe.

—El objetivo de esto es que se den cuenta porque fallan, Demetrio, tu eres muy impulsivo para luchar. Debes aprender a pensar durante el combate, a leer los movimientos de tu enemigo y pensar como responder. Alyssa, tu debes entrenar tu físico, tu falta de fuerza es un punto débil muy importante, eres ágil pero piensas demasiado, lo que le falta a él te sobra a ti. Su nuevo entrenamiento es que aprendan el uno del otro—.

—¿Eso es todo?—preguntó Demetrio algo molesto—No es por quejarme pero pensé que entrenaríamos la defensa y contraataque como usted dijo—.

—Entiendo, pero… nada, olvídelo—.

—Quiero que se complementen, se que son grandes soldados y que tienen un potencial enorme pero sus defectos no los dejan crecer como deben. Aprendan el uno del otro porque al final ustedes son compañeros y mis pupilos, cuando logren complementar sus defectos seguiremos con el verdadero entrenamiento—.

Cuando ambos chicos se perdieron en la lejanía fue cuando un emisario especial del rey vino desde las sombras apareciendo detrás del general quien aún tenía su espada en mano apuntando con el filo de su arma a la garganta de aquel sujeto. —No deberías aparecerte así, sobretodo con alguien armado—.

—Tranquilo general, usted sabe que yo solo vengo cuando el rey lo quiere ver, creo que tiene que ver con esos chicos de allá—.

—Solo déjame darte un consejo, como hombre viejo que soy—Posó su arma en la manzana de Adán de aquel mensajero haciendo que unas gotas de sangre cayeran sobre el filo reluciente del arma goteando en el suelo. —No deberías meter tu nariz dónde no te incumbe o podrías salir mal parado—.

Ya terminado el asunto ambos partieron rumbo al castillo, pasaban por la multitud de personas quienes hacían reverencia ante el general, otros le aplaudían y otros solamente lo miraban con ojos llenos de orgullo. Aunque el hombre no tomó mayor importancia y solo agachaba su cabeza en respuesta de sus saludos, el mensajero seguía posando su mano en el sitio de la herida; en las puertas del castillo los guardias tenían una extraña mirada pero pasaron inadvertidos mientras saludaban con su mano al frente, Patrick solo los miró de reojo y siguió su camino, allí dentro muchos soldados y capitanes estaban reunidos y se amontonaron para saludar aquel hombre pero este tenía la mente centrada en el rey, así que pasaron de largo llegando a una enorme puerta de mármol que iba directamente a los aposentos reales, —¿No me acompañarás, mensajero?. —No, mi recorrido termina aquí—, girando el pomo de la puerta oyó el susurro del mensajero. “Suerte”, una vez lo hizo allí estaba Antoine sentado en una silla frente a una mesa con una taza de té en mano y bocadillos en la mesa, traía sus ropajes detallados y refinados en comparación a las ropas del general estas parecían de un trabajador o civil cualquiera, pero todos lucen así frente a su majestad.

—Mandó a su mensajero privado, ¿Qué está sucediendo su majestad—preguntó Patrick muy serio parado dándole la espalda a la puerta.

—Relájate por favor, toma asiento—le respondió asiéndole señales hacia la silla frente a el—Disfruta del té conmigo. ¿O prefieres algo de café?—.

—No tengo tiempo para frivolidades, estaba ocupado cuando me llamó—dijo mientras tomaba asiento y se acomodaba tomando uno de los bocadillos en la mesa.

—Sobre eso quería hablarte—cuando lo mencionó el ambiente se tornó tenso, si te fijabas bien podías notar que la mano de Patrick daba pequeños temblores casi imperceptibles, se acomodaba cada poco en el asiento y la mirada de Antoine que siempre era relajada ahora ocultaba una seriedad solamente comparable con lo alto de una montaña. —¿Qué es lo que estás haciendo con esos dos soldados?—.

—Los entreno, los tomé bajo mi mando, puedo hacerlo, soy el general de escuadrones del ejército francés. Soy Patrick LeRose, si tiene alguna queja sobre eso estoy abierto a discusiones pero no permitiré que insulte mi juicio con mis caballeros—.

—Solo quiero saber porque los tomaste sin consultarme primero, a mi, a tu rey—al comentarlo tomó un largo sorbo del té—No estoy cuestionando tu juicio, solo quiero saber tus intenciones—.

—Mph, Aquella noche en la fiesta me percaté de los talentos que ambos poseían, era un desperdicio no entrenarlos como se debe—.

—¿Dices que el método de entrenamiento de los capitanes es erróneo?, Si es así hay que castigarlos—.

—Solo digo que vi más potencial del que mis hombres notaron, es un error que muchos podían cometer, incluso usted, lo noté en cuanto vio a ambos chicos que completaron su entrenamiento, no lo notó porque estaba horrorizado, ¿Cómo dos caballeros podían hacer algo imposible?, Pero no sé preocupe, su lealtad está con usted y el país—.

—Supongo que te harás cargo de ellos, como lo haría un buen maestro, ¿De verdad quieres correr ese riesgo?—al comentarlo tomó un bocadillo de la mesa y le dio un mordisco sin dejar de mirar fijamente al hombre frente a el.

—No me hable como si fuera un niño, su majestad, confío en ellos. Y si, estoy dispuesto a responder por cualquier responsabilidad de mis alumnos, si no tiene nada más que decir me retiro—al levantarse no le tomó molestia y se dirigió a la puerta, el silencio era pesado y la presión palpable pero ninguno decía nada, al tomar el pomo para girarlo el rey le dijo una última cosa que le erizó los pelos al general: —Espero cumpla su palabra, aún con todo lo que conlleva—.

Patrick solo giró el pomo de la puerta y se marchó, el mensajero lo estaba esperando afuera, al ver al general no quiso hablar pero notó como sus ojos tenían un pequeño fulgor, una llama inextinguible que no había visto hace mucho tiempo, el tiempo colgaba de un hilo, las fuerzas se empezaban a mover y los tejidos a conectarse ahora solo hay que esperar a ver quien lo logra primero.

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