Deseándote

Me baja del auto apurado, jalando mi mano hacia dentro del hotel. Tropezando con mis propios pies; me solté de su agarré.

— ¿Qué pasa? —Se giró con el ceño fruncido

— Puedo caminar sola, no es necesario que me lleves de esa manera.

— Lo siento, nena. — Me tomo de la muñeca y la beso suavemente. Entrelazando nuestros dedos entramos por las puertas del hotel. Adrián me llevo directo al ascensor y se me hizo extraño.

— No debes primero...

— Ya está pago el hospedaje hasta mañana — Dijo con una sonrisa, desvíe la mirada a otro punto.

Que hombre tan eficaz.

Subimos hasta el piso quince, allí bajamos aún con nuestras manos enlazadas caminando por el pasillo hasta que llegamos a la habitación 15-07. Adrián, abrió la puerta con una tarjeta, dándome una mirada fugaz con una sonrisa. ¡Dale bizcocho, apurate que estoy necesitada!.

— Está noche será inolvidable, mi hermosa — No me dejó dar ni un paso más; porque en cuanto cerró la puerta en ella me estampó. Sus manos empezaron a recorrer mi cuerpo con gran urgencia y su boca se adueñó de la mía con gran deseo—. He resistido toda la noche, pero llevo deseándote tanto. Que no soporto más.

Baja la cremallera del vestido y me lo quita lentamente, dejándome en ropa interior. Se aparta un poco hacía atrás. Para detallar mi cuerpo, pasando sus manos por mis senos para luego llevarlas a mi espalda y quitar mi brasier, el cual tiro lejos. Toma mis muñecas y las pone por encima de mi cabeza mientras me besa apasionadamente, su lengua traza círculos con la mía, cada vez pegándose más a mi, haciéndome sentir su erección. Un gemido salió de mi boca en cuanto mordió mi labio inferior al separarse.

A tropiezos caminamos hasta la cama sin dejar de besarnos, caí en ella de espaldas y empecé a quitar botón por botón de su camisa, dejándola abierta para contemplar su buen cuerpo, ¡Este bizcocho, está muy bueno!. Deja mis labios y empezó a dejar besos por mi barbilla, para bajar a mi cuello y caer a mi senos los cuales apretó, chupo, lamio y mordió con ganas. Sus dedos se adentraron por mis bragas y me penetro suavemente curvando los dedos un poco llegando más a fondo, arqueo la espalda y él arremete más rápido. Corrientes y espasmos recorren todo mi cuerpo, cada que sus dedos largos me rozan con un frenesí constante.

— Adrián — Gimo arqueando la espalda. Cuando estoy a punto; saca los dedos. Baja mis bragas dejándome desnuda acostada en la cama—. Ven acá, bizcocho. También te he deseado mucho estos últimos días.

— Dudo que tanto como yo, preciosa —Dice saboreando sus dedos, me muerdo el labio y sonríe de lado. Su camisa está abierta dejándome ver su duro pecho, pero no más que aquel amiguito que está que revienta ese pantalón de lo apretado que le queda.

Me incorporo en la cama, quedando de rodillas frente a él, deslizó mis manos por su torso bajando hacía su pantalón. Disfrutando de todo esto que ahora es mío, y que ni en sueños creí tenerlo. Tocó por encima de la tela su erección, sonrío con malicía y empiezo a desabrochar su pantalón para luego bajar su cremallera. Cada maldito segundo la boca se me hace agua. Roza sus dedos por mi nuca haciéndome estremecer hasta que su gran palma se aferra de ella; se inclina un poco y me besa con ferocidad, bajo sus pantalones junto a sus boxer, siguiendo el intenso beso. Se despega, quita sus zapatos y seguidamente el resto, quedando como una obra de arte frente a mis ojos. Detalló cada parte de su anatomía, deleitandome de lo sabroso que está. Agarró su miembro erecto en mis manos y me lo llevo a la boca, de adelante hacia atrás muevo la cabeza, mientras él gruñe y con su mano en mi nuca me presiona contra él para comer más a profundidad. Subo la mirada haciendo conexión con sus ojos, estos están convertidos en una bestia que acabará conmigo en cualquier momento. Me toma por ambos lados de la cabeza y me embiste como si su vida dependiera de ello. Por mis mejillas caen lágrimas de pura satisfacción, ¡Joder, que delicia!.

Sale y me limpio la comisura de mis labios, me seca las lágrimas con las yemas de sus dedos, muy suavemente y siento como tiembla su mano.

— ¿Porqué eres tan hermosa, Gabi? — Murmura con voz ronca, y muy baja. Sólo diciéndolo para mi, haciendo que mi corazón palpite rápidamente—. Girate.

— Si, mi... ¿Qué eras en el ejército? —Digo coqueta e inocente, girandome acatando su orden.

— Era general de brigada, ¿A qué viene esa pregunta? — Murmura, sus manos se posan en mi trasero.

— Sólo pregunto. Mi general, acataré sus órdenes.

— Ah, ¿Si?... — Abre mis piernas y siento como el colchón se hunde a mis pies, me agarra del cabello y gira mi rostro, su sonrisa ladina es mi perdición. Entrando lentamente en mi interior, susurra—. ¿Sin objetar?.

— No tengo razones para hacerlo, mi general — Sonríe, me baja la cabeza contra la cama, Sale y entra de una fuerte estocada arrancandome un grito, se inclina hacia mi y empieza con los movimientos rápidos, profundos y certeros, me aferró fuerte de la cobija con cada arremetida que va dando, sus manos impactan mi trasero suave y con fuerza. Al igual que nuestros cuerpos chocan entre sí, haciendo eco en la habitación.

— Mierda, nena. Como te deseo — Se aferra de mis caderas, y da empujones más profundos, desliza su mano a mi intimidad para frotar en círculos mi clítoris, agonizo en sus manos y los temblores invaden todo mi cuerpo, un escalofrío exquisito gobierna cada vello de mi piel, muevo las caderas en círculos; provocando gemidos muy guturales de su parte. Me acuesta totalmente en la cama y sus empalmes se descontrolan. Volviéndome loca con cada estocada fuerte que da. Mi vientre se contrae, aprieto fuerte las piernas, y las manos en cuanto llegó a mi clímax.

—¡Mi general! — Exclamo y de varias estocadas más profundas llega a un orgasmo potente. Dejando todo ese acumulado en mi interior. Tiemblo en sus manos mientras el sigue dando círculos suaves liberandose.

Sale despacio de mi interior, me volteó y se acuesta a mi lado recuperando el aire. Me acuesto en su pecho y de inmediato me envuelve en sus brazos.

— Tengo miedo, Adrián — Digo en la penumbra de la noche, sólo con la luz natural de luna entrando por la ventana.

— No debes por que tener miedo, amor. ¿Sabes?. Mi corazón, quiere el tuyo como su compañera — Susurra, de mis ojos quieren salir lágrimas. Nunca antes me habían tratado como él lo hace, tiene todo lo que una mujer desea. Y aún así, no puedo evitar sentir el miedo—. La única mujer que está en mis pensamientos, eres tú.

Se gira quedando cara a cara, mis ojos se posaron en los suyos, y delineando mis labios suavemente volvió hablar:

— No tienes porque sentir inseguridad conmigo, si te pedí una oportunidad; es porque quiero algo serio contigo, hermosa. Ya no sufras, es hora que seas feliz. Y quiero ser quién te la de — Asentí levemente antes de darme un.beso apasionado, y volver a fundirnos en uno solo. Me estoy entregando en alma y cuerpo a este hombre, que me está demostrando otra parte de mi que no sabía que existía.

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Comments

Osorio Elizabet

Osorio Elizabet

Excelente explisita y caliente ecenas me encantó

2024-05-17

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Marta Bedetti

Marta Bedetti

por demás bello..

2024-05-11

0

Enervi Marquez

Enervi Marquez

que bello 😍

2024-04-28

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