Adrián

Gabi, está mujer está consumiendome, como no adorar un ángel precioso, que bajo toda su inocencia tiene un lado perverso, que me enciende como nunca antes lo habían hecho. Sentir sus pequeñas manos quemando mi piel. Verla celosa por la tal Melisa, me hizo dar gracia. Mi preciosa Gabi, enojada pero con un hincapié de tristeza en sus ojos. Quizá fue mi impresión. La verdad, la rubia no me interesa, es bonita y no lo niego. Pero Gabi, la sobrepasa en todo, jamás le llegaría a sus talones...

— Eres un ángel, nena. — Digo juntando nuestras frentes, ríe un poco. La tomo de la cadera y me aferró de ella fuerte. Nunca me había sentido tan vivo.

— Eso es bueno, ¿No? — Murmura divertida, asiento con la cabeza.

— Es perfecto, belleza. Vamos a dormir, mañana trabajas — Recuesta la cabeza en mi pecho y asiente.

— Si— Dice después de unos segundos, alzó la sábana del suelo y cubro su cuerpo.

Caminamos hacia la habitación, antes de acostarnos ella cambia los tendidos de la cama, para luego acostarnos en ella. Rodeó su cintura por detrás, escondiendo mi rostro en su cuello, oliendo el olor que desprende su cuerpo naturalmente. y grabando en mi memoria ese olor tan particular del jazmín.

— Viviana me matará — Dice de repente, Fruncí el ceño y me pegué más a su cuerpo. Su calor me envuelve con facilidad.

— Y porque debería hacerlo.

— Puede que sea tu hermana, pero como amiga es una... — Se calló por unos segundos—. es diferente.

— Aja, no le des vueltas, no somos niños.

— Tienes razón, pero para ella lo soy. Sólo porque no habían entrado por mi pista— Reímos, su risa me contagia. Al igual que cada una de las cosas que salen de su boca—. Qué quería luego, que me la pasará brincando como ella...

Se calló de inmediato, se dio la vuelta con las mejillas encendidas, y negó con una sonrisa nerviosa.

— Olvida lo que acabo de decir, ella es una santa... — Pero no aguantó la risa y se ríe fuerte, enarco una ceja y carraspea para ponerse sería—. Mentiras. Siempre digo algo de más.

Sonrío de lado y desvía la mirada a otro punto de la habitación, la tomó de la barbilla y la encaro.

— Me da igual como sea Vivi, sólo me importas tú, y a decir verdad. Estrenar esa pista fue lo mejor que me ha pasado en mi vida — Los colores suben a su rostro, que trata de desviar la mirada pero la agarró fuerte y uno nuestros labios, en un beso más lento, pero cargado de pasión. Demostrando lo mucho que la deseo y que eso no cambiará pase lo que pase—. Lindos sueños hermosa.

— Descansa bizcocho sabroso —Sonríe tierna, dejo un último beso en sus labios y en la calidez de nuestros cuerpos quedamos dormidos. Enlazados entre sí.

Desperté por el sonido insistente de algún teléfono, abrí los ojos y veo a Gabriela, corriendo de un lado a otro alistando su ropa, hasta que por poco y cae al suelo.

— Mierda, cambiaré este puto piso resbaladizo — Gruñe, mientras agarra sus cosas de aseo y se pierde por la puerta.

Me levantó de la cama y la organizó antes de salir a mi habitación, me pongo una bermuda militar y voy a la cocina a prepara algo para Gabi. Cuando estoy haciendo huevos revueltos. El timbre suena. Dejo todo a fuego bajo en la estufa y camino para abrir.

— Hola hermanito, menos mal me abriste tú. Seguro Gabriela debe estar aún durmiendo —Entra Viviana, igual de apurada.

—¡De hecho me estoy alistando para ir trabajar, no digas mentiras. Viviana! — Exclamó ella desde su habitación.

— ¡Ja, mentiras!, ¡No te hagas Gabriela, duermes más que oso en época de hibernación!

Qué pulmones y que oídos tienen estás dos chicas, que llenaron el apartamento de gritos.

— Ya estoy lista, ¡Dios!, me agarró la tarde por estar...

— Estar que Gabi... comiendo a la media noche, eso ya lo sé — Gabriela golpea a Viviana con el bolso en la cabeza —. ¡Auch!, ¡Eres una maldita!.

— Cállate Viviana, o quieres que saque a la luz tus secretos — Enarco una ceja, y Viviana abre la boca para volverla a cerrar—. Lo sabía.

— Te llevo, Gabi — Dije cuando se acercó a mi lado.

— No hace falta, bizcocho. Además voy tarde — Iba a salir pero la sujete del brazo girándola hacia mi, sin darle aviso bese sus labios aferrandome de sus caderas. Se quedó quieta por unos segundos, metí mi lengua en su boca y se estremeció en mis manos, al final correspondió el beso. Hasta que una tos falsa nos hizo separar.

— ¡Dos días!, enserio. Sólo fueron dos dias que no estuve en casa— Exclama Vivi, con la mandíbula en el suelo.

— Me voy, adiós — Gabi salió por la puerta con la cara roja, mi hermana se cruzó de brazos y con la ceja enarcada se echo a reír.

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Comments

Marta Bedetti

Marta Bedetti

le gusta qué vamos hacer se siente bien..

2024-05-10

1

Rut Cortes

Rut Cortes

Gaby mi heroína /Smile/

2024-05-04

0

Sandra Jeaneth Mendez de Martinez

Sandra Jeaneth Mendez de Martinez

Que bueno que Gabi se dió la oportunidad ojalá que Adrián no la vaya a hacer sufrir demasiado a sufrido con las burlas que otros le han hecho

2024-03-10

8

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