Murmuró Jeongin, temblando de miedo, sin atreverse a apartar la mirada. La criatura comenzó a avanzar lentamente hacia él, con los ojos fijos en su rostro, como si se alimentara de su miedo.
De repente, un grito rompió el aire, pero no era humano. Era un sonido que helaba la sangre, como el aullido de una bestia atrapada en las sombras. Jeongin miró alrededor, y vio que no estaba solo. Otras figuras comenzaron a emerger de las sombras del parque, sombras de personas y animales, deformadas, con rostros desfigurados, ojos vacíos, sus cuerpos oscilando entre lo humano y lo monstruoso.
Jeongin se tambaleó hacia atrás, sin poder apartar los ojos de las criaturas que lo rodeaban. Cada uno de ellos tenía una forma distinta, pero todos compartían una característica: su mirada fija en él, sus ojos brillando con una intensidad peligrosa.
Entonces, algo lo tocó en el hombro. Se giró rápidamente, esperando ver a una de las criaturas más cerca de lo que había imaginado, pero aliviado, vio a Hyunjin de pie detrás de él.
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