Comida Caliente

Gabriela

No se cuanto tiempo dormí, pero al abrir los ojos y al hallarme sola en la cama, me dio preocupación. Una fuerte punzada me atravesó el pecho, ¿Será que se arrepintió de haber estado conmigo?. Mis inseguridades son una montaña rusa, que suben y bajan constantemente y allí se quedan, siempre haciendo el mismo recorrido. Me incorporé en la cama desorientada y asustada.

Entre en pánico, solo de pensar que Adrián se haya ido del apartamento, luego de lo sucedido. Me muerdo los labios y me levanto con las sábanas envolviendo mi cuerpo, al caminar un poco hacía la ventana, me doy cuenta que aún es de noche.

¿Qué hora es?, camino hacía donde está mi bolso, y sacó el teléfono. Al mirarlo son la una de la mañana, frunzo el ceño. Me pregunto, si Adrián se habrá ido a su habitación. Pero no me había percatado de los ruidos que provenían de la cocina. Salí temblando por el pasillo hasta que llegue a la sala.

¡Oh, Santo cielo!, ¡Qué magníficas vistas!.

Adrián está sólo con un boxer negro, comiendo en el taburete que divide la cocina de la sala. Paso saliva, me enderezo y camino hacia él. Quien de inmediato gira la cabeza un poco para verme.

— Descansaste — Dice dejando el sándwich a terminar en el plato para ponerse en pie—. Ven acá, te preparé algo para cuando despertaras.

— Si, gracias Adrián — Mi corazón volvió a latir con calma al ver que no se había ido—. ¿Qué preparaste?.

Camino hacia él, que me da una mirada de arriba abajo, con una sonrisa tan jodidamente mortal en sus labios.

— Algo muy caliente y delicioso — Murmura rodeando el mesón para adentrarse en la cocina, ahora lo que se me acelera es la respiración. Tomo asiento en la silla y me pone enfrente un plato de pasta con carne—. Buen provecho.

Dice dándome un guiño, sin dejar esa sonrisita pícara. Se sirve también uno para él y vuelve a rodear el mesón para sentarse a mi lado.

— Vaya, esto se ve muy rico. No sabía que los de la milicia sabían cocinar — Enrollo la pasta en el tenedor para llevarla a mi boca, moría de hambre.

— ¿Es un halago?, en fin. Pasamos días incluso meses en la selva, es básico saber cocinar o si no mueres de hambre.

Giro mi rostro para verlo por unos segundos, sus hombros son grandes y anchos, al igual que su pecho duro. Ahora esos brazos que aprietan sabroso, ni que decir esas enormes manos y largos dedos. Trago la pasta con dificultad.

— Claro, que te impulsó a ir al ejército — Se queda en silencio por unos segundos, siento su mano tocar mi muslo, y las corrientes atraviesan todo mi cuerpo. Así no ayudas bizcocho.

— Era muy joven, tan sólo tenía dieciocho cuando decidí formar parte del ejército, me gusta aportar a la sociedad, y que más que en el combate por ayudar al pueblo.

— Cuántos años tienes acaso. Para decir que eras muy joven — Ríe suave pero muy varonil. Apretando mi muslo con algo de fuerza. Me giró para verlo, sus ojos conectan con los mios. Y puedo sentir esa maldita calentura subir a mi cabeza.

— Tengo treinta, ya no soy del todo joven. ¿Cuántos tienes tu? — Inquirió con la ceja enarcada.

— Eres aún joven y muy guapo Adrián. No me llevas mucho, tengo veinticinco.

— Agradezco por lo guapo que me ves. Estamos a un mismo nivel.

Suelto una.carcajada muy sonora y característica de mi, él también ríe un poco escogiendose de hombros.

—¿Es enserio?. Guapo no es la palabra correcta; es sexy. Sí, eres un bocado de pan muy sabroso relleno de arequipe, el cual desearía pasar mi lengua por todo ese buen trabajado cuerpo — ¡Mierda, que fluidez!. Sonríe de lado y empieza a subir la mano por mi muslo, hasta que encuentra una abertura en la sábana, su mano es puro fuego que quema mi piel con tan sólo rozar.

— ¿Y que estas esperando, preciosa? — Su voz suena mucho más excitada que hace unas horas, mi cara arde. Pero no sé, si de vergüenza o de calentamiento.

Sus dedos escalan hasta llegar a mi parte íntima, acariciando suavemente en círculos y haciendo que la humedad sea mayor; suelto el cubierto de la mano, y me sostengo fuerte del borde del mesón, cuando mete dos dedos curvandolos un poco más hacia adentro; empieza a moverlos rápidamente. Un espasmo me recorre todo el cuerpo al escuchar el chapoteo y la fricción que hace al entrar y salir con frenesí.

— Estas muy húmeda — Pasa saliva al igual que yo, ¡Esto es jodidamente rico!. Muerdo mis labios y de un rápido movimiento me hace poner en pie con sus dedos aún en mi interior, abre sus piernas y me jala hacia él, quedando en medio de ellas. Coloca su cabeza en mi pecho y con la mano libre me quita la sábana quedando desnuda frente a él, besa mis senos endurecidos, mis gemidos retumban en el silencio de la noche. La calor se concentra intensamente y cierro mis piernas fuerte cuando llegó a mi clímax, sus movimientos son mucho más lentos y eso provoca espasmos en todo mi cuerpo.

— Adrián... — Susurro sin aliento, con mi respiración entrecortada. Suelta mi pezón, para besar mis labios con hambre. Sus dedos siguen hurgando en mi interior suavemente. Rodeó su cuello con mis brazos atrayendolo hacía mi profundizando el beso.

Nos separamos agitados sin dejar de vernos a los ojos. Suelto su cuello y empiezo a tocar su pecho, ¡Qué fuerte!. ¡Qué músculos!. Mis manos lo recorren lentamente, logrando que este se tense. Bajo más hasta llegar a su miembro, tocó por encima del boxer, y gruñe por mis movimientos lentos frotando de arriba hacia abajo.

— Me gusta la comida caliente — Pienso en voz alta, al imaginar llenarlo de besos y morder cada parte de su anatomía perfectamente bien dotada. Baje mi rostro a su cuello y huelo su aroma para luego pasar mi lengua, bajando suavemente por su pecho delicioso y sabroso. No sé, en qué momento quedó de rodillas frente a él, subo la mirada y sus ojos de fuego me prenden. Coloca una mano en mi nuca y con la otra baja su boxer, dejando su erección a mi vista.

— Comelo todo, preciosa — Su voz gruesa y excitada me descoloca por completo. Bajo mi mirada a su prominente miembro erecto. Ahora sí, cenaré hasta quedar llena.

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Comments

Marta Bedetti

Marta Bedetti

locos por el sexo..

2024-05-10

2

Patricia Jiménez Narváez

Patricia Jiménez Narváez

Hay fuego en el 23. Que llamen a los bomberos.

2024-04-10

3

Francisca Miranda Garcia

Francisca Miranda Garcia

Huy esto si está que arde

2024-04-04

2

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