¿Cuáles son tus intenciones?

Adrián

Luego de unos minutos donde río sin parar, cambio su postura a una más sería, sentados en el taburete desayunado empezamos a hablar de varias cosas, hasta que menciono lo que había visto.

— Aún no puedo creer, lo que mis ojos vírgenes vieron — Farfulla comiendo su fruta—. ¡Cómo no me lo dijo, se supone que soy su mejor amiga!.

— Bueno, como bien lo dijiste. Sólo pasaron dos días.

— Los cuales corren muy rápido ustedes dos. Lo que realmente me sorprende es Gabi — Dice suspirando, como recordando algo.

—¿Porque te sorprendes?, ella es una mujer; linda, divertida, inteligente y sobre todo muy hermosa, llena de cualidades las cuales no se ha enterado que las posee — Me sincero, deja el cubierto en el plato. Gira su cuerpo hacia mi, achica sus ojos estudiandome con la mirada.

— ¿Crees eso de ella?, o sólo lo dices por llenar un vacío — Dice preocupada con el ceño fruncido. Vaya, mi hermana menor está haciendo de madre.

— No estoy llenando nada, Viviana. ¿Porqué debería hacerlo?, estoy siendo sincero, Gabriela es hermosa en todo el sentido de la palabra.

—Y lo sé, se lo he dicho muchas veces, pero nunca ha tenido una pareja, y así tu seas mi hermano la voy a proteger, lo que menos quiero es que vaya a salir herida.

— No la pienso herir, han sido dos días. Pero ella me gusta, y mucho. Ninguna mujer me había hecho sentir esto, que sólo provoca Gabi — Sus ojos marrones iguales a los mios, me miran por segundos antes de suspirar.

— Ella ha sufrido mucho, Adrián. Desde pequeña; cuando sus padres fallecieron, cuando llegó al orfanato, y en ese lugar le hicieron la vida imposible por ser gordita. Ahora lo único bueno que le ha pasado son sus padres, y por supuesto yo. Pero ha luchado demasiados años con las inseguridades, se ha enamorado varias veces. Pero todo termina mal para ella —Hace silencio recobrando el aire—. Ella es como mi hermana, la amo demasiado, y mi único deseo es que sea feliz, no quiero que en las noches lloré desconsolada. Porqué piensa que se va a quedar sola hasta el fin de sus días, no quiero que siga haciéndose daño a si misma. Cuando le entran esos impulsos grandes de comer. Eso afecta su salud.

Nos quedamos en un silencio sepulcral, analizando las palabras de Vivi, ¿Porqué una mujer se juzga a si misma?, no lo comprendo. En el mundo hay mujeres, de todos los tamaños, razas, clases. Pero eso no significa que deban sentirse menos que otras, todas tienen su belleza por igual, cada una brilla con su luz propia. Pero en sus cabezas ya tienen clavada esa idea de los estereotipos, que la mujer deseable sólo debe ser sacada de revista, y eso no es cierto. La belleza está en el interior, como un capullo que sólo demuestra la belleza real en cuanto florece.

— ¿Cuáles son tus intenciones con Gabi? — Preguntó después de un largo silencio—. No dejaré que nadie le haga daño, habla. ¿Qué quieres de ella?.

La tome de las manos para luego besar cada una de ellas, levanté la cabeza e hicimos conexión visual.

— Vivi, tu sabes como soy, jamás jugaría con una mujer, y menos con Gabi. Exactamente no sabría decirte que quiero de ella, pero mis intenciones son buenas... — Pensé en las palabras correctas, mientras enarcó una ceja—. Hasta ahora nos estamos conociendo, dejemos que todo fluya a su manera. ¿Estamos?.

— Adrián, solo te pido que no la hagas sufrir, no la vayas a lastimar, si en algún momento ves que no quieres nada con ella, déjalo en claro, pero no la ilusiones...

— No lo haré, ya te lo dije. Cómo decirlo... Vivi, se que estoy viejo para estar diciendo esto, pero a mi edad busco algo estable, no sólo por pasar el rato. En Gabi veo; aquella mujer con quien despertar cada mañana, pero como ya te dije, hay que dejar que nuestros caminos se escriban solos, para que forzar algo. Y de pronto no llegase a suceder nada más que una noche...

— ¡Espera!, ¡Gabriela es virgen!. Mierda, no debí decirlo — Murmuró lo último—. Digo, como te lo dije, Gabi es peculiar, ella no es como las demás mujeres. Y te conozco, se que no eres así. Pero, no quiero que vaya a salir lastimada.

— Te lo prometo, Viviana. No la voy a lastimar —Asintió con un suspiro. Deje un beso en su frente y me levanté del asiento—. Debo ir a ver una bodega para el taller. Nos vemos luego.

— Que te vaya bien, Adrián — Asentí, fui hasta mi habitación, luego de darme una ducha larga y vestirme, salí del apartamento hacia el centro de la ciudad, donde vería el lugar que ayer había encontrado.

De camino a la bodega, en mi cabeza sólo tenía la imagen de Gabi, desnuda y dormida entre mis brazos. En como se entregó por completo a mi, que soy un desconocido. Cómo dejó caer sus armaduras y simplemente se dejó llevar, por lo que en mi provoca. Me descontrola cada sentido con sólo verla. Las palabras de Vivi, cobraron fuerza cuando me contó alguna parte de su dura vida, para haber pasado por tanto, sin duda me sorprende; es una mujer fuerte. Sólo debe dejar todos los prejuicios a un lado y ser feliz.

Baje de mi moto, al llegar al punto acordado con el vendedor, luego de darle un recorrido y visualizar en mi mente como quedará, una vez todo el equipo este montado, me convencí que ese era el lugar indicado para cumplir mi meta. Además, que está en un sitio central, donde hay buen tráfico de vehículos. Luego de firmar el contrato con la inmobiliaria, fui hasta el banco a pagar la primera cuota de la compra de la bodega. Prácticamente había ahorrado por años, en unos días todas las herramientas y la maquinaria estaría llegando a la bodega. Sonreí, al ver mi sueño casi hecho realidad.

En esas diligencias se fue todo mi día, cuando volví al apartamento Gabi, estaba lavando el cubre cama. Me acerqué sigilosamente al verla de espaldas agachada en la secadora metiendo la colcha. La agarré del trasero y deje un pellizco, haciendo que diera un brinco.

— ¡Ah, mierda! — Se giró rápidamente y al verme sonrió. Con una dulce y tímida sonrisa, la tome de las caderas y pegándola a mi, la bese. Acariciando sus labios lentamente donde nuestras lenguas tomaron el control volviéndose un beso apasionado.

— Hola hermosa, ¿Qué tal tu día? —Murmure en su boca.

— Exelente, algo cansada pero nada que no pueda manejar — Dijo apoyando sus manos en mi pecho, sintiendo los latidos de mi corazón acelerado. Al igual como puedo sentir como el suyo retumba con mi cercanía.

— Gabi —Levanté su mentón, sus ojos grises brillaban, son dos perlas preciosas y únicas, viéndolos más de cerca; tiene motes verdes alrededor —. ¿Quieres salir conmigo?.

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Comments

Osorio Elizabet

Osorio Elizabet

No se cuidaron y si siguen comiéndose así pude venir bebé a bordo

2024-05-17

0

Rut Cortes

Rut Cortes

Awwww quiero un Adrián /Drool//Smile//Smile//Smile//Whimper//Whimper//Heart//Heart//Heart/

2024-05-04

1

Marta Bedetti

Marta Bedetti

hay qué suerte Gaby..

2024-05-10

0

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